El director y el subdirector de la Agencia Federal de Inteligencia participaron de la reunión en la Comisión de Acuerdos. Ambos están nombrados, pero de acuerdo con la nueva ley, el Senado debe dar su consentimiento a las designaciones. Es la primera vez en la historia que el Poder Legislativo trata el nombramiento de los máximos referentes del área de Inteligencia.
Transparencia fue una de las primeras palabras que el director de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli, pronunció hoy durante su exposición en la Cámara alta. Y también la que mejor resume el espíritu de la nueva doctrina de inteligencia nacional. La presentación de Parrilli fue durante la audiencia pública en la que participó, junto al subdirector de la agencia, Juan Martín Mena, con los senadores de la Comisión de Acuerdos. Ambos están nombrados en sus respectivos cargos, pero de acuerdo con la nueva Ley de Inteligencia, aprobada por el Congreso a principios de este año, el Senado deberá brindar su consentimiento para las designaciones. Es la primera vez en la historia nacional que el Poder Legislativo trata el nombramiento de los máximos referentes del área de Inteligencia. “Estamos muy orgullosos de ser los primeros que inauguramos este método”, dijo Parrilli.
La audiencia empezó 20 minutos después de las cuatro de la tarde en el salón Illia. Parrilli agradeció a los senadores la posibilidad de estar ahí y lo destacó como “un mecanismo de transparencia” y resaltó la “visibilización” que tiene todo el proceso. El titular de la AFI explicó que la misión que le encomendó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue precisamente “modernizar y transparentar la inteligencia en la Argentina”.
El director de la AFI hizo un recorrido por la historia de los servicios de inteligencia del mundo. Dijo que antes se respondía a modelos de organismos más vinculados a la dicotomía de la Guerra Fría, con “estructuras de poder interno que muchas veces estuvieron por encima de los propios gobiernos y generaron muchos problemas”, señaló, y nombró ejemplos que se dieron a nivel mundial.
Parrilli destacó cómo este nuevo modelo Inteligencia responde a las necesidades actuales, establecidas en la nueva ley, sancionada en febrero. Y señaló al terrorismo internacional, la trata de personas, el narcotráfico, la ciberseguridad y el tráfico de armas entre otras problemáticas que se dan a nivel global. “La ley avanza en varios aspectos”, resaltó y agregó cómo se ordenaron las nuevas estructuras para responder a estos nuevos objetivos.
El traspaso de las escuchas a la esfera del Ministerio Público Fiscal fue otro de los puntos que resaltó Parrilli como un “hecho trascendente”. “No hay ninguna intervención que se haga sin autorización de la ley”, remarcó. También recordó que la AFI tomó el control en la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, que dependía del Ministerio de Seguridad, y la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar.
Aclaró que “desde los organismos de inteligencia no se hace inteligencia interna, salvo que se detecte la comisión de un delito”. Y anunció que se comenzó a “revalorizar la Escuela Nacional de Inteligencia” y que se firmaron convenios con varias universidades nacionales públicas para contratar personal porque “creemos en una agencia de Inteligencia más de análisis que de operación”.
Cambio de paradigma
Mena habló de estructura, objetivos y funcionamiento. El subdirector de la AFI rescató también las palabras de Parrilli y “celebró” que se estuviera esa reunión para tratar los pliegos y destacó la “autolimitación de facultades propias del Poder Ejecutivo”, algo impensable años atrás. Mena, que asumió en diciembre al frente de la entonces Secretaría de Inteligencia, hizo hincapié en que se están analizando problemáticas concretas. “Con la nueva normativa y la estructuración de la agencia se ha plasmado cuáles son los objetivos”, explicó.
Habló sobre la importancia de trabajar para la defensa nacional y la seguridad interior, “para proteger a la Nación de cualquier amenaza” y protegerla de la “criminalidad organizada”. Y también hizo referencia a cómo la AFI se estructuró para producir la información, analizarla y, ante un hallazgo, ser remitida a las autoridades u organismos correspondientes. Mena también resaltó que plantearon “una profunda profesionalización de la agencia” y contó cómo se fortalecieron los mecanismos de la conducción y el control de la estructura.
También destacó el “cambio de paradigma” para “mutar el funcionamiento de los aparatos de inteligencia como lo están haciendo en todo el mundo”. Y afirmó que “no se trata de tener espías en la calle o de hacer seguimientos, sino de quién tiene los mejores equipos de análisis de la información”, resaltó.
Mena, que durante varios años fue subsecretario de Política Criminal en el Ministerio de Justicia y Derechos de la Nación, también habló sobre la prevención del terrorismo, e hizo referencia a los dos atentados que sufrió la Argentina en 1992 y 1994.
El senador Ernesto Sanz fue el único miembro de la Comisión en hacer una intervención durante la hora en la que se extendió la audiencia. El titular de la UCR elogió el trabajo de la AFI sobre criminalidad de mercado. “Un gobierno radical fue víctima de varios golpes de mercado”, recordó Sanz al hacer referencia al gobierno de Raúl Alfonsín. “Todo lo que sea hacer inteligencia para que personas antidemocráticas no lleven a cabo un golpe de mercado, va a contar con nuestro apoyo”, destacó.
Sanz también hizo referencia a la figura del ex director de Operaciones de la SIDE, Antonio Stiuso. Fue Parrilli quien le respondió: “Desde el ‘72 que ese hombre estaba allí y, con vergüenza, digo que adquirió más poder cuando volvió la democracia y se transformó en algo perverso para todos los argentinos”. Destacó que “todo lo que hemos encontrado en su accionar que tenga alguna apariencia de delito lo hemos denunciado”. Parrilli explicó que ya habían radicado cinco denuncias penales en contra de Stiuso y que volverían a hacerlo cada vez que encontraran algo que estuviera por fuera de la ley.
Un cambio histórico
El 26 de enero la Presidenta anunció por cadena nacional el envío al Congreso de una ley para la reforma del sistema de inteligencia argentino, la disolución de la Secretaría de Inteligencia y la creación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). El proyecto contemplaba que la agencia estaría en la órbita del Ejecutivo, pero los funcionarios que la comandarían, un director nacional y un subdirector, también tendrían que tener acuerdo del Senado.
"Esto es una deuda de la democracia desde el año 1983. Me toca a mí reformar", dijo Cristina durante el anuncio en el que repasó las reformas que planteaba la iniciativa. Para la discusión del proyecto llamó a sesiones extraordinarias para el 1 de febrero. El viernes 29 de enero el proyecto ingresó en la cámara alta. Tras varios debates en ambas cámaras, la ley fue aprobada el 25 de febrero. La nueva normativa, que sufrió algunas modificaciones respecto del proyecto inicial, dio pautas más claras para la clasificación de información y también para el acceso, el manejo de fondos reservados y nuevas pautas para el ingreso y el desarrollo de las tareas de los agentes.
También dispuso a la AFI como el órgano superior a cargo de las tareas vinculadas con las escuchas que ordenen los jueces. Otro de los puntos sobre los que se enfocó la ley fue en lo respectivo a la clasificación y desclasificación de documentos y la protección de datos.
En julio pasado, cuando se cumplieron los 120 días de la entrada en vigencia de la nueva Ley de Inteligencia, se publicó en el Boletín Oficial el decreto con la Nueva Doctrina de Inteligencia Nacional para el proceso de reforma y modernización del Sistema de Inteligencia. Y ese mismo día, a través de otro decreto, el Ejecutivo informó al Congreso los antecedentes de Parrilli y Mena, que hoy fueron al Senado e inscribieron un hecho histórico en materia de Inteligencia.
CD/RA