Leandro Recalde, abogado laboralista y asesor de la presidencia de la comisión de legislación de derecho del trabajo en la Cámara de Diputados de la Nación, apunta a distribución del trabajo. "Una empresa que tiene que ocupar 48 horas hombre las puede ocupar con 4 personas, con 3 o con 6", afirma.
Leandro Recalde es abogado laboralista y se desempeña como asesor de la presidencia de la comisión de legislación de derecho del trabajo en la Cámara de Diputados de la Nación. Como secretario de redacción de la Revista de Derecho del Trabajo de Ediciones Infojus, coordina la publicación que dirigen su padre, el diputado nacional Héctor Recalde, junto al juez y consejero de la magistratura Mario Fera.
El martes pasado, Fera y Leandro Recalde participaron de la segunda conferencia del ciclo que organiza la editorial del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Infojus Noticias estuvo ahí y le preguntó por los proyectos sobre legislación laboral que hoy están en la agenda del Congreso Nacional.
-¿Se pueden mejorar los índices de empleo?
-No es igual de sencillo reducir la desocupación del 22 al 20 por ciento que reducir del 6,8 al 4,8. Esos dos puntos, a medida que uno se acerca al núcleo duro, son mucho más difíciles de acceder. Tanto en el trabajo no registrado como en la desocupación, quizá se puede bajar diez puntos casi abruptamente pero después se complejiza. En 2001 las tasas de desempleo superaban el 25 por ciento, y hoy estamos en tasas que prácticamente hablan del pleno empleo, en 6,8 o 6,7.
-¿Qué se puede hacer para reducir la desocupación?
-Una forma es la reducción de la jornada de trabajo, que ya fue propuesto en el Congreso. Esas horas hombre no van a desaparecer, se van a distribuir entre personas que hoy no están ocupadas. Se apunta a que esa clase de medidas sean susceptibles de combatir ese núcleo duro de desocupación al que es difícil acceder. Una empresa que tiene que ocupar 48 horas hombre las puede ocupar con 4 personas, con 3 o con 6. Hay que evaluar de qué manera se distribuye el trabajo existente.
-¿Por qué hoy el desafío pasa por reducir esas décimas de la tasa de desempleo?
-Porque debemos ir por más, profundizar siempre. En 2003 había que tomar medidas urgentes porque los índices eran graves o catastróficos. Primero hubo medidas paliativas urgentes, que lograron que esos índices fueran mejorando poco a poco. Y en la medida que uno se acerca a lo óptimo, se va dificultando la tarea aún más. El contexto actual no es perfecto, pero la tarea va siendo cada vez más ardua a medida que uno se acerca a estos núcleos duros.
-¿Qué respuesta hubo de parte de los sindicatos ante esa propuesta?
-Han habido manifestaciones de solidaridad gremiales muy importantes. Ha habido experiencias como la de la industria automotriz. En contextos donde escaseaba el trabajo, en lugar de suspender días hombre, se distribuyeron de manera igualitaria las horas de trabajo por cada trabajador. El perjuicio también se distribuyó y no hubo un afectado particular que perdió el empleo.
-¿Qué recepción tuvieron este proyecto y el que apunta a reducir el trabajo no registrado por parte de las otras fuerzas políticas? ¿Qué expectativa hay?
-Hay fuerzas políticas que se oponen por oponerse, porque hemos notado que se han opuesto incluso a proyectos que en otros momentos defendían. El debate en la Comisión de Derecho del Trabajo es sano. Pero la discusión en comisión no es la discusión en el recinto. Las ondas son cambiantes en el Congreso. Espero que podamos sentarnos a discutir los proyectos con madurez. Elaborar conjuntamente el mejor proyecto del que seamos capaces. No se pueden ignorar las problemáticas, debemos discutir cuál es el mejor camino para resolverlas. En eso consiste la labor parlamentaria.
-En este contexto tan distinto al de hace una década, especialmente en lo laboral, ¿a qué apuntan las consignas de la porción del sindicalismo que se está movilizando?
-Las consignas son legítimas, pero es sospechoso un paro general inspirado por estas consignas. Cuando uno pone todas las consignas no está poniendo ninguna. Cuando uno reclama todo no está reclamando nada. Yo creo que ese paro general que se evalúa tiene otra finalidad. Hay que preguntarles a los protagonistas para saber qué están buscando. Pero me parece que tiene más que ver con un posicionamiento político que con una reivindicación propiamente gremial.
-¿Cuál es el balance de estos dos primeros años de la revista de Derecho del Trabajo?
-La evaluación que hacemos es muy positiva, porque vemos que de a poco se van cumpliendo algunos objetivos que se fijaron allá al inicio. No sólo tienen que ver con lo doctrinario, también son relativos a la instalación, la distribución y el conocimiento que va a obteniendo la revista. Estas metas se están cumpliendo sobradamente.
-¿Cómo se desarrolló el proyecto?
-No nos resultó difícil armar un consejo académico notable, porque desde el vamos la idea de la revista se mostró muy atractiva para todas estas personas. Prácticamente no tuvimos negativas, y pudimos conseguir la participación de personas muy destacadas en sus respectivos ámbitos, así que esta manera de trabajar realmente es muy satisfactoria. Desde el punto de vista doctrinario y de la participación, la satisfacción también es enorme.
-¿Qué desafíos se plantea la publicación?
-Tenemos claro que hay que ir por más. Lograr más debate, más participación, mayor grado de conocimiento, mayor cantidad de propuestas. Nos pasó de estar planteando en la revista la necesidad de una reforma y ver que apenas se publica, esa reforma ya está hecha y en el sentido que venía apuntando el artículo. Esas cosas a veces frustran parte del trabajo, pero son frustraciones muy bienvenidas. Pasó con el Estatuto de los peones rurales y con el trabajo no registrado. Dedicamos dos números de la revista a eso y hoy vemos un proyecto que encara la problemática de manera integral.
-¿Cuáles son esos temas centrales que la revista debe atender?
- Todo lo que tiene que ver con igualación de derechos es urgente. El tema del trabajo no registrado es un mal que está muy instalado y afecta directamente la igualdad de derechos. Es una de las peores formas de explotación. A pesar de los proyectos de ley que están en tratamiento, sigue siendo de las cuestiones más urgentes. Si bien en estos últimos diez años se redujo notablemente, no es menos cierto que los niveles de clandestinidad y de precarización aún son enormes. Pero esta línea de búsqueda de igualdad de derechos tiene muchas facetas distintas y la registración es sólo una de ellas.