Se trata de Sanda Cabo. Cuando fue a denunciar a su hermano por violencia de género la golpearon, y además la acusaron de atentado a la autoridad, lesiones leves y daño calificado.
A Sandra Cabo le pegaron en la comisaría 4ta de San Fernando, en febrero, cuando fue a denunciar a su hermano por violencia de género. De víctima pasó a ser victimaria y el lunes comenzó el juicio en su contra donde se la acusaba de atentado a la autoridad, lesiones leves a un policía y daño calificado por romper un vidrio de la seccional. Hoy la absolvieron.
“Nunca tendría que haber estado ahí. Todo este tiempo fue de agonía y bronca. Encima de lo que me hicieron tuve que aguantarme una acusación de ellos” dijo a Infojus Noticias, Sandra después de conocer la decisión de la jueza María Ema Prada, titular del Juzgado en lo Correccional N° 2 de San Isidro.
La responsabilidad de Sandra se resolvió en dos jornadas de debate oral. En la audiencia de hoy, declaró como acusada. Con la voz quebrada Sandra dialogó con esta agencia mientras esperaba en un cuarto intermedio. “Estoy mal porque tuve que revivir todo, pero bien porque conté toda mi verdad”, había dicho. Por la tarde fueron los alegatos de las partes. El fiscal pidió seis meses de prisión para Sandra. Pero la jueza Prada decidió que era inocente.
“Estoy contenta y conforme con el fallo, porque escuchando todo la jueza sacó una conclusión acertada. También incluyó la cuestión de género y dijo que en la comisaría me tendrían que haber contenido”, expresó Sandra tras conocer el veredicto.
El lunes, durante la primera jornada, habían declarado cuatro agentes, por parte de los denunciantes; y cinco testigos que aportó la defensa de la mujer. El abogado de Sandra también presentó vídeos grabados en un celular como medio de prueba.
Sandra no estuvo sola durante el juicio. La acompañaron distintos legisladores zonales y también Raquel Wittis, la madre de Mariano, un joven asesinado por un policía en una toma de rehenes en el año 2000.
El caso
El 11 de febrero Sandra fue hasta la comisaría 4ta de San Fernando, al norte del conurbano junto a su hermana, Graciela, para denunciar que otro de sus hermanos, Alejandro, las había golpeado. Una vez allí, un policía se negó a entregarles una copia de la denuncia. Sandra quería ver qué había firmado. Reclamó y el agente le respondió con una paliza. Sandra fue inmovilizada, golpeada y acusada de resistencia a la autoridad. Quedó detenida algunas horas en la comisaría. Su hermana filmó todo con un celular, lo subió a las redes sociales y el video recorrió los noticieros y la web. En las imágenes se ve a dos policías paralizando a Sandra en el piso mientras su hermana grita y filma. No hay registros de la mujer golpeando a los policías o rompiendo el vidrio del lugar.
El episodio se ramificó en tres causas judiciales: una por el caso de violencia familiar, otra por el abuso policial y una tercera por los cargos contra Sandra de resistencia a la autoridad, lesiones y daños. Otra mujer, la fiscal Bibiana Santella, fue la encargada de imputar a Sandra y pedir que el caso llegue a juicio. Paradójicamente la causa que avanzó más rápido en el circuito judicial fue la que ella ocupa el lugar de acusada. En tan solo tres meses el aparato judicial tuvo una respuesta para ella. El expediente por violencia doméstica intrafamiliar y el de violencia institucional descansan en distintas fiscalías. “Por las otras causas no recibí ni una citación, pero en la que estoy acusada todo se movió muy rápido”, dijo la mujer a esta agencia.
Días después el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires decidió separar de sus cargos a dos efectivos policiales de la comisaría 4ª de San Fernando. La Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense fue el organismo encargado de difundir que estaban supervisando a la dependencia. Según la familia de la mujer y la propia Sandra los policías fueron destinados a otras delegaciones.