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Infojus Noticias

30-9-2013|20:32|Reforma procesal Nacionales
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Organizado por el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA)

Seminario Internacional: "Buenos jueces para una Justicia más humana"

Magistrados, abogados y especialistas de veintiún países debatieron hoy en el Segundo Seminario Internacional de "Diálogo Nueva Justicia" la reforma procesal de la Justicia civil. Las jornadas siguen mañana.

  • Palabras de la jueza suprema Elena Highton de Nolasco.
  • Fotos: Leo Vaca y Majo Malvares.
Por: Franco Lucatini y Matías Maximo

Comenzó hoy el Segundo Seminario Internacional de “Diálogo Nueva Justicia”, organizado por el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA). Minutos antes de las diez de la mañana, cerca de doscientas personas asistieron a la inauguración del evento en el Salón Gaudi del NH Hotel, a metros de la Plaza de Mayo. Con la participación de jueces, abogados y especialistas de veintiún países de América Latina y el mundo, la jornada comenzó con la discusión de criterios para la reforma procesal de la justicia civil.

La gran mayoría de las personas que asisten al encuentro ronda los 50 años de edad. Todos, sin excepción, se sentaron en las largas mesas del salón apoyando allí los anotadores entregados en la entrada, al momento de acreditarse. La editorial Infojus también entregó bolsas con el numero 5 de la revista de Derecho Privado. Además, los organizadores del seminario regalaron el libro “Aportes para un diálogo sobre el acceso a la justicia y reforma civil en América Latina”, un compendio de artículos y disertaciones de especialistas de todo el continente.

“Necesitamos buenos jueces”

La apertura estuvo a cargo de Ángela Ledesma, presidenta de la Asociación Argentina de Derecho Procesal, que ingresó a la sala acompañando a la vicepresidenta de la Corte Suprema, Elena Highton de Nolasco. Se sentaron juntas en una de las dos mesas montadas en el escenario, a la derecha de una pantalla central. En la misma mesa, también ladeando a la ministra de la Corte, estaba el vicepresidente de la Asociación Internacional de Derecho Procesal, Eduardo Oteiza.

La mesa de la izquierda fue ocupada por Bettina Consten, cónsul de la embajada de la República Federal de Alemania; Ángel Landoni Sosa, presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal; y Cristián Riego, director ejecutivo del CEJA. Oteiza y Riego no se dirigieron al público, porque integrarían luego los primeros paneles y tendrían otra oportunidad de disertar.

Ledesma planteó que en los países de América Latina “se viene produciendo un notable cambio” sobre la forma en la que es administrada la Justicia. Aludió a que en estos países, en general, se puso la mirada sobre los procesos penales a partir del restablecimiento de la democracia, pero que los procesos civiles quedaron rezagados. Ante un salón lleno, se remitió al seminario anterior, realizado en Quito en 2012, y se recordó que “de aquellas jornadas surgieron nudos centrales como la oralidad, el juicio realizado en audiencias, y la efectividad de la sentencia, que son temas prioritarios”. Festejó estos encuentros, y reclamó que de ellos surja “un modelo de proceso totalmente distinto, un cambio de paradigma”.

Landoni llamó a “reflexionar sobre qué podemos hacer para hacer que la Justicia sea más humana y esté al servicio del hombre común”. Para lograrlo, apuntó contra los magistrados, y causó sorpresa entre los presentes: “Precisamos buenos jueces”, sostuvo. Y citó a Couture, un reconocido procesalista uruguayo, que decía que "de la suerte de la elección de los jueces, vamos a tener una buena justicia. Si tenemos buenos jueces vamos a tener una buena justicia, pero si no elegimos buenos jueces”.

Consten criticó el derrotero de las reformas procesales en América Latina, y concluyó que “no se ha avanzado mucho”. Como contrapunto, describió características de los procesos alemanes que demuestran celeridad y buenos resultados en la Justicia de ese país europeo, pero que según ella aún no les permiten “conformarnos”. Un ejemplo que dio es que apenas el 10% de las resoluciones de primera instancia son apeladas, a pesar de que en su mayor parte los litigantes cuentan con un seguro que los protege de pagar las costas del proceso en caso de perder el litigio.

El cierre de la mesa estuvo a cargo de Highton de Nolasco. Se puso de pie para dirigirse al público, y tomó el micrófono para plantear un interrogante: “¿Para qué estamos los jueces?”. Respondió que lo lógico es pensar que están “para dictar sentencia”, pero que es una visión reduccionista que deja afuera la función de garantizar el acceso “a Justicia”, que distinguió de la fórmula “a la Justicia”. Aludió a los llamados métodos alternativos de resolución de conflictos como la mediación o el arbitraje, y consideró que permiten alcanzar el valor de Justicia sin necesidad de recurrir al juez, pero que esos mecanismos también están a cargo de los especialistas del derecho.

“Nadie quiere pasar por el purgatorio de una reforma”

La jueza de la Corte de Tucumán, Claudia Sbdar, fue la encargada de moderar el primer panel, en el cual se discutió sobre la necesidad de una reforma procesal a la justicia civil. Se paró como “provocadora” en vez de moderadora, porque lo consideró más saludable para generar la discusión y el diálogo necesario en estos temas. “El foco de estos temas debe girar en torno al mejoramiento del acceso a la Justicia”, puntualizó, y se refirió también a la necesidad de mejorar las tareas de “gestión judicial”, de índole organizativa y en la que hacen mella los avances tecnológicos.

El uruguayo Santiago Pereira, miembro del Instituto Iberoamericano de Derecho Pocesal, ponderó la necesidad de la reforma, y recomendó que cada país lo encare de acuerdo a su propia naturaleza. “El papel de la prensa también es esencial en los procesos de cambio”, apuntó. El abogado consideró que es necesario un cambio de mentalidad de los abogados y ante la mirada atónita de algunos de los asistentes, declaró que “para mí lo mejor es jubilarlos a todos y tomar nuevos, pero si no se puede, hay que avanzar en la capacitación y en hacer comprender las virtudes y ventajas de un nuevo modelo”.

Eduardo Oteiza, vicepresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, criticó la fragmentación y la inconsistencia de las pequeñas modificaciones del sistema, y reclamó por una reforma integral. La colombiana Diana Carvajal, de la Universidad de Medellín, propuso un cambio de mentalidad y de mecanismos para evitar que se judicialice todo tipo de disputas, pero luego consideró que un cambio era posible desde una mejora en la administración de los expedientes.

Alberto Binder, del INECIP, pateó el tablero. Criticó la debilidad del discurso técnico de estas propuestas de reforma, y planteó una debilidad del discurso político. “¿Por qué y para qué queremos reformar los procesos? ¿Cómo definimos el criterio por el cual nos guiamos?”, cuestionó. “En cuanto al diseño del proceso de cambios, veo indeterminaciones”, agregó. Y acusó de que “nadie quiere pasar por el purgatorio necesario para una reforma de la Justicia, porque ese tránsito es bastante desagradable y hay que ponerle el pecho”.

Ante el desconcierto de los presentes, culminó con ironía: “Si un legislador estuviera aquí presente nos diría 'pónganse de acuerdo', porque he escuchado muchas contradicciones, y nos preguntaría '¿entonces qué es lo que quieren ustedes?'”.

Justicia rápida, la clave oral

Por la tarde, el debate fue: cuáles son los instrumentos para la efectividad de la implementación de audiencias en sistemas de la justicia civil. El paradigma: la instancia oral. "Determinadas problemáticas podrían resolverse a través de una mediación, donde el rol del juez sería el de un verdadero negociador garante para no entorpecer ni alargar cuestiones que pudieran sortearse", dijo Alejandro Verdaguer, juez y profesor adjunto de Derecho Procesal Civil de la UBA.

Para Verdaguer, "los juzgados deberían ser más chicos, para que el juez esté en todas las audiencias, sin excepción, ya que el resultado se cocina en el proceso: si las instancias previas fallan, es imposible tener un resultado positivo".

Rodrigo Rivera, venezolano, vicepresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, dijo que si bien en su país "notan que las conciliaciones tienen éxito, está la realidad de que a los jueces les falta capacitación para garantizar una negociación efectiva que se aplique en la práctica".

Acerca de las limitaciones de la estructura tradicional de los procesos civiles, y cómo avanzar hacia formas flexibles y adaptables a casos concretos, Jorge Rojas, del comité ejecutivo en la Asociación Argentina de Derecho Procesal, dijo que "la lentitud es el gran karma que nos toca vivir". En respuesta al debate que inició Binder en la charla de reforma procesal civil, dijo que "cada vez que se pretende algún tipo de reforma en la justicia debe ser sistémica, es decir, que la acompañe el aparato estructural para sostenerla".

El académico portorriqueño William Vázquez planteó las nuevas reglas de procedimiento civil de su país en torno a un reenfoque gerencial del proceso judicial. "Buscamos acabar con la cultura de la prórroga", dijo y habló de los beneficios de hacer de la conciliación una etapa obligatoria: “Ahora el rol del juez es gerencial, ya que por medio de una conferencia inicial logra un conocimiento más preciso y global para mediar las partes”.

Después de un café, el decano de la Facultad de Derecho chilena, Juan Enrique Vargas, moderó el taller de “La gestión del despacho judicial”, donde el tema de la oralidad siguió en agenda. Los participantes fueron muchos, todos latinoamericanos. Se escucharon frases como "estrechar la mano de los que piden justicia", “tener la información en el momento preciso para llegar a una conclusión correcta”, “generar sistemas de información temprana” y “humanizar y acercar a todos la justicia”.

A las 19.30, terminó todo y la sala se desalojó. Mañana Norbert Lösing  abrirá la jornada con una exposición sobre el rol del juez en el proceso de audiencia civil en Alemania. 

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