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20-5-2014|8:26|Tragedia de Once Nacionales
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Hoy a las 10.00

Tragedia de Once: el relato del horror en primera persona

En la audiencia de hoy los jueces continuarán tomando declaración a ocho sobrevivientes del accidente en el que murieron 52 personas y 789 resultaron heridas. En el juicio hay 29 imputados y se espera que declaren cerca de 300 testigos.

  • Télam
Por: Cecilia Devanna

A dos meses del comienzo del juicio oral y público por la tragedia ferroviaria de Once, el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 continuará tomando declaración a los testigos. Hoy será el turno de ocho pasajeros que la mañana del 22 de febrero de 2012 sobrevivieron al accidente en el andén N° 2 de la estación terminal de Once. Allí murieron 52 personas y 789 resultaron heridas. La causa tiene 29 imputados.

A partir de las 10, ocho de los pasajeros de la formación del ferrocarril Sarmiento conocida como “chapa 16” declararán frente a los jueces Jorge Tassara, Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu. Los testigos son Eduardo Galeano, Juan Sebastián Vidal, Graciela Del Valle Reyna, Norma Silvia Barreto, Verónica Noelia More, Juan Ángel Siviero, Patricio Damián Grapiz y Raúl Nicolás López.

Las audiencias por el juicio se realizan todos los lunes y martes en los tribunales federales de Comodoro Py. Está previsto que declaren más de 300 testigos. Durante el primer mes de debate oral quienes subieron al estrado fueron los 29 imputados por el accidente. La mayoría de ellos se negó a declarar, por lo que los secretarios del Tribunal leyeron sus testimonios iniciales.

"Fue como una bomba"

Ayer dieron su testimonio seis pasajeros de la formación accidentada. Entre ellos estuvo Nicolás Villanueva, un joven que iba en el primer vagón. “Cuando estaba llegando a Once dije: 'Gracias a dios estamos llegando' y no terminé de decirlo y fue como una bomba. Tuve varias personas arriba mío, traté de no desesperarme. Vi gente colgada en los asientos, muerta. Fue una pesadilla, no se veía nada por la tierra del tren. Cada vez era peor”, relató el joven.

Edubijes Ocaranza fue la primera testigo en sentarse a declarar frente a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2. La mujer, que hasta ese momento trabajaba como empleada doméstica, empezó contando cómo se subió al tercer vagón de la formación conocida como “chapa 16” en Merlo. “Dejé pasar los dos trenes anteriores porque venían repletos”, explicó. “Es inhumano viajar en el Sarmiento, es el tren de la muerte”, agregó Ocaranza que contestó con detalles a cada pregunta que le hizo el fiscal Fernando Arrigo, las tres partes en que está dividida la querella y algunos de los abogados defensores.

La mujer explicó que no supo cómo salió del tren ya que se despertó sobre el andén pero después sí que se pudo ir caminando por sus propios medios. ”Salí por la puerta, yo quería salir de ese infierno que estaba viviendo y así, como pude, llegué a mi trabajo”.

Sobre el recorrido del tren aseguró: ”fue despacito casi todo el trayecto. Arrancaba y paraba. Como que quería ganar velocidad pero no podía”. Y luego agregó que el tren estaba deteriorado, con “todos los asientos rotos y las puertas que no se cerraban”.

Después llegó el turno de Pamela González, una chica joven que también subió en la estación de Merlo. Lo hizo para llegar a su trabajo en la sucursal de la calle Florida de la tienda Falabella.

“En Morón el tren se pasó de la estación. En Flores también, ahí fue casi un vagón entero lo que se pasó de donde tenía que frenar”, explicó y coincidió con Ocaranza que el tren iba “un poco lento”.

Sobre el momento en que la formación entró en Once, explicó: “de repente escuché una explosión y gritos, ruidos. Todo el furgón se me vino encima y caí al piso. No tenía fuerzas para moverme. Me levanté como pude, salí sola y me apoyé contra una columna del andén a la espera de que alguien me pudiera ayudar”. La chica, que debió renunciar a su trabajo después del choque, aseguró que las puertas andaban mal, había momentos en los que solo se podía subir o bajar por las ventanillas y las demoras eran cosas de todos los días. “Ya me daba vergüenza decir en mi trabajo que llegaba tarde por el tren”.

Aceite para poder moverse

Después fue el turno de Cristian Villanueva que viajó en el primer vagón. “Yo siempre trato de esquivar el tema”, explicó el hombre, de unos 30 años a quien hoy no le quedó más remedio que hablarlo.

Ese día también subió a la formación conocida como “chapa 16” en Merlo. Después del impacto estuvo cuatro horas atrapado. “Estuve desde las 8:30 hasta las 12:30, que me sacaron los bomberos”, dijo llorando y contó que durante esas cuatro horas no dejó de pensar en su hijita que en ese momento tenía 18 meses.

Un corte de 13 centímetros en la cabeza y una parálisis parcial en su pierna izquierda fueron dos de las secuelas físicas que le dejó el choque. Estuvo ocho meses sin trabajar por las lesiones hasta que después pudo retomar su trabajo en el microcentro porteño.

“Yo iba pensando en lo que tenía que hacer ese día en mi trabajo, porque era el primero hábil después de un feriado de cuatro días y de golpe fue el choque. El tren nunca frenó. Fue todo muy rápido, los gritos, las ambulancias, el ruido de las moladoras”, detalló.

Nicolás Aráoz, viajó durante 14 años en el Sarmiento y lo sigue haciendo. La mañana del accidente también iba en el primer vagón. “Subí como pude”.

“El tren me pareció que venía normal, en Caballito me pareció que el tren salió rápido”, explicó. “Cuando estaba llegando a Once dije: `Gracias a dios estamos llegando´ y no terminé de decirlo  y fue como una bomba. Tuve varias personas arriba mío, traté de no desesperarme. Vi gente colgada en los asientos, muerta. Fue una pesadilla, no se veía nada por la tierra del tren. Cada vez era peor”.

Al igual que a Villanueva lo sacaron los bomberos al mediodía. Hasta entonces, desde afuera “nos tiraban aceite porque estábamos todos muy apretados. Los bomberos nos tapaban con camperas por el humo. Cada minuto que pasaba se moría gente”.

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