Así lo afirmó el fiscal que investiga la desaparición de la joven, Marcelo Rettes. Para la familia y amigos, Florencia fue víctima de una red de trata, pero la justicia sigue investigando el caso como "búsqueda de persona".
La causa por la desaparición de Florencia Pennacchi acumula 17 cuerpos, 3400 fojas, muchas hipótesis, una sospecha, y ninguna certeza. Hoy se cumple el décimo aniversario de la última vez que se vio a la estudiante neuquina, cuando salió de su casa en el barrio de Palermo. Su familia y amigos sostienen que fue víctima de una red de trata mientras que para la justicia no hay pruebas fehacientes sobre esa hipótesis.
“Seguimos buscándola. No se descarta nada”, dijo a Infojus Noticias el fiscal de la causa Marcelo Rettes. Dos de los policías que participaron de la investigación fueron denunciados por vínculos con prostíbulos. La causa sigue caratulada como “búsqueda de persona”. Hoy a las 17, en Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, familiares, amigos y compañeros de trabajo y la facultad de la joven harán un acto de conmemoración junto con familiares de víctimas de trata.
“Tener una persona desaparecida te genera incertidumbre y a la vez, esperanza”, dijo a esta agencia Pedro Penacchi, hermano mayor de Florencia. Los dos compartían un departamento en la calle Malabia, entre Güemes y Santa Fe, cuando Florencia desapareció. “Al principio de la causa hubo movimiento: datos, llamados, pero después, cuando tomó fuerza la hipótesis de la trata, el movimiento se paró”, agregó Pedro.
“Nunca se paró de buscarla”
“En estos años nunca se paró de buscarla, a cada dato que se tuvo se ordenaron medidas para verificar si era Florencia, se mandó gente a averiguar, pero no hubo resultados positivos”, sostuvo Rettes. Para el fiscal no hay datos certeros de que Florencia haya sido víctima de una red de trata, de haber habido algun indicio el caso debería haber pasado al fuero federal.
El martes 15 de marzo de 2005 Florencia, que entonces tenía 25 años y estudiaba ciencias Económicas, hizo una cena en su casa con compañeros de su trabajo en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Pasadas las 12 de la noche salió para despedirlos y fue hasta un kiosco de la zona. No volvió más. En el correr del día siguiente habló en tres oportunidades por teléfono. Primero, por la mañana, con un compañero de trabajo al que le hizo referencia sobre unos archivos con los que ella trabajaría más tarde ese día. Después llamó a su hermano, a quien le consultó por llamados o mensajes que hubiera recibido en el teléfono fijo. En ambos llamados la escucharon normal, como siempre. Alrededor del mediodía habló con su jefe en el IVC. Ese llamado fue el que encendió la voz de alarma. “Él ya la escuchó mal. Ella le dijo que no se sentía bien y que iba a ir al hospital Fernández”, contó Silvina Bergman, amiga de Florencia desde que iban a segundo grado.
El hombre se quedó preocupado y a la hora la llamó para ver qué le habían dicho los médicos en el hospital. El teléfono dio apagado. Ante la preocupación por la salud de Florencia, se empezaron a comunicar entre los compañeros para ver si alguien sabía algo de ella, después entre los amigos y más tarde con Pedro. La respuesta se repitió una y otra vez: nadie sabía nada de Florencia.
Silvina se enteró de la desaparición el viernes 18. Estaba en el festival de Cine de Mar del Plata y no la habían querido preocupar antes. Ese mismo día viajó a Buenos Aires, donde pasó los siguientes meses buscándola por toda la ciudad. “Pensábamos que había podido tener un surmenage, o algo, que estuviera perdida”, contó la chica que tiene 35 años y desde mediados de 2005 volvió a vivir a Neuquén, donde conformó una organización feminista. La desaparición de Florencia la atravesó. “En ese momento no sospechábamos nada. No se hablaba de trata. Nosotras no teníamos ni idea de qué le podía haber pasado, pero sabíamos que no había sido voluntario. No estaba mal y jamás se hubiera ido”, dice hoy mientras se prepara para el acto para el que viajó especialmente desde el sur. Otro dato que ninguno pasaba por alto era que Florencia se había ido con lo puesto: una pollera, una musculosa, un par de ojotas, y una riñonera con algo de dinero y su celular. En su casa quedó toda su documentación, su billetera, su cartera y todos sus objetos de valor.
“Por las triangulaciones que se hicieron de los teléfonos se supo que los llamados que hizo el miércoles 16 fueron desde “Confusión”, un boliche en Costa Rica y Scalabrini Ortíz”, contó Silvina.
La joven y el resto del grupo hicieron la denuncia en la comisaría 23°. “La tomaron como si nada, dieron menos importancia que si fuera el robo de un celular, recién cuando salió el caso en todos los medios de comunicación nos volvieron a llamar para hacer una ampliación. Nos decían que los hacíamos trabajar en semana santa”, recordó. “Desde el principio la causa está estancada”, sostuvo Bergman.
En la desesperación por la ausencia de Florencia sus amigas llamaron a la compañía de celular de la joven, se hicieron pasar por ella, dijeron que le habían robado el celular y preguntaron por los últimos tres números a los que se hubieran llamado. Así descubrieron el de una persona al que ninguna de ellas conocía y que no se había puesto en contacto con ninguno de ellos tras la difusión pública de la desaparición de la joven. “Durante cinco meses hicieron trabajos de inteligencia sobre el dueño del teléfono. Se tardó casi un año en lograr la declaración de esta persona, que es la más corta de la causa y tiene contradicciones”, explicó Silvina.
Una tarde Silvina volvió a La Plata, donde estudiaba, para lavar su ropa y prepararse para retornar a Buenos Aires a seguir con la búsqueda cuando se le ocurrió poner en el buscador de internet: “personas desaparecidas en democracia”. El resultado la puso frente Susana Trimarco. “Ahí contaba el caso de Marita, era lo mismo. La llamamos, empezamos a hablar, era lo único que podía ser”, recordó. Meses después, gracias a la Fundación María de los Ángeles, que preside Trimarco, se logró dar con dos víctimas de redes de trata que aseguraron haber visto a Florencia en prostíbulos del Gran Buenos Aires, del interior de la provincia y en uno de Inriville, en Córdoba.
“Las dos chicas por separado la reconocieron, pero después de que declararon, una de ellas fue nuevamente secuestrada y a la otra le balearon la casa y después cambió la declaración”, contó Silvina.
Policías denunciados
En 2010, poco después de cumplirse el quinto aniversario de la desaparición de Florencia, Nancy Miño Velázquez, auxiliar de la Federal en la División de Trata de Personas, quien se desempeñaba desde 2008 como agente encubierta infiltrándose en redes de explotación sexual de mujeres, denunció al comisario inspector Jorge Cipolla, máxima autoridad de la División, como responsable del cobro de coimas que darían libertad de acción a prostíbulos porteños y bonaerenses. El comisario Jorge Omar Fernández, integrante del mismo organismo y miembro de la investigación en el caso Pennacchi, también fue denunciado. Ambos habían participado de la investigación por la desaparición de la joven. Silvina todavía recuerda los “paseos” en un falcón verde que Fernández los llevaba a hacer por la ciudad, con la supuesta hipótesis de que Florencia estaba perdida. “Él hacía el papel de policía bueno, nos hablaba mal de todos”, recuerda.
Un acto para concientizar
A las 17 será el acto central en Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, en el que habrá presentaciones musicales, para concientizar sobre la trata de personas. A lo largo del día los amigos, familiares y compañeros de Florencia harán intervenciones espontáneas en los lugares por los que ella habitualmente pasaba, en su recorrido desde la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), su trabajo en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), y el departamento que compartía con su hermano, Pedro.
Anoche empapelaron varias estaciones de subte con fotos de jóvenes desaparecidas. Algunos de los carteles dicen: “Disculpen las molestias nos están desapareciendo” y otros: “Buscábamos a Florencia y nos encontramos con más de 600 mujeres desaparecidas por año”.
CD/LC