Vecinos de La Quiaca vieron el bulto en la vereda del parque, tapado por algunos cartones, y le pidieron a una empleada municipal de barrido y que lo retirase, pensando que se trataba de un animal muerto.
El cuerpo sin vida de un menor de entre 7 y 8 años de edad fue hallado el lunes por la mañana en una bolsa de arpillera roja, en el parque infantil “23 de Agosto” de ciudad jujeña de La Quiaca. El fiscal a cargo de la investigación, Aldo Lozano, asistió hoy a la autopsia del cadáver, con la que se busca determinar de qué forma murió el chico, del cual todavía no se conoce su identidad.
Los vecinos vieron el bulto en la vereda del parque, tapado por algunos cartones, y le pidieron a una empleada municipal de barrido y limpieza –que trabajaba en una calle aledaña- que lo retirase, pensando que se trataba de un animal muerto. Al descubrir que se trataba de un chico, la señora dio aviso a la Seccional 17, que reportó al Cuartel de Bomberos Octavo para que también concurriese. Al llegar revisaron el bulto y constataron que se trataba de un menor fallecido.
Desde las siete de la mañana, cuando lo vieron los vecinos, hasta cerca de las cuatro de la tarde, el cuerpo permaneció allí. Recién cuando llegó el forense y los peritos de criminalística, que acudieron desde San Salvador de Jujuy, se removieron los restos del menor. En el lugar no había rastros de sangre, pero según informó el diario local El Tribuno, había abundante espuma en la boca y la nariz del menor.
Aunque todavía no se conoce el parte oficial, los primeros análisis sobre el cuerpo revelaron que el chico habría muerto por “asfixia por estrangulamiento mecánico”. Fuentes judiciales confirmaron a Infojus Noticias que esta mañana se reanudó la autopsia, en la que estuvo presente el fiscal Lozano. Se indicó que alrededor del cuello había una bolsa negra que funcionó como soga al momento del ahorcamiento, en lo que podría ser un homicidio.
El chico, de una estatura de aproximadamente 1,30 metro, cabello negro y tez trigueña, vestía ropa deportiva deportiva azul. Junto al cuerpo se pudo hallar una toalla con el nombre “Juan José Mamaní”, aunque todavía no está confirmado si sería de la víctima. En la jurisdicción policial no existía ninguna denuncia reciente de un niño desaparecido de esas características, pero quedaba pendiente corroborar los datos con la Policía Nacional de Bolivia.
En caso de que el cuerpo del menor hubiera sido depositado allí, proveniente de la frontera –entre el parque y el río internacional sólo hay dos cuadras de distancia-, su asesino o quien efectuó el traslado debió haber pasado frente al complejo habitacional perteneciente al barrio de suboficiales de Gendarmería y al Escuadrón 21.