Silvia, una adolescente tucumana de 15 años, fue abusada varias veces por su padrastro Ramón Campos. Tuvo una bebé producto de las violaciones reiteradas. Aunque el hombre está detenido, la familia denuncia que sale de la comisaría y las sigue amenazando.
Silvia G.G. tiene15 años y es madre una beba de 8 meses, a la que dio luz tras los abusos de su padrastro Ramón Campos, de 65 años. La justicia confirmó que fue violada en retiradas oportunidades. Campos se encuentra detenido en una dependencia policial y espera su traslado al penal de Villa Urquiza. Sin embargo, las amenazas contra la víctima persisten.
Silvia vive con su madre Rosa y su hermano de 8 años en una casilla de madera, en la capital tucumana. Dice que se esfuerza para criar a su beba. “No me arrepiento de haberla tenido”, enfatiza. Mientras su madre cuenta lo sucedido a Infojus Noticias, ella le da la teta a C.N., las iniciales del nombre y apellido de su hija. La madre de Silvia, Rosa -46-, se dedica a cuidar enfermos por cuenta propia y sus horarios de trabajo cambian constantemente. Se separó del padre de los chicos y se fue a vivir con Ramón Campos durante tres años. Él es empleado de Vialidad Nacional y está a punto de jubilarse.
Rosa iba y venía de la casa y dejaba a los chicos mucho tiempo con su pareja. Tras una fuerte discusión, esa relación se terminó. Campos bebía demasiado alcohol. “Lo corrí porque me pegó y me amenazó, pero jamás me había imaginado lo que podía hacer”, dice la madre angustiada y con miedo de que todavía les pueda hacer algo más grave. Según familiares de Rosa, el abusador se pasea por el centro de la ciudad y le manda mensajes con amenazas.
Rosa sostiene que el abusador de su hija sale cuando quiere de la dependencia policial y que no es controlado. Asegura que luego de que la Justicia lo encontrara culpable, él la buscó y la amenazó con un revólver. “Me quedé dura, tuve suerte porque estábamos en la calle. Es un demonio, es perverso y nadie hace nada. Me cansé de denunciarlo en las comisarías y esas denuncias se pierden”, dice y agrega la misma situación le pasó a una sobrina en el pueblo de San Isidro de Lules.
Relata que su hija quiere volver a la escuela, donde sus maestros y compañeros la ayudaron para terminar el año. “Silvia es una nena que hasta hace poco jugaba a las muñecas y con sus amiguitas. Ahora duerme poco, esta desvelada, cansada, atiende a la beba con mucho esfuerzo. Su vida cambió demasiado, es injusto y recién está aprendiendo el sentido de ser mamá, es muy chica. Yo la ayudo pero tengo que trabajar porque soy el único sostén de entrada en la casa”, se lamenta.
Rosa reconoce que Silvia le manifiesta constantemente su preocupación y que, a veces, tiene pesadillas con su padrastro. “Dice que es como si viera una película de terror y que las imágenes de cuando es abusada se repiten y que se asusta. Por ahora, no la puedo mandar al psicólogo, pues, no tenemos plata”, confiesa.
Una pesadilla cotidiana
Silvia concurría a la escuela primaria Raúl Scalabrini Ortiz, a cuatro cuadras de su vivienda. El 15 de septiembre del 2013, fecha en la que se conmemora el Día del Camino -festejo de los viales-, Campos deambulaba alcoholizado. A sabiendas que su víctima estaba sola, ingresó por una ventana trasera de la casa y la abusó. Silvia quedó embarazada y siguió siendo abusada bajo amenazas. Además, empezó a suministrarle píldoras anticonceptivas que Silvia luego las escupía.
Mientras el periodo de gestación avanzaba, la madre desconocía el mundo en que vivía su hija. Recién a los siete meses de embarazo descubrió la cruda realidad, cuando observó que su ropa ya no le entraba y que vivía en estado de ansiedad. “Creía que engordaba porque ella comía mucho y siempre fue de cuerpo robusto”, dice Rosa.
“Mi hijo más grande, que está casado y vive en otro barrio, la interrogó y ella ahí le contó todo. Este perverso la venía violando hace varios meses y ya le daba pastillas para que no quede preñada y le decía que si hablaba, lo iba a violar a su hermanito y que me iba a matar”, cuenta Rosa, indignada.
A fines de marzo del año pasado, Rosa presentó la denuncia ante las autoridades policiales. No tuvo respuestas y asumió el rol de querellante ratificando lo sucedido en la Fiscalía VIII. No cuenta con abogado particular. La fiscal pidió la realización de la Cámara Gesell que confirmó los abusos y además se practicó un examen de ADN, que también corroboró la paternidad del abusador.
¿Qué dice la causa?
Campos se encuentra detenido en la Comisaría 3° de Tucumán, pero está alojado en las instalaciones de la brigada de Investigaciones en Yerba Buena. Cuenta con prisión preventiva hasta que sea trasladado al penal de Villa Urquiza, ya que la Fiscal de la VIII Nominación, Adriana Giannoni, pidió el requerimiento a elevación de juicio. Además, al enterarse sobre las recientes amenazas, solicitó que el abusador sea enviado al penal carcelario lejos de la víctima, aunque todavía esto no se cumplió.
Giannoni, en diálogo con Infojus Noticias, dijo que “si Campos se pasea como dicen, es responsabilidad del comisario de esa dependencia”. Para la fiscal, los hechos de abusos sexuales están en aumento y se producen en su mayoría en clases pobres, aunque admitió que lo que le sucedió a Silvia refleja la “monstruosidad de una persona”.
DT/JMM