Por el momento, la fiscalía investiga la procedencia del arma. Él no habló y su mamá dijo que el revólver no era de la familia. El joven de 16 años está bajo tratamiento psicológico desde hace algunos meses por problemas de conducta.
Apenas habían pasado 15 minutos de las ocho de la mañana cuando una de las preceptoras del Instituto Bernardino Rivadavia, que caminaba hacia el aula de cuarto año para pasar lista, escuchó entre tres y cuatro estruendos. La tranquilidad se perdió de golpe en este colegio privado de la localidad de Pontevedra. La mujer corrió junto a una docente al aula, de la que salían los alumnos espantados. Adentro solo había quedado uno de sus compañeros. El más introvertido de todos, el chico que rompía la prueba en mil pedacitos cuando le iba mal y pateaba el banco, la silla, la mochila, todo lo que estuviera a su paso. Acababa de apoyar en el piso un arma calibre 22, después de disparar contra la pared, el piso, el techo y la estufa. Dijo que esta estaba poseída por el diablo, que por eso le disparó. Las dos mujeres lo calmaron. Las autoridades llamaron al 911, a la comisaría 5° de Merlo y a su mamá. El chico estaba bajo tratamiento psicológico por sus comportamientos extraños desde hacía unos meses y sus papás ya habían sido citados por las autoridades del colegio.
Poco después del incidente llegó un patrullero hasta el instituto, ubicado en la calle De la Virgen 2260. “Recibimos un llamado en el 911 y otro en la comisaria. Mandamos un móvil. Cuando llegó el personal de la comisaria lo encontró al alumno con las docentes y la preceptora que lo habían tranquilizado. Lo trasladamos en patrullero con la mamá, que acompañó acá en la comisaria” dijo a Infojus Noticias el comisario Hugo Santillán. Después de casi tres horas en un cuarto de la seccional fue trasladado a la sede del departamento judicial de Merlo. Iba a ser interrogado por el fiscal Gabriel Crudo Iturri, del fuero juvenil penal. La jueza de garantías del joven, que interviene en la causa, es Cecilia Drago. Por el momento la investigación está orientada a saber cómo consiguió el arma el joven. Él no habló y su mamá dijo que no era de la familia.
El joven fue solo en un patrullero hasta los tribunales. En las próximas horas se sabrá si irá a un centro de contención, a un instituto especializado o si podrá volver a su casa junto a su mamá, su padrastro y su hermanita de once años, que concurre a la misma escuela.
En la escuela se suspendieron las clases y después de los peritajes de la policía ahora es el turno de la inspección de las autoridades educativas del partido y de la provincia de Buenos Aires. Están reunidos junto a los directivos y representantes del Consejo Escolar. “Están viendo qué pasó, desde hace un tiempo tenía problemas y por eso hubo reuniones con los padres. Él vino siempre acá.", dijo una fuente cercana al colegio.