El ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, era el único imputado. "Robó, huyó y no lo pescaron", dijo Mario Cafiero después de conocerse que el tribunal lo absolvió. La fiscalía había pedido tres años de prisión.
Los jueces Néstor Costabel, Enrique Pose y Patricia Mallo absolvieron al ex ministro de Economía de la Alianza de la acusación por negociaciones incompatibles con la función pública. El veredicto se dio a conocer minutos después de las 13 hs. La absolución fue sin costas, es decir que el Estado argentino deberá pagar a sus abogados. Los fundamentos de la sentencia se leerán el 15 de octubre.
"Robó, huyó y no lo pescaron", dijo después de conocerse la absolución Mario Cafiero, uno de los denunciantes que se acercó al tribunal esta mañana. La fiscal Fabiana León había pedido tres años de prisión e inhabilitación especial perpetua para el funcionario de la Alianza, en la audiencia de alegatos de la semana pasada.
"Estoy padeciendo ataques injustificados", afirmó Domingo Felipe Cavallo en sus últimas palabras antes del veredicto del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº4. Esta mañana, el impulsor del Megacanje y el Blindaje pronunció una última defensa, después de catorce años de proceso penal y tres meses de juicio oral. “Fui el chivo expiatorio, tenía que ser el responsable de la terrible crisis que sufrió el país”, agregó. Costabel, quien presidió el tribunal, interrumpió en dos ocasiones al ex ministro de Fernando De la Rúa. Por momentos dejó de referirse al Megacanje y a su rol en la operación para explicar que la crisis desatada a fines de 2001 pudo haber sido evitada: “Nos echaron del Gobierno cuando estábamos por concluir una reestructuración completa”.
Para Cavallo, considerar que el canje fue una maniobra para favorecer a los bancos “es tergiversar los hechos”. Aseguró que “era importante para el bien público que se canjeara la mayor cantidad posible de bonos”, junto a los casi 20 mil millones de dólares en bonos que administraban los siete bancos de inversión -suyos y de sus clientes-. En el texto que incorporó por escrito al expediente, apuntó contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que calificó al Megacanje y el Blindaje como las mayores estafas de la historia financiera de la Argentina.
En la audiencia estaban presentes Horacio Liendo, uno de los colaboradores más cercanos de Cavallo, y su hermano Gustavo. Liendo estuvo imputado en el proceso, pero fue sobreseído, junto a De la Rúa, David Mulford y Federico Sturzenegger. También se acercó Jorge Asís, que saludó afectuosamente al ex ministro.
Un hombre sencillo
La audiencia estaba convocada para las 9 y media de la mañana. El ministro fue el primero en llegar a la sala, puntual. Con él entraron su esposa, su hija y un colaborador, y un rato después su abogado, Eduardo Oderigo. Desde junio hasta hoy, Cavallo faltó sólo a la segunda audiencia del debate oral. Cada lunes, salvo contadas excepciones, el ex ministro ingresaba al edificio sin provocar demasiadas reacciones. Hoy, las cámaras de televisión y los fotógrafos inquietaron más a sus colaboradores y a su familia que a él mismo.
Mientras esperaba que llegaran la fiscal y el tribunal, Cavallo se levantó para saludar a cada una de las personas que se acercaron a mostrarle su apoyo. En los cuarenta minutos que demoró en empezar la audiencia, recibió cada saludo con familiaridad y mirando a los ojos. Cuando los camarógrafos ingresaron a la sala, se trasladó al escritorio de la defensa para repasar sus papeles.
La sala nunca había estado tan llena. Durante todo el juicio, sólo su madre y su hija acompañaban al ex ministro. El padre de la convertibilidad repasaba sus apuntes con atención, erguido en la silla de la defensa. Apoyaba sus manos a ambos lados de las hojas, y leía con sus anteojos la letra impresa de gran tamaño.
Un beneficio para los bancos
La fiscalía solicitó que se lo condene “por haberse interesado directamente en la operación de canje de bonos en miras a que los bancos autorizados obtuvieran un beneficio”. Ese beneficio no tenía que ver con las comisiones que los bancos obtendrían al gestionar la operación, sino por el mejoramiento en la calidad de sus activos: los mismos bancos eran tenedores de bonos que estaban por caer en default, y administraban otras grandes sumas a través de sus carteras de clientes.
Los bancos tenían 5580 millones de dólares invertidos en bonos, y administraban otros 14 mil millones de sus clientes. El Galicia tenía 1580 millones de dólares en bonos viejos en su cartera propia, y administraba otros 1598 millones de terceros (clientes). El Santander Central Hispano, tenía 1730 millones, y 2736 de terceros. El Francés tenía 1397 millones propios, y 3877 de sus clientes. Credit Suisse administraba 590 millones de terceros. HSBC tenía 185 millones, y 2316 de sus clientes. Y el JP Morgan había invertido 98 millones de dólares en bonos, y tenía a cargo otros 3369 de terceros.
Como el país estaba al borde del default, David Mulford, en nombre del Credit Suisse, acercó la propuesta de la megaoperación. “Para ayudar a la Argentina”, quiso justificar Cavallo. El banquero estuvo imputado en la causa, pero se negó a declarar hasta que fue sobreseído. Con el Megacanje, se extendieron plazos hasta el 2031 y se aumentó la deuda nominal del país en 50 mil millones de dólares. Para Cavallo, “en todos los canjes” los bancos eran tenedores de bonos. Bajo esa tesis, el beneficio que obtuvieron no sería ilegal.