Franco Ezequiel Casco, de 20 años, apareció ayer flotando en el río. El caso tiene una larga lista de irregularidades e indiferencia: “No lo buscaron, no allanaron la comisaría donde estuvo preso, no incautaron el libro de guardia y ni siquiera apartaron a los policías de la investigación”, sostiene en esta nota Silvina Tamous.
Un tatuaje en el brazo con el nombre de Thiago fue la pista más certera de que ese cuerpo que flotaba desde hace varias semanas en el río Paraná era el de Franco Ezequiel Casco. Un pibe pobre, de 20 años, que llegó el fin de semana del 5 de octubre a Rosario desde Florencio Varela a visitar a su familia de Empalme Graneros. El 7 de octubre perdió el tren que lo llevaba de vuelta a su casa y no se supo nada más de él hasta ayer, cuando cerca del Parque de España encontraron un cuerpo comido por los peces flotando en el río, pero con el nombre de su hijo de 3 años grabado en el brazo. Rápidamente, las versiones judiciales aseguraron que el cuerpo no presentaba signos de violencia, aunque dejaron en claro que por el estado en el que se encuentra necesitará otra autopsia para poder establecer la causa de su muerte. Una larga lista de irregularidades e indiferencia no dejan dudas de que Franco murió porque era joven y pobre. Como la mayor parte de los 264 asesinados el año pasado, o como los casi 200 que ya fueron asesinados en 2014. Franco murió básicamente porque a nadie le importa la suerte de un pibe pobre. No lo buscaron. No allanaron la comisaría donde estuvo preso, no incautaron el libro de guardia, ni siquiera apartaron a los policías de la investigación.
El defensor general de la provincia, Gabriel Ganón, es el abogado de Franco Casco. Sí, de Franco, no de la familia. Es que hasta el momento el único imputado es Franco por el delito de resistencia a la autoridad. Al reconstruir los hechos que se fueron sucediendo en los últimos 24 días, la lista de irregularidades se acumula. Y todas ellas confluyen en que el caso Casco se enmarca en la desaparición forzada de persona, tal como lo denunció Ganón en la Procuración Contra la Violencia Institucional (Procuvin).
El 7 de octubre Franco fue detenido sin motivo en la esquina de un banco cercano con la comisaría 7°. Allí “arman una causa por resistencia a la autoridad, que la Fiscalía convalida”, sostiene Ganón. Las filmaciones que registraron la escena en la que Franco fue detenido y que pertenecen al banco ya fueron borradas. Es que recién fueron solicitadas esta semana.
El 8 de octubre Franco debía llegar a Retiro. Como no lo hace, su tía concurre a la comisaría 20° de Empalme y hace la denuncia. Ese mismo día el padre de Franco, Ramón Casco llega a Rosario y comienza a buscar a su hijo. Con la foto del muchacho deambula por la Terminal de Ómnibus y llega a la comisaría 7°, donde le confirman que el muchacho estuvo detenido allí un día antes. El 12 de octubre, Elsa Godoy, madre de Franco llega a Rosario y radica la denuncia en fiscalía a cargo de Guillermo Apanowicz. “Pero nadie investiga nada, el caso recién comienza a moverse cuando gana la tapa de los diarios, a mediados de la semana pasada”. Es allí que la Fiscalía recién entra en contacto con las fotos que muestran a Franco muy golpeado y que fueron tomadas en la comisaría.
“Lo que hace el fiscal es poner la investigación en manos de Asuntos Internos y allí empiezan a plantar pruebas”, sostiene Ganón. Es que ayer el abogado Ignacio Del Vecchio, secretario de Control de la Policía, aseguró que el chico fue visto el domingo en una Iglesia Evangélica de Empalme pidiendo ropa y comida. A las pocas horas de esas declaraciones el cuerpo de Franco flotaba en el río.
Otra de las irregularidades es que cuando Franco estuvo detenido en la comisaría 7° fue revisado por una médica que firmó un informe en el que sostiene que Franco tenía golpes, estaba obnubilado y desorientado en tiempo y espacio. Sin embrago, y pese a ese diagnóstico, el chico no fue derivado a un hospital. Es más, como entendieron que ya estaba recuperado, lo pusieron en libertad. Claro que no lograron encontrar la casa de sus tíos ya que el joven no estaba orientado. Pero en vez de buscar ayuda médica, lo dejaron en la calle.
El ingreso a la comisaría también fue irregular. Figuraba como Franco Godoy, que no es su nombre. Cuando Elsa Godoy concurre a la comisaría no le muestran el libro que registra su ingreso y su egreso. Recién lo hicieron el lunes pasado, en la fiscalía. No está registrado el egreso del chico y su madre no reconoce la firma que figura en el libro.
Para Ganón el caso debe ser investigado por la Justicia Federal. “El fiscal dice que no duda de la Policía, dice que no hay irregularidades. No allanó la comisaria, no secuestró los libros, ni los GPS de los patrulleros. Es todo demasiado irregular y se enmarca en la desaparición forzada de personas”.