La presentación es por negación de justicia y se hizo tras la decisión de la Corte de ratificar el fallo que declaró prescripta la causa por las torturas y abusos sufridos por los soldados durante la guerra de 1982. La historia de un soldado estaqueado y cuatro muertes por inanición.
El caso que rehusó investigar la Corte Suprema de Justicia ya se envió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Así lo confirmó a Infojus Noticias Ernesto Alonso, secretario de Relaciones Institucionales del Centro de ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata y titular de la Comisión Nacional de Ex Combatientes, luego de que el máximo tribunal ratificó su decisión de no investigar las torturas en Malvinas.
Alonso explicó que el caso se mandó a la CIDH por correo y que la notificación del organismo internacional “tarda varias semanas”. Señaló que además de pedir un “tratamiento prioritario del tema”, se trata de un caso por “negación de justicia en la justicia Argentina”. “Sabemos cuál es la posición de la Corte, antes se tomó tres años y ahora se tomó tres meses”, dijo Alonso y explicó que con esto la Corte “sigue reivindicando la doctrina de punto final y no quiere avanzar con lo ocurrido en Malvinas aunque hoy la sociedad es la que reclama justicia, verdad y memoria”.
Al mismo tiempo sostuvo que recibieron muchos apoyos, " la misma presidenta de la Nación lo puso en la agenda política” dijo recordando las medidas dispuestas por la mandataria el 2 de abril pasado cuando ordenó la desclasificación los archivos secretos y la creación del Archivo Oral de la Memoria. “En la desclasificación de los archivos están apareciendo casos confirmados”, concluyó Alonso.
Ocho horas estaqueado por salir a buscar comida
A los 18 años cualquier joven ni siquiera piensa en ir a una guerra. Rubén Darío Gleriano era uno de ellos, pero no tuvo opción. En abril de 1982 formaba parte grupo de artillería de fuerza aérea (Gata 601) Batería “A” tercera sección. Mientras la guerra avanzaba, en la televisión se decía que los soldados comían mejor que en sus casas. A fines de mayo, Rubén hacía dos días que no probaba bocado y decidió salir a buscar comida.
Cuando volvió, al ser descubierto el Subteniente, de apellido Alemansor, le ordenó al Cabo Pedro Valentín Pierri que lo estaqueara: Rubén fue tendido en el suelo boca arriba a la intemperie. Lo ataron de pies y manos y le colocaron una especie de paño que le cubría todo el cuerpo, era el 27 de mayo de 1982.
Así estuvo ocho horas, entre las 16 y las 24, tiempo en que escuchaba bombardeos cerca. A pocos metros de él había 150 tanques de 250 litros de nafta cada uno. El joven no aguantó y se desmayó por la hipotermia. Así estuvo hasta que dos compañeros de 19 años los sacaron, eran Julio Oscar Acuña y Eduardo Basualdo.
Rubén contó en el expediente que en 2001 se reencontró con Pierri, el hombre que lo había estaqueado. Aquel año en Tandil se hicieron las Olimpiadas anuales para veteranos de guerra. Cuando entró a la cantina del regimiento Pierre lo vio.
-“Miren quien entra: Darío Gleriano. Pensar que yo a este negro lo estaqué en Malvinas pero lomo lo quiero”, dijo alardeando.
-“El tiempo va a decir quién fuiste vos en Malvinas y quién fui yo”, le contestó Rubén,
El de Gleriano fue uno de los primeros casos que abrieron la causa en 2007.
Las muertes por desidia
En el expediente que desechó la Corte también están las historias de desidia e inacción que terminaron con la muerte de conscriptos. Fue el caso de Remigio Fernández, Juan Quintana, Higinio Segovia y Secundino Riquelme quienes murieron, según varios testimonios, por “inanición con conocimiento en todos los casos de la superioridad”.
Tres testigos dijeron que Fernández estaba totalmente desnutrido y que Manzur que era el Jefe de la sección sabía el estado en el que estaba siendo trasladado a la enfermería “cuando ya era tarde”. Riquelme tuvo el mismo final y dos testigos (Mario Oscar Nuñez y Raúl Eugenio Melgarejo) afirmaron que también estaba desnutrido.
El homicidio de Rito Portillo fue relatado por Germán Navarro Mario Pacheco y Marcos Omar Ojeda. El cabo Gregorio Cabrera, a cargo del Batallón Antiaéreo (FAPA) en Puerto Argentino, en medio de un bombardeo le tiró una ráfaga con la FAP a Portillo. Cuando cayó siguió tirando.
Uno de los testigos, Navarro, contó que cuando regresó al continente contó ante el Servicio de Inteligencia Naval lo que había pasado con Portillo, pero la respuesta fue que no podía contar lo que había vivido en la guerra. Cuatro o cinco días después fueron los jefes con un papel completado a máquina con una declaración a favor de Cabrera y que Navarro debía firmar. Se negó pero lo amenazaron con ser sometido al Consejo de Guerra.
Los tiempos del expediente
Una vez presentado el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ahora comienzan a correr los tiempos del organismo internacional que primero deberá admitirlo para ser tratado. En ese caso, la Comisión comienza con la investigación donde pueden realizarse audiencias públicas con los “peticionarios”, que son los que presentaron el caso en el tribunal, y distintas medidas.
El caso puede llegar a un “acuerdo de solución amistosa” que es cuando las partes acuerdan un reconocimiento, por parte del Estado miembro del organismo (en este caso Argentina) de la responsabilidad internacional por lo ocurrido. En caso de que no se cierre este acuerdo la comisión realiza un informe final sobre el caso y decide si lo envía a la Corte Internacional de Derechos Humanos (CorteIDH) que es un tribunal internacional. En ese caso, el Estado enfrentaría un juicio internacional por “negación de justicia en la Justicia Argentina”.
El próximo martes el Centro de ex Combatientes de Malvinas de La Plata (Cecim) realizará una conferencia de prensa en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA) donde se darán más detalles de la presentación ante la CIDH.
GA/LC