Lo detuvo la dictadura de Juan Carlos Onganía, tras el Cordobazo y lo juzgó un Consejo de Guerra. Estuvo detenido en Rawson y amnistiaron. Lo persiguió la Triple A, y murió en la clandestinidad. El rol de un referente gremial que luchó también contra la burocracia sindical.
Miles de personas concurrieron al entierro del referente sindical Agustín Tosco en Córdoba, hace exactamente 39 años. Cuando el cotejo llegó al cementerio San Jerónimo, matones de la Triple A, apostados en los techos de los panteones, dispararon contra la gente y hubo varios heridos. Un grupo de trabajadores dejó el féretro en una bóveda ajena y recién por la noche pudieron trasladarlo al panteón de la Unión Eléctrica, donde todavía están sus restos.
Seis meses atrás, en el aniversario del Cordobazo, la Secretaría de Derechos Humanos de Nación entregó 104 archivos del Ejército sobre la detención y el juicio a Tosco. "Son los expedientes de los Consejos de Guerra, que se instruyeron por el código de justicia militar. Se juzgaron a sindicalistas y militantes, violando las leyes para el procesamiento de civiles, se violó el derecho a ser juzgados por su juez natural. Fueron juzgados y encarcelados ilegalmente. Ese Poder Ejecutivo no tenía la facultad para ordenar esos procesos y menos contra los que luchaban contra dictaduras. Y es importante que el Estado lo reconozca", explicó Fresneda a Infojus Noticias. Las actas que fueron entregadas a los familiares de aquellos militantes y dirigentes procesados por tribunales militares estaban en el Archivo General de la Nación.
El protagonismo del dirigente del sindicato de Luz y Fuerza en el Cordobazo fue indudable, al igual que su papel en las luchas populares de su época. En palabras del Gringo Tosco, el Cordobazo fue una “rebelión obrera y popular. Surgió de la clase obrera y del pueblo. Lo esencial del Cordobazo es que surge de los trabajadores y de los estudiantes y que ellos por sus convicciones salen a la calle a luchar”.
La persecución a Tosco
Después del Cordobazo, que dejó más de 30 muertos y 500 heridos, estalló una revuelta que mantuvo paralizada a la ciudad de Córdoba por dos días. Tosco estuvo entre los dirigentes políticos y sociales que detuvo la dictadura de Juan Carlos Onganía. La urgencia de los militares por juzgarlos era tal que el 4 de junio de 1969 se reunió el Consejo de Guerra. En uno de los documentos se informó que el teniente primero José Rodolfo Latella, que actuó como fiscal, pidió una condena de tres años de prisión. El Consejo de Guerra condenó a Tosco con la pena pedida por Latella y el dirigente fue enviado al penal de Rawson. Pero la dictadura no pudo mantener esa condena y dictó una amnistía el 28 de noviembre de 1969. Con la destitución del gobernador cordobés Ricardo Obregón Cano, en 1974, Tosco comenzó a ser perseguido por los matones de José López Rega.
Desde el Ateneo Eva Perón de Córdoba, Rosa Cámpora opinó que “su lucha contra la burocracia sindical fue constante y sobre algunos sindicalistas opinaba que ellos y sus discípulos eran prisioneros por sus compromisos con los que tenían el poder”.
Seis meses antes de morir, a través de sus abogados, Tosco publicó una solicitada en el diario La Voz de Córdoba. El texto decía que tanto él como todos los miembros del Consejo Directivo del Sindicato de Luz y Fuerza no habían cometido ningún delito. “Tenemos nuestra conciencia limpia y templado nuestro espíritu de representantes obreros y democráticos. Reclamamos, eso sí, mínimas garantías para que seamos juzgados en vida y poder así, desenmascarar la farsa urdida para avasallar nuestros derechos y nuestro Sindicato”. La Triple A lo había condenado a muerte y el jefe de policía de Córdoba lo tildó públicamente de “criminal terrorista”.
En septiembre de 1975, Tosco se enfermó de una encefalitis bacteriana. Estaba clandestino, de mudanza en mudanza, y fue atendido en una clínica de Buenos Aires con un nombre falso. Oficialmente, murió el 5 de noviembre, a los 45 años.