Antonio Toledo, su accionista mayoritario, fue condenado a un año y medio de prisión por el delito de estafa procesal al banco Francés de la ciudad balnearia. "La estafa no se ha realizado sólo contra el banco, sino contra todos los argentinos que solventamos con los impuestos los costos de la pesificación asimétrica", dijo el fiscal en su alegato.
La cadena de supermercados Toledo es una de las empresas más grandes de Mar del Plata: más de cuarenta sucursales en toda la ciudad, dos mil empleados, granjas de pollos, criaderos de cerdos, panificadora y fábrica de embutidos propios. Antonio Toledo, su accionista mayoritario, fue condenado a un año y medio de prisión por el delito de estafa procesal.
La historia empezó en marzo de 2002. Toledo, en el medio de la crisis económica, presentó un recurso de amparo en el que pedía que se le devolvieran más de cuatro millones de dólares que había depositado en un plazo fijo del Banco Francés. Toledo ocultó que esos depósitos eran garantía de un crédito que le había otorgado el mismo banco. Al mismo tiempo, pidió pesificar el crédito. Esas dos operaciones simultáneas, una de las cuales implicó un engaño al poder judicial, le permitieron ganar cuatro millones de pesos.
¿Cómo fue el fraude?
Al solicitar a la justicia la devolución Toledo presentó copias certificadas de plazos fijos en el Banco Francés por 4.218.259 de dólares. En realidad, esos documentos no tenían valor para el cobro porque eran de garantía de préstamos por siete millones de dólares que ese mismo banco le había concedido. Toledo de esta forma engañó al juez y logró una medida favorable: el magistrado firmó una medida cautelar para que el Francés le devolviera en pesos los cuatro millones de dólares a la cotización de ese día. El Banco cumplió y le transfirió doce millones de pesos.
Al mismo tiempo, Toledo reclamó ante el Juzgado Federal N°2 de Mar del Plata la pesificación de la deuda que había contraído. Cuatro días después de la primera cautelar, obtuvo otra medida que ordenó la pesificación de la deuda a un peso por dólar. Entonces Toledo obtuvo una transferencia de doce millones -a cambio de plazos fijos depositados en dólares- y pagó una deuda por siete millones. Ganó más de cuatro millones.
La estafa “no se ha realizado sólo contra el Banco Francés que aparece como la víctima directa, sino contra todos los argentinos que solventamos con los impuestos los costos de la pesificación asimétrica; es decir, el más pobre pagó con el IVA de su compra de un sachet de leche en la góndola de Toledo esta maniobra fraudulenta de millones pesos”, planteó el fiscal general de Mar del Plata, Daniel Adler, durante su alegato en el juicio contra Toledo.
El fiscal también consideró que Toledo realizó una maniobra que tuvo “la complejidad de las grandes estafas, y ello no sólo en el momento inicial del engaño al Juez con la presentación de instrumentos no habilitados para el pago; sino en su consumación, pues en forma simultánea se hizo de un dinero millonario a partir de una maniobra ardidosa contra su principal acreedor, a quien paradójicamente lo perjudicó con el pago". Por estos motivos, Adler había pedido una pena de 3 años y medio de prisión para Toledo por el delito de estafa procesal.
La estafa procesal ocurre cuando una de las partes del juicio engañada al poder judicial con un fraude y obtiene por ese engaño un decisión que lo beneficia.
El Tribunal Oral Federal de Mar del Plata dará a conocer los fundamentos del fallo el 28 de noviembre. Los jueces Roberto Falcone, Mario Portela y Néstor Parra consideraron de manera unánime que Toledo es culpable y lo condenaron a un año y medio de prisión.