El lunes a la noche, el chileno Sebastián Curiche Vergara, uno de los Hermanos Arena –históricos acróbatas del circo Rodas-, no estaba haciendo equilibrio sobre el “Péndulo de la muerte”, bajo la carpa más grande de Latinoamérica. Estaba en su casa del barrio Echeverría de San Miguel de Tucumán con su esposa Yanina y su pequeño hijo. Faltaban pocos minutos para la medianoche cuando la policía golpeó la puerta. Le dijeron que un ladrón había saltado ingresado en el patio. Era una trampa. Vergara abrió la puerta y los agentes lo esposaron. Estaba prófugo de la justicia chilena por un homicidio cometido en 2005 y tenía pedido de captura de Interpol.
Hace nueve años, en la puerta de una fiesta en Punta Arenas -un pueblito del sur de Chile- se armó una gresca. Oscar Torres Uribe estaba sentado en el interior de su auto. Dos jóvenes rompieron los vidrios y lo sacaron por la ventana. Mientras lo golpeaban en el piso, se sumaron otros dos a pegarle. Torres Uribe murió apuñalado.
Curiche Vergara y Nelson Ampuero Mora fueron condenados a quince años de cárcel. Israel Villarroel Alvarado y Ález Orátola Nievas eran menores de edad al momento del homicidio. Les dieron 10 años.
La defensa de los condenados apeló el fallo y la Cámara de Apelaciones les concedió la libertad. Unos días más tarde, la Justicia falló en su contra. Cuando la policía los fue a buscar, Curiche y Villarroel ya se habían ido del país.
En Argentina, los prófugos se incorporaron al Circo Rodas. Empezaron haciendo trabajos de electricidad. Al poco tiempo, se sumaron al centenar de artistas que actuaban bajo “la carpa más grande de Latinoamérica”, según anunciaba el circo. Se hicieron llamar los Hermanos Arena, en referencia a su pueblo natal. Hacían espectáculos de acrobacia, malabarismo, ballet y clown. Su performance más recordada era el “doble péndulo de la muerte”.
En su nuevo trabajo, Curiche conoció a Yanina, una bailarina tucumana con la que tuvo un hijo. En enero los Hermanos Arena dejaron el circo. Al mes siguiente, la policía hizo un allanamiento en un circo de Mendoza. En los medios corrió la noticia de la captura de los acróbatas. Sin embargo, habían logrado escapar una vez más. Hasta hoy.