El ex policía Jorge Orellano, de 58 años, fue liberado ayer por orden del juez de Control y de Garantías de la ciudad de Marcos Juárez, con competencia en Inriville, Manuel Trigos, quien dispuso que Orellano desembolse 50.000 pesos, en concepto de caución, para poder recuperar la libertad.
El atardecer del sábado 25 de enero Mariela Bortot se puso unos bermudas, una musculosa y unas ojotas fucsias y salió a caminar por los alrededores de Inriville, la localidad cordobesa donde vivía, y no volvió más. Desde entonces pasaron seis meses, varias pistas, y una persona detenida que, tras cuatro meses en prisión, acaba de ser excarcelada.
El ex policía Jorge Orellano, de 58 años, fue liberado ayer por orden del juez de Control y de Garantías de la ciudad de Marcos Juárez, con competencia en Inriville, Manuel Trigos, quien dispuso que Orellano desembolse 50.000 pesos, en concepto de caución, para poder recuperar la libertad.
La decisión judicial llegó luego de que dieran negativas las pruebas de ADN practicadas en el Peugeot 206 que él manejaba y se constatara que los cabellos rubios hallados en uno de los asientos no pertenecían a Mariela. Tampoco pertenecían a ella, las muestras de sangre encontradas en el baúl del auto.
A pesar de haber sido excarcelado, Orellano sigue siendo investigado. Al momento de su detención, en marzo pasado, trabajaba como jefe de seguridad del campo del intendente de Inriville, Marcos Rodrigué, que estaba de viaje en Estados Unidos cuando Bortot desapareció. El lugar es uno de los puntos por los que Mariela pasaba en su habitual caminata y donde se encontró una ojota de la mujer en la rama de un árbol cerca del arroyo. Varios testimonios además aseguraban que Orellano estaba enamorado de Mariela, quien no le respondía los mensajes que él le mandaba.
La movilización de Inriville
La desaparición de Mariela, de 42 años, movilizó a los casi 4000 habitantes de Inriville, la ciudad construida en damero y ubicada a 290 kilómetros de Córdoba capital. Tras la denuncia presentada de Jésica y Brenda, las hijas que Mariela había tenido junto a Iván Fontana, su primer esposo, el pueblo entero salió a buscarla junto a la policía. También la buscaron la agrupación gaucha, la de canotaje, ciclismo, remo y todos los habitantes de la ciudad con camionetas 4 x 4 participan de la búsqueda de Mariela. También los bomberos voluntarios de Inriville, Los Urgentes y Marco Juárez.
Buscaron en el río Carcarañá y en el arroyo Saladillo, ambos cercanos al pueblo, y en la zona rural donde ella salía a caminar. La desaparición de esta mujer rubia, bonita y simpática, no pasó desapercibida para nadie en este poblado en el que nació, se crió y donde sus padres son un matrimonio muy querido, al igual que los otros dos hijos que tuvieron.
Tras su separación de Fontana, Mariela no volvió a casarse, mantenía una buena relación con él y la actual pareja de este y sus hijos, y era muy considerada en su trabajo, en el bar de la estación de servicio sobre la ruta provincial N° 6.
Precisamente sobre este camino es que está emplazado este pueblo en el que los chicos andan solos por las calles y los autos ni las puertas de las casas son cerradas con llaves.
Poco antes de su desaparición, Mariela había sido operada de un hombro y llevaba un cabretilla, por eso, antes de salir para caminar, les dijo a sus hijas que la esperaran, que a la vuelta la iban a tener que ayudar a peinarse. Cuando no regresó, ellas comenzaron a llamarla al celular. Estaba apagado. Fue la primera señal de que algo no andaba bien. Seis meses después, el misterio continúa.