Fue acusado de "estrago culposo" el motorman del tren de la línea Sarmiento que embistió a otro en inmediaciones de la estación Castelar el año pasado, provocando la muerte de tres personas.
El fiscal federal de Morón Sebastián Basso solicitó al juez Jorge Rodríguez elevar a juicio oral la causa en la que fue acusado de "estrago culposo" el motorman del tren de la línea Sarmiento que embistió a otro en inmediaciones de la estación Castelar el año pasado, provocando la muerte de tres personas, informaron hoy fuentes judiciales.
El fiscal entendió que Daniel López -maquinista del tren chapa 1- no accionó los frenos, y que incluso pese a las señales de advertencia que indicaban peligro prosiguió su marcha, hasta impactar con la formación chapa 19, que estaba frenada sobre las vías, el 13 de junio del año pasado.
"Ante una señal fija absoluta en peligro, López debió haber empleado todos los medios que se hallaban a su alcance para detener el tren a los efectos de no traspasarla", consideró el fiscal, quien recalcó que además de no frenar, el motorman condujo con "permanente tracción y con ascenso de velocidad".
El abogado Gregorio Dalbón, querellante en la causa, también pidió la elevación a juicio aunque en su caso le imputó el delito de "estrago doloso" que prevé una pena de hasta 25 años de prisión, sustancialmente superior a los cinco años que estipula para la figura "culposa".
El motorman aseguró que los frenos "no funcionaron" pero el fiscal descartó esa hipótesis en base a una pericia que confirmó que no hubo ningún desperfecto técnico o en el sistema de frenos y que la unidad había sido puesta en servicio seis días antes del accidente, recién reparada.
"Desde la posición de este Ministerio Público Fiscal, el factor desencadenante de la colisión del chapa Uno contra el chapa 19 fue la inobservancia del deber de cuidado de López de frenar la tracción de la formación que él conducía, en un contexto en el que las señales férreas le anunciaron su obligación de frenado", dijo el fiscal.
En ese sentido, recordó que el motorman traspasó en forma previa al impacto "al menos tres señales de advertencia" una de las cuales se encontraba "apagada con deber de detenerse", y que pese a ello prosiguió su marcha incluso alcanzando una velocidad de 61 kilómetros por hora y que su acción fue "la que determinó la producción de los resultados fatales".