El futuro de los sitios de memoria se dirime en sus distintas performances. La doctora Cecilia Sosa, investigadora de la University of East London, actualiza los debates sobre las formas de intervención en duelos colectivos.
La artista visual norteamericana Laurie Beth Clark ha pensado los sitios de memoria como espacios teatrales; suerte de espejos invertidos de lo real donde los dramas de la vida pública se juegan en pequeña escala. La institucionalización de antiguos centros de represión y terror, en Argentina coincidió con la reapertura de los juicios a los responsables de violación de derechos humanos, y generó en toda la región debates amplios en torno a la justicia, responsabilidad y reparación afectiva que van más allá de sobrevivientes y víctimas directas. En este marco, los espacios de memoria se han transformado en escenarios privilegiados para explorar procesos de circulación y transmisión afectiva del duelo. Los sitios de memoria han devenido en espacios de práctica donde distintas formas de relacionarse con esos pasados traumáticos pueden ser testeadas, adoptadas y también rechazadas.
La variedad de actividades que tienen lugar en parques, memoriales, museos y sitios de memoria del Cono Sur sugiere una nueva convivencia frente a la experiencia de pérdida. Desde el campo de la llamada Nueva Museología se ha argumentado que un proceso de curaduría exitosa de los sitios traumáticos debería propiciar un sentido colectivo de propiedad compartida del pasado por parte de comunidades múltiples. Las intensidades que recorren los espacios de memoria en el Cono Sur nos obligan a preguntarnos qué tipo de ocupaciones y apropiaciones pueden funcionar como caminos públicos para una digestión colectiva del duelo. Esta pregunta no solo concierne a aquellos ‘directamente afectados’ por la violencia militar sino también a audiencias amplias que pueden compartir en la experiencia de pérdida.
Los sitios de memoria están cargados de fantasmas. Nos ubican en un escenario de tiempos superpuestos donde el pasado se agita en capas enlazadas de materia, afectos y tiempo. Estos espacios marcados se encuentran habitados por fuerzas que exceden el discurso oficial. Están atravesados por sorpresas, contingencias y hasta confusión. Mientras las narrativas tradicionales tienden a exorcizar esos fantasmas, los espacios de memoria también ofrecen la oportunidad de celebrar la otredad del pasado, su heterogeneidad y su modo sorprendente de apresarnos en el presente. Los espacios de memoria están habitados por ficciones múltiples, y también por la promesa de un futuro en común. Son escenarios donde las generaciones por-venir pueden hacer suya la experiencia de la pérdida y tienen la oportunidad de compartirla. Es esa fuerza performática la que permite pensar estos espacios en su oportunidad de ser transformados y hasta reinventados.
El coloquio internacional “Nuevos afectos, nuevas audiencias” funcionará como una invitación a explorar cierto animismo que atraviesa los espacios de memoria, una invitación a pensarlos como espacios transicionales y hasta de ficción; escenarios teatrales donde es posible tejer nuevas filiaciones hacia el futuro. Gracias a un programa de cooperación internacional de la British Academy, el 27 y 28 de marzo se realizará el encuentro en la Universidad de Tres de Febrero para explorar los dilemas que atraviesan los espacios de memoria en el Cono Sur latinoamericano. El coloquio reunirá investigadores, curadores y artistas de Argentina, Chile y Uruguay y también especialistas británicos que trabajan sobre memoria en geografías dispares. El encuentro será también una invitación a pensar la teatralidad de los espacios de memoria desde una perspectiva tan interdisciplinaria como transnacional.
De algún modo, el futuro de los sitios de memoria se dirime en sus distintas performances. Así, por ejemplo, en agosto de 2013, una curiosa intervención tuvo lugar en el Parque de la Memoria. Estudiantes de la carrera de Diseño Textil de la UBA (Cátedra Marcela De Zen) armaron una serie de maniquíes usando sus propios cuerpos como modelo. Los maniquíes fueron dispuestos en el borde del Parque, de espaldas el río. La intervención fue parte de la inauguración de la Primera Bienal Nacional de Diseño y se transformó en la imagen flotante y espectral de un retorno. Aquellos que regresaban habían sido transformados. Traían atuendos brillantes; lucían renovados, un nuevo colectivo animado por fuerzas y deseos singulares.
Los maniquíes permanecieron en el parque sólo por un día. Multiplicados por los medios, también funcionaron como encuentro para públicos extendidos. Mostraron cómo la experiencia de duelo había logrado traer a escena nuevas corporalidades, materialidades y afectos. Antes que meros substitutos de los que no están, los maniquíes traían consigo una promesa: una forma de cuidado por parte de múltiples generaciones. Los maniquíes creados por los estudiantes estarán en el Coloquio en el Centro Cultural Borges. Desde el escenario invitarán a imaginar nuevas formas de estar juntos después de la pérdida.
El coloquio internacional "Espacios de memoria en el Cono Sur: Nuevos afectos, nuevas audiencias" (British Academy) se realizará el 27 Y 28 de marzo de 10 a 20, en el Centro Cultural Borges, Viamonte 525, Auditorio III, 3er piso. Entrada libre.