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“A rey muerto, rey puesto”, reza el dicho. La caída del Panadero Diego Ochoa, jefe de la barrabrava de Newell’s. Detenido la semana pasada por dos homicidios, abrió numerosos interrogantes sobre el futuro de la conducción de la tribuna sur del Coloso Marcelo Bielsa.

El grupo cercano a Pimpi Roberto Camino –ex capo de la barra asesinado en 2010- amenaza con volver. La Justicia, ante la posibilidad de un enfrentamiento elaboró una lista de 91 personas que tienen prohibido el ingreso al estadio en el partido de mañana ante Gimnasia de La Plata.

“VOLVEMOS DENTRO DE MUY POCO.. NO SE ALARMEN NI SE ENTUSIASMEN, LOS GILES QUE SE PERSIGAN Q YA LES VAMOS A CAER”. Desde su página de Facebook, la Hinchada Que Nunca Abandona (LHQNA) -como se denomina la facción que supo comandar el Pimpi Camino- amenaza con su regreso. La Justicia también sospecha de una posible disputa interna entre los posibles sucesores del Panadero.

"Con este panorama es lógico pensar que puede llegar a producirse algún incidente en el interior de la barra. Ya sea en la búsqueda de la sucesión o alguna puja de poder entre grupos como sucedió en otros momentos en la barra de Newell's", dijo el secretario de de Seguridad en Espectáculos Públicos y Deportivos, Pablo Farías, al diario La Capital.

Por eso, a pedido de la secretaría, el juez Javier Beltramone confeccionó una lista de 91 personas que tienen vedado el acceso al estadio. La lista se conformó con los nombres vinculados a la causa por los homicidios de Maximiliano el Quemadito Rodríguez y el Pimpi y otros delitos relacionados a los barras.

Desde que el Panadero Ochoa asumió la conducción en diciembre 2008 -cuando Guillermo Lorente puso fin a diez años de reinado del expresidente Eduardo López- en varias ocasiones quisieron arrebatarle la barra.

El primer intento fue el 26 de enero del año siguiente. Durante un reempadronamiento de socios, unas cincuenta personas, comandadas por el Pimpi y dos de sus hermanos, redujeron a dos policías e ingresaron al club a los tiros, cargando palos y bates de béisbol. Los tres hermanos Camino fueron condenados a tres años de prisión en suspenso. El Pimpi pasó un breve tiempo tras las rejas. Al salir empezó a planear su regreso a la conducción de la barra.

En febrero del 2010 la barra del Panadero volvía de un viaje a la cancha de Huracán. Uno de los micros fue emboscado en la autopista, a la altura del barrio Las Flores. Los atacantes dispararon más de cincuenta balas con ametralladoras. Cuatro de ellos dieron en el cuerpo de Walter Cáceres, de 14 años, que murió en el lugar. El Panadero viajaba en otro colectivo.

Todas las pistas apuntaron a una alianza entre el Pimpi y Los Monos, la banda que domina el narcotráfico en la zona sur. En el juicio oral, todos los acusados fueron absueltos.

Durante su reinado, la Justicia y la policía habían sido los principales aliados del Pimpi. Cuando se alejó del paravalanchas le soltaron la mano.

La madrugada del 19 de marzo el Pimpi estaba en el bar Ezeiza, en el barrio Echesortu. Recibió un llamado en su llamado y salió a hablar a la vereda. Dos balazos en las piernas lo pusieron de rodillas. Cinco disparos más lo dejaron agonizante en el piso. Las personas que estaban con él lo cargaron en un auto y lo llevaron al hospital Carrasco pero llegó muerto.

Sin enemigos externos que le pudieran arrebatar el mando al Panadero, la disputa por el poder se trasladó al interior de la barar. En septiembre de ese mismo año, Sergio el Quemado Rodríguez, hasta ese momento mano derecha de Ochoa, intentó arrebatarle el trono al jefe. Las cámaras del estadio de Newell’s registraron el instante en el que junto a su hijo, Maximiliano Rodríguez, alias el Quemadito, el Pollo Orlando Bassi y Matías Pera, atacaron por la espalda al Panadero. Después se ve como lo arrastraron por las escaleras y lo desvistieron frente a la policía.

Los Quemados no lograron arrebatarle la barra. La Justicia les aplicó el derecho de admisión y no pudieron regresar a la cancha. El Panadero logró mantenerse en el poder una vez más, pero sintió el golpe. Lo habían humillado y debía vengarse.

Al mes, Matías Pera sobrevivió a un ataque de cinco balazos. En enero de este año, a menos de un mes de haber salido de la cárcel, el Quemadito Rodríguez fue atacado a tiros en la puerta de la casa de su novia que lo dejó en muletas. Nueve días después, en una esquina céntrica de la ciudad recibió un disparo en la cabeza. Murió camino al hospital.

La semana pasada, el juez Javier Beltramone ordenó la detención del Panadero. Está acusado de ser el instigador de los homicidios del Pimpi y el Quemadito y de los ataques a balazos a Matías Pera y al Quemadito nueve días antes de su muerte.