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Infojus Noticias

2-12-2013|14:34|Triple crimen Santa FeProvinciales
Las tres víctimas, militantes del Movimiento 26 de Junio

Triple crimen de Rosario: la Justicia debe decidir si va a juicio oral

A 23 meses de la muerte de los tres amigos, familiares y compañeros marcharon a Tribunales. La causa fue elevada a juicio oral pero el juez tiene que definir si unifica esta causa con otra que investiga complicidades policiales.

Por: Sebastián Ortega

En el club Oroño de Villa Moreno -sur de Rosario- cuatro amigos celebraban el año nuevo tomando una cerveza. Estaban en la canchita de fútbol, detrás de un arco, cuando a sus espaldas aparecieron cinco personas. Una de ellas abrió fuego con una ametralladora Pam. Aquella madrugada Jeremías “Jere” Trasante, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patom” Rodríguez - militantes del Movimiento 26 de Junio- fueron asesinados por la banda del “Quemado” Sergio Rodríguez -supuesto transa y ex barrabrava de Newell’s. Esta mañana, a un día de cumplirse 23 meses del triple crimen, familiares y compañeros de los jóvenes asesinados marcharon a Tribunales para sostener el reclamo de Justicia. La causa fue elevada a juicio oral pero el juez tiene que decidir si unifica esta causa con otra que investiga complicidades policiales.

El expediente judicial acumula más de veinte cuerpos. Antes de cerrar la instrucción, pasó por tres juzgados y dos fiscalías. En la etapa de transición entre el viejo y el nuevo sistema penal santafesino, las causas con penas menores a la cadena perpetua requieren que los abogados defensores de todos los acusados decidan que las audiencias sean orales y públicas. En agosto los defensores de los cinco imputados aceptaron.

Pero la causa por el triple crimen se acumuló con otra que investiga las complicidades policiales. En ella están procesados tres agentes de la policía provincial, cuyos abogados rechazaron las audiencias orales. Por eso el expediente entró en una zona pantanosa. El juez de Sentencia N° 4, Julio Kesuani, deberá definir si la causa va a juicio escrito o si las divide y cada una toma un camino diferente.

El juicio tendrá en el banquillo de los acusados al Quemado Rodríguez y a parte de su banda: Brian Pescadito Sprio; Daniel Teletubi Delgado; Brian Damiancito Romero, y a Mauricio Palavecino, como partícipe necesario. Gerardo “Jeta” Mansilla, actualmente detenido por un robo a una joyería, tenía 17 años el día de la masacre. Por su participación se abrió una causa en un juzgado de menores.

El Quemado
Conocido por la Justicia y la policía, el Quemado Rodríguez estuvo involucrado en numerosas causas judiciales por escraches, amenazas y homicidios, pero nunca fue condenado. Entre 2008 y 2010 fue la mano derecha del Panadero Ochoa, jefe de la barrabrava de Newells. La amistad se terminó en septiembre de ese año, cuando junto a su hijo Maximiliano –alias El Quemadito- intentó desbancar al jefe durante un partido. Las cámaras de la televisión captaron el momento en que el Panadero fue atacado por la espalda por el Quemadito y desvestido frente a la policía.
Lo que ganó a las piñas, el Quemado lo perdió en la Justicia: le aplicaron el derecho de admisión y nunca más pudo regresar al estadio de Newell´s, el Coloso Marcelo Bielsa. Según contó un policía que lo siguió de cerca, en esa época el Quemado manejaba entre seis y diez búnkers de droga en los barrios Alvear y Villa Moreno, en la zona sur. Siempre bajo el paraguas protector de Los Monos, la banda que controla la distribución de estupefacientes en gran parte de la cuidad.

Un año después de esa pelea televisada, en Villa Moreno se inició una disputa entre bandas. Según se desprende de la investigación judicial, el Quemado se quejaba de que un grupo de pibes -encabezados por el “Negro” Ezequiel Villalba- le “mejicaneaba” los kiosquitos de droga. La disputa se resolvió a los tiros. La madrugada del 29 de diciembre de 2011, tres pibes atacaron a Facundo Osuna -17 años, amigo del Negro Ezequiel- en la puerta de su casa. Le pegaron cuatro tiros en las piernas y uno en el hombro. Sus familiares lo cargaron en un auto que pasaba por la calle y lo llevaron al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. En la oscuridad de la noche, Osuna había alcanzado a reconocer al Quemadito entre sus atacantes.

Tres días después llegó la venganza. Una moto se arrimó al BMW blanco que manejaba el Quemadito. Le vaciaron un cargador de 9mm. Tres balas dieron directamente en el cuerpo: en la mano, en las costillas y en el hombro. Una cuarta le rozó la nuca. Al joven herido lo cargaron en otro BMW y lo llevaron al Hospital Clemente Álvarez. Durante el trayecto repitió varias veces el nombre de su agresor: el Negro Ezequiel.
El Quemado reunió a su banda y fue directo hacia el Club Oroño. Tenía el dato: el Negro estaba ahí con un grupo de amigos.

-¿Dónde está Ezequiel?- preguntó a los gritos a los cuatro pibes que estaban sentados frente a la canchita.

Apenas alcanzaron a responder que no tenían nada que ver. El Quemado abrió fuego igual. Una ráfaga tras otra, más de 40 disparos. Uno de ellos alcanzó a escapar mientras las balas picaban a su alrededor. Jere, Mono y Patom fueron trasladados al Hospital Clemente Álvarez. Murieron a pocos metros del hijo del Quemadito, que se recuperaba de las heridas sufridas unas horas antes.
 

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