Después de un año y nueve meses de estar detenidos sin pruebas, acusados de haber matado a un colectivero, la jueza que lleva la causa había dictado finalmente su excarcelación. Pero ayer vencía el plazo para presentar recursos, y la fiscalía decidió apelar. Y todo vuelve a empezar.
Los sueños de una libertad definitiva para Luz Gómez y Diego Romero duraron exactamente una semana. “Hay que seguir luchando”, dijo a Infojus Noticias, Amalia Ortega, la mamá de Luz. La joven pareja jujeña está detenida hace un año y nueve meses, acusada de haber asesinado a un colectivero en Castelar en 2011 pero ellos aseguran que el único delito que cometieron fue olvidarse una mochila en un remís.
La semana pasada la jueza de Garantías Mónica López Osornio había dictado la excarcelación para Luz y Diego. Ayer vencía el plazo para que la Unidad Fiscal de Instrucción 7 de Morón acompañara, impugnara, apelara, objetara o rechazara la resolución de Osornio. Hoy el fiscal Matias Javier Rapazzo dio a conocer su decisión: eligió apelar. La Cámara será quien decida ahora sobre el destino de la joven pareja.
Rappazzo había pedido la elevación a juicio y el abogado de la pareja, Eduardo Soares, apeló a esta decisión y, por eso, todavía no se había fijado una fecha para el debate oral. Soares también había pedido la excarcelación.
No hay pruebas que incriminen a Luz y Diego. En marzo se cruzó el ADN de la sangre que se encontró en la escena del crimen y la que le extrajeron a la pareja jujeña: el resultado fue negativo.
El primer día hábil de cada mes Luz y Diego viajaban hasta los Tribunales de Morón a firmar el cumplimiento de su prisión preventiva. El último lunes se cruzaron con Osornio. “Le pregunté un montón de cosas que no supo responderme. Era la primera vez que en todo este tiempo alguien de la Justicia nos escuchaba”, contó Luz.
Sin pruebas
El 21 de diciembre de 2011 a las 7 de la mañana, un grupo de policías entró a la fuerza en la casa que Luz, Diego y su pequeña hija Zaira, alquilaban en Villa Ballester. Buscaban a una pareja que el 1 de octubre de ese año había matado a un hombre que se resistió a ser asaltado en Castelar. En el lugar del crimen, los policías encontraron una mochila Nike negra con un arma marca Taurus Modelo PT92 y en un bolsillo un certificado de vacunas. Ese papel decía que Zaira Romero, la hija de la pareja, había sido vacunada el 21 de septiembre de 2010.
Luz y Diego nunca estuvieron en Castelar. Se habían olvidado esa mochila arriba de un remís en julio. Cuando volvieron a buscarla le dijeron que no estaba. No se preocuparon porque no tenían documentación importante más que el certificado de vacunas de la nena, que hoy tiene tres años.
Diego pasó un año y tres meses en el penal de Ituzaingó. Luz cumple hace un año y nueve meses con una prisión domiciliaria en la casa de una amiga. Para poder sobrevivir llevaron adelante un emprendimiento de comidas caseras. Los vecinos se acercan a comprarle las tartas dulces y pastafloras que venden. Antes de estar detenidos los dos trabajaban: Luz lo hacía en una fábrica de tinturas y Diego en una metalúrgica. Hacía tres años que habían venido a Buenos Aires desde su Ledesma natal. Pensaban volverse a Jujuy el año que los detuvieron.
En 2011 fueron arrestadas 10 personas. Hoy, además de Luz y Diego, están detenidos Juan Carlos Noguera, Graciela Ojeda y Miriam Rojas. Los tres confesaron haber estado vinculados al crimen. También declararon que Luz y Diego no tenían nada que ver. Noguera es el remisero que llevó a la pareja hasta la casa donde se cometió el crimen. Según su declaración, ese día lo llamó una pareja que solía pedirle viajes. Noguera dijo que eran conocidos como “Pipo” y “Popi”. Dijo que Luz y Diego no son las personas que él subió a su auto. El remisero declaró que Pipo se llama Walter y trabaja en la agencia de remises “Cacho” con un Renault 9 color bordeau. La remisería Cacho se está en la entrada de la Villa La Rana. Es la misma en la que Luz y Diego pidieron un auto la tarde de julio. La misma a la que fueron a reclamar la mochila olvidada.
Ojeda vivía en Castelar y se sospecha que es quien “entregó” la casa. Rojas era su contacto en el partido de San Martín y quien conocía a la pareja que cometió el crimen. Según la causa, las pericias en sus teléfonos dan cuenta de este vínculo. Las dos mujeres declararon no conocer a Luz y a Diego.