Frente a la Casa Rosada, dos hermanos pedían que alguien los recibiera para exigir el pase a la Justicia Federal del caso que involucra a uno de ellos. La Corte provincial ya había negado el traslado. Piden se investigue la pista por narcotráfico.
Ayer a las 9:30 de la mañana, en la vereda de la Casa Rosada, dos hermanos que habían pedido una audiencia intentaron prenderse fuego para que los recibieran. Los policías federales actuaron rápido y el caso no pasó a mayores. Los hermanos estuvieron unas horas en el Hospital Argerich. Alfredo Orrego, de 32 años, llegó con una crisis de angustia y “lesiones eritematosas” en la palma de una de sus manos y en el pecho. Alcides, con 34 años y libertad condicional, estaba ileso. Poco después fueron dados de alta.
Con el paso de las horas se conoció el motivo que había llevado a los hombres a una decisión drástica: exigían el pase a la Justicia Federal de una causa por doble homicidio radicada en Lomas de Zamora por la cual Alcides, el mayor, cumplía condena. El viernes anterior, la Corte provincial había negado el traslado. Los hermanos pedían que se investigara la pista por narcotráfico.
Todo empezó en 2006 con un tiroteo en Lomas de Zamora que dejó dos muertos y tres heridos. Se dijo que aquel baño de sangre, conocido como “la masacre de Lomas de Zamora”, era un asunto de drogas. Alcides fue condenado en 2010 a 23 años de prisión por doble homicidio y tres tentativas.
La familia Orrego jura y perjura a la prensa que la condena contra Alcides es el corolario de una causa armada por la policía y la justicia de Lomas de Zamora. Que Alcides quiso interceder en el conflicto y quedó en el fuego cruzado. Que en el expediente hay testigos que mencionan con nombre y apellido a quienes estuvieron involucrados. En los veinte meses que pasó detenido –según contó su madre, Lorenza Noguera- fue torturado por el Servicio Penitenciario Bonaerense y trasladado en cinco oportunidades. En su desesperación llegó a cortarse un dedo.
A fuerza de negativas y silencios, los Orrego aprendieron que hay maneras más efectivas de hacerse escuchar. En noviembre de ese año, Estela, hermana de Alcides, se encadenó a las rejas de las fiscalías platenses. Durante 26 días reclamó así por la libertad de su hermano. Unas semanas después, otro hermano de nombre Gabriel se sentó en la vereda con una botella de nafta y un encendedor, y amenazó con lo mismo que ocurrió ayer: prenderse fuego. A su alrededor, en semicírculo, se apostaron –listos para intervenir- policías bonaerenses y una dotación de bomberos. La tensión cedió cuando le dijeron que la justicia revería las condiciones de detención de su hermano. Días más tarde, después de un nuevo ofrecimiento de pruebas, a Alcides le otorgaron la libertad condicional.
Una militante que lidera una organización social con trabajo en Villa Lamadrid en Lomas de Zamora, recuerda la masacre pero no los detalles. Sucedió “un día después de las fiestas, de Navidad o de Año Nuevo”. Fue, al parecer, un ajuste de cuentas. “Estaban todos reunidos sobre la calle Iguazú y de repente hubo un tiroteo”. Quienes murieron, cuenta la mujer, eran amigos o familiares entre sí. Uno de ellos era el yerno de la hermana de una mujer conocida como “la Ana”, una de las transas más conocidas del barrio. “Todos le compraban a ella”, afirma. Ana estuvo presa, aunque la mujer no puede asegurar que siga detrás de las rejas.
Quien sí afirma que está en la cárcel es Susana Ledezma, presidenta del Foro de Seguridad de Lomas. “Se dice que no fue Alcides”, le dice a Infojus. “Al que fue lo soltaron porque es un transa”, agrega, aunque no recuerda el nombre. “La Ana es una de las transas más conocidas del lugar, una zona muy picante”, cuenta la presidenta del Foro. Y dice que la venta de drogas, ahora que la Ana está presa, fue heredada por sus hijos.
En el barrio se dicen cosas. “Es una causa armada”. Aunque la madre de uno de los muertos, de nombre Cristina, asegure que Alcides Orrego fue quien apretó el gatillo aquella tarde de Año Nuevo. “Todo tienen que ver con la adicción a las drogas” -le dijo a Infojus Isabel Vásquez, presidenta de la Red de “Madres contra el Paco y por la Vida” de Lomas de Zamora-. “Ahora el problema está empeorando, los pibes son cadáveres andantes”.