Así lo revelaron las escuchas de las conversaciones entre un acusado por asesinato y un policía detenido por ayudar a la fuga de un sicario, que hablaban de su intención de asesinar al juez y al fiscal que investigan la causa por narcotráfico más importante de la historia de Santa Fe.
"Hay que matar a un juez o a un fiscal para que esto no pase más. Nunca mataron a un juez. Nunca les pasó nada. Y hoy son los dueños del poder". La frase la pronunció en una conversación telefónica el policía rosarino Germán Almirón. La dijo desde la cárcel, donde está preso por ayudar a la fuga de un sicario de la banda de Los Monos.
Del otro lado de la línea, informaron los medios locales, estaba César Arón Treves, detenido por homicidio y declarante en la causa que investiga a esa banda. “Yo me encargo de salchicha”, habría dicho Treves, haciendo referencia al juez Juan Carlos Vienna, quién firmó el procesamiento para 36 miembros del grupo, que incluye una decena de miembros de distintas fuerzas de seguridad. En la misma conversación, que se produjo a principios de la semana, hablan de asesinar al “fiscal bocón”, que sería el fiscal de cámara Guillermo Camporini.
Según informaron los medios de Santa Fe, las escuchas habían sido ordentadas por el juez federal Carlos Vera Barrios en una investigación por narcotráfico. Los investigadores sabían que el policía, que está detenido en la Alcaidía de Jefatura, además de tener lazos con la banda que se investiga en esa causa, contaba con un telefóno celular. En vez de secuestrarlo, decidieron intervenirlo para profundizar la investigación.
"Lo único que te pido es que me consigas dónde vive y el auto que tiene, que después yo me encargo", dijo Treves en una de las conversaciones. En otra charla, el policía Almirón le dice a su interlocutor: "Mañana me decís si nos comemos el arroz con salchicha o nos comemos el bocón. Si yo me como el bocón, salchicha se va a pegar un susto de aquellos".
Fuentes del juzgado federal 3 dijeron hoy a Télam que las escuchas "se produjeron el miércoles pasado" y a partir de entonces "el juez Vera Barros dio aviso al fiscal regional Jorge Baclini", de la justicia ordinaria santafesina. Para el juez estaba claro en el contenido de las conversaciones quedaba claro "un plan para atentar contra jueces y fiscales siendo el ideólogo de este plan el abonado intervenido”, en referencia al policía detenido.
La causa en la que trabajaron el juez y el fiscal que están en en la mira de los narcos tienen más de 14.000 fojas. En esa causa, el juez Juan Carlos Felipe Vienna procesó por múltiples delitos a 36 personas –entre civiles y policías-, la mayoría por integrar la banda de “Los Monos”, señalada como la banda que manejaba la droga en la zona sur y oeste de Rosario. El fiscal de Cámara rosarino, Guillermo Camporini, la bautizó como la “causa más importante de los últimos veinte años en Rosario”
Como ya informó Infojus Noticias, el núcleo vital de la pesquisa son las más de 1.500 intervenciones telefónicas que el juez considera “sin duda, la prueba más importante, la más directa, la más compleja”. Después del asesinato del Fantasma Paz -uno de los líderes más conocidos del narcotráfico en Rosario-, el padre contó en la justicia que administraba parte de los dividendos provenientes de la droga. Vienna, junto a las fiscales de grado Adriana Camporini y Cristina Herrera, decidieron entonces monitorear sus comunicaciones telefónicas.
En mayo de 2013, durante un mes, se intervino sus números entrantes y salientes. Usaron las transcripciones preliminares de la policía, y volvieron a las grabaciones originales cuando las consideraron importantes. Así fueron tejiendo una idea que les dio “una visión bastante completa del funcionamiento de la organización investigada”, según los términos del auto de procesamiento.
“Lo más triste y al mismo tiempo, lo más importante de esta causa, es que se consiguieron pruebas concretas de algo que ya se sospechaba: los vínculos entre el crimen organizado y algunos miembros de las fuerzas de seguridad”, confió a este portal uno de los funcionarios judiciales que los siguió más de cerca. Lo que nadie sabía hasta ahora es que en esos vínculos se tejía un plan para asesinar a quienes investigan al narcotráfico.