El defensor oficial de "El ángel de la muerte" presentó un recurso extraordinario porque considera que la pena de prisión perpetua está agotada temporalmente. Robledo Puch fue condenado por 11 homicidios, 17 robos y dos casos de abuso.
El Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires declaró admisible el recurso extraordinario presentado por el defensor oficial Ignacio Nolfi y remitió las actuaciones a la Suprema Corte de Justicia de la provincia, que deberá resolver si se le da por cumplida la pena a Carlos Robledo Puch. En marzo de este año la Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó el pedido de libertad condicional de quien cumple condena a prisión perpetua por el asesinato serial de once personas,diecisiete robos y dos casos de abusos deshonestos cometidos entre 1970 y 1972.
Los jueces del máximo tribunal provincial deberán resolver ahora la presentación de Nolfi quien sostiene que “el tiempo purgado en calidad de detenido por Puch se ha tornado un trato cruel, inhumano y degradante y que -indudablemente- el Estado ya carece de herramientas para mantenerlo en esa condición”.
El defensor considera que “la pena ya se encuentra agotada temporalmente” y detalla que uno de los elementos con los que se puede demostrar esto es que por ejemplo “la Cámara de San Isidro considera que Puch carece de contención familiar en el exterior, lo que es absolutamente imposible para quien ha pasado más de 43 años detenido”, explicó Nolfi a Infojus Noticias.
Robledo Puch -conocido como el “El ángel negro” o “El ángel de la muerte”- está privado de su libertad desde febrero de 1972. Está detenido desde que tenía 20. En 1971 robó junto a Jorge Ibáñez 350 mil pesos de un boliche bailable. Antes de huir, asesinó al dueño y al sereno mientras dormían. Allí comenzó una saga de robos y homicidios. Llegó a disparle a una cuna donde dormía un bebé, que se salvó milagrosamente. Ibáñez, su cómplice murió, y Héctor Somoza se convirtió en su nuevo socio.
El último golpe, y el que lo delató, fue en 1972. Él y su socio entraron juntos a una ferretería, asesinaron al sereno e intentaron abrir la caja de caudales. En una situación confusa, donde aparentemente Robledo Puch se sobresaltó, asesinó de un disparo a Somoza. Después tomó un soplete y le quemó la cara. Recogió el botín y huyó de la escena. Un descuido lo llevó a la cárcel: se olvidó su cédula en el bolsillo de su cómplice.
Fue juzgado en 1980 y finalmente condenado a la pena de reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado por diez homicidios agravados, un homicidio simple, 17 robos y dos casos de abuso deshonesto. Todos los delitos los cometió entre 1971 y 1972.
En marzo pasado la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró “inadmisible” un recurso de queja presentado por Mario Coriolano, defensor oficial de Robledo Puch. Para desestimar el recurso, los magistrados se basaron en el artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial Nacional, que no establece la obligación de argumentar la decisión.
Hace dos años, en 2013, Robledo Puch pidió que se le concediera la libertad condicional por “agotamiento de pena”. "Como me siguen negando la libertad, ¿por qué no me cambian la pena por una inyección letal?", decía el escrito que presentó en 2013. Pero la Cámara de Apelaciones de San Isidro rechazó por cuarta vez el pedido para salir de la cárcel de Sierra Chica, donde cumple condena a reclusión perpetua.
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