El gobierno porteño nunca cumplió la resolución judicial que lo obligaba a garantizar que las ambulancias llegaran a la Villa 21-24. Los vecinos cuentan lo que eso significa: nacimientos, heridos, enfermos graves y muertos librados a la buena de dios. Desde ahora, el barrio tendrá ambulancia puesta por el gobierno nacional.
A la Villa 21-24 nunca llegaban las ambulancias. A quien llamaba, le respondían que era una “zona roja”. Hubo sentencias, amparos y denuncias penales y el ejecutivo porteño se comprometió a que el servicio de salud llegaría entre 7 y 10 minutos. El juez en lo contencioso administrativo Roberto Andrés Gallardo ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que dispusiera de un patrullero para acompañar a las ambulancias. La resolución de la justicia que nunca se cumplió. Esta semana, la Secretaría de Cultura y el Ministerio de Salud de la Nación pusieron a disposición del barrio una ambulancia, que estará las 24 horas allí y será conducida por trabajadores de la Villa.
Laura (34) llevó a su hermana embarazada a la avenida después de esperar la ambulancia por 40 minutos. En la calle le dijo “no doy más”. Evelyn tuvo a su bebé arriba de un patrullero que pasaba por el lugar.
Pablo Gabriel Moreyra (22) le pegó una bala perdida cuando miraba TV en su habitación. Sus amigos lo sacaron a la calle en brazos y lo subieron a un remís. La policía quería esperar la ambulancia, pero ellos sabían que no iba a llegar. Un año después, tiene la bala alojada en la espalda.
“Llegué al quirófano en la camioneta de un vecino. Ninguna ambulancia llegaba hasta mi casa y eso que era el mediodía”. A Carmen Cabral (59) la operaron de la vesícula hace dos meses y estuvo cuatro semanas internada.
“Mi suegra se murió de un ataque al corazón. Estuvo diez horas tirada en la cama”. Lucas (22) encontró a Angélica por la mañana. Ni la ambulancia ni la morgue llegaban a su casilla. la recogieron bien entrada la noche.
“Escuché unos tiros y salí. Mi hija me dice: ‘Pa, es Boquita’, un pibe que vivía acá cerca. Llamamos a la ambulancia. Llegó dos horas después. Boquita ya estaba muerto”. Pascual, “Lepi”, (40) tiene un kiosko al lado de las vías. Boquita tenía 18 años.
"Tuve un montón de gente que estaba agonizando. Me acuerdo de Chapu, que murió frente a la iglesia. Se sentía mal, escupía sangre, se nos murió en los brazos. Me acuerdo de ese porque casi le cascoteamos la ambulancia”, cuenta el Padre Pepe. Otro cura, el Padre Juan, una vez pasó a saludar al Pelado, que vivía en la calle y tenía tuberculosis. Lo encontró muerto. La hora que tardó en llegar la ambulancia, Juan se la pasó rezando por él.