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Las hermanas de Susana Leiva, la mujer asesinada en Temperley la semana pasada, creen que el hijo mayor de la víctima puede haber sido testigo del crimen. El nene tiene 9 años y vivía junto a Leiva y Alberto Ponce, pareja de la mujer e imputado por su femicidio.

Las sospechas acerca de que el niño, hijo de una pareja anterior de la víctima, habría sido testigo del crimen, surgen a partir de una serie de manifestaciones que realizó desde el momento en que le comunicaron la muerte de su mamá. “El nene vivía con Susana y Ponce. Cuando fuimos con su papá a lo de un psicólogo para darle la noticia de la muerte de su mamá, nos preguntó si ella todavía tenía sangre en la cara”, explicó a Infojus Noticias, Angelina Leiva, hermana  de Susana.

“Él insistió con ese tema y eso nos hizo pensar que la vio cuando ya estaba muerta o cuando estaba herida”. La mujer agregó que el nene no nombra a Ponce por su nombre “se refiere a él como ‘esa’ persona. Y cada vez que alguien lo nombra, él se agacha, se retuerce o se acurruca”.

“Por eso pedimos que se le realice una cámara Gesell”, afirmó la mujer.

 El pedido fue realizado ante el fiscal Héctor Toneguzzo por el abogado de la familia, Jorge Monatersky.

El abogado indicó a la agencia Télam que le acercará al fiscal el nombre de una persona que vive en el mismo condominio que la víctima, su concubino y familiares de éste, que estaría dispuesto a aportar datos de interés para la causa. "Le voy a dar el nombre para que lo cite a declarar".

Ponce, permanece alojado en la Unidad Penal 40 de Lomas de Zamora, imputado por el “femicidio” de Leiva. El viernes pasado se negó a declarar en la indagatoria frente al fiscal Toneguzzo.

El hecho había comenzado a investigarse el sábado 20 cuando Ponce denunció la desaparición de Leiva. Según su testimonio, Leiva se había despedido la mañana anterior antes de salir a su trabajo como empleada de limpieza en un departamento de Recoleta, al que nunca llegó.

Desde el primer momento, las hermanas de la víctima expresaron sus sospechas sobre Ponce, quien al parecer era extremadamente celoso con Leiva, sobre quien ejercía “violencia y maltrato psicológico”.

El miércoles, la policía allanó la casa de la pareja y mediante perros adiestrados encontró el cadáver de la mujer en el pozo ciego. En ese momento Ponce no estaba en la vivienda, por lo que comenzó a ser buscado por los investigadores. Lo encontraron en el barrio porteño de Constitución. En ese momento tenía una pequeña cantidad de cocaína y 4000 pesos en efectivo en su poder.

Los primeros resultados de la autopsia revelaron que Leiva murió estrangulada manualmente, aunque también recibió cuatro puntazos en el abdomen, golpes en el rostro y quemaduras de cigarrillo en la espalda. La data de la muerte está estimada entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, que coincide con el momento de desaparición de la víctima.