El organismo querellante en la causa requirió al Tribunal Oral Federal 5 y la fiscalía coincidieron en pedir diez años de prisión para Juan Carlos Lavia, el médico que crió como propia a Florencia junto a su esposa Serafina Marchese, para quien pidieron una pena de ocho años de cárcel. Para Francisco Vicente De Luca, el médico que firmó la partida de nacimiento apócrifa, la querella pidió 6 años y medio de prisión y la fiscalía, 7.
El juicio oral y público por la apropiación de Florencia Laura Reinhold Siver entró hoy en la etapa de alegatos. La querella, a cargo de Abuelas de Plaza de Mayo, y la fiscalía coincidieron en pedir 10 años de prisión para Juan Carlos Lavia y 8 para su esposa, Serafina Susana Marchese, el matrimonio de civiles que se apropió de Florencia. Para Francisco Vicente De Luca, el médico que firmó la partida de nacimiento apócrifa, la querella pidió 6 años y medio de prisión y la fiscalía, 7. Fue por considerarlos coautores y partícipes necesarios de los delitos de apropiación, retención y ocultamiento de la joven cuando era una beba recién nacida, la alteración de su estado civil y la falsificación ideológica de documentos públicos. Mañana alegará la defensa y la semana que viene se conocerá el veredicto del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 5. En agosto de 2011, cuando recuperó su identidad, Florencia se convirtió en la nieta 105 recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo.
Durante la mañana, en la sala SUM, en el subsuelo de los tribunales federales de Comodoro Py, comenzó alegando la querella. "Hay un interés colectivo" en el juicio porque "es una forma de garantizar que los hechos que aquí se juzgan no vuelvan a repetirse" y así se "consolide la construcción de la memoria colectiva en nuestro país", dijo el abogado Alan Iud, representante de Abuelas.
Iud que "la conducta de los imputados se desplegó por más de 33 años" hasta que Florencia Laura recuperó su identidad tras someterse voluntariamente al examen de ADN. La joven, que es médica y tiene dos hijos, nació en el Hospital Naval el 15 de enero de 1978. Hasta ahí había sido trasladada su mamá, Susana Siver, que estaba detenida en la ESMA, para la cesárea. A comienzos de febrero de ese año fue entregada a sus apropiadores. Los acusados "sabían que había nacido en esas circunstancias, siempre fueron conscientes de su obrar ilícito", agregó Iud.
El abogado de Abuelas también afirmó que "hubo ceguera voluntaria" porque los acusados "comprendieron la gravedad de su conducta y guardaron silencio 21 años sobre las fuertes sospechas de que fuera hija de desaparecidos". Fue cuando la joven tenía esa edad que Lavia le preguntó si sabía quiénes eran las Abuelas de Plaza de Mayo. “Él me dijo que él creía que yo podía ser hija de desaparecidos. Y si alguna vez quería completar mi historia, empezara por ahí”, contó Florencia en la primera audiencia del juicio.
Sobre ese punto volvió hoy también el fiscal de juicio Miguel Palazzani. “La pusieron en un lugar de decidir cuando no estaba en condiciones de hacerlo”, dijo el fiscal. E hizo referencia a que en el mismo año que Lavia le habló a Florencia sobre la posibilidad de que fuera hija de desaparecidos, falleció el abuelo paterno de la joven, que la había buscado durante esos años. Los Reinhold y los Siver buscaron primero a Susana y a Marcelo, que habían sido secuestrados el 14 de agosto de 1977 y trasladados a la ESMA. Marcelo apareció asesinado en noviembre de ese año. En 1978 tuvieron la noticia de que Susana había tenido a su bebé y en 1982, a través de los testimonios de sobrevivientes, supieron que se trataba de una beba a la que ella llamó Laura y apodó “lauchita” porque era chiquitita.
Documentos falsos
“Se cuidaron de no dejar rastros, ni siquiera en el lugar de nacimiento. Sabían perfectamente el origen de Florencia Laura”, dijo el fiscal Miguel Palazzani. La referencia al lugar de nacimiento tenía que ver con la dirección, en la calle Honduras, que figuraba en la partida de nacimiento apócrifa de Florencia, que fue firmada por De Luca y correspondía a la casa que compartían entonces Lavia y Marchese en Capital. “Conocían perfectamente lo que estaba ocurriendo en el país. Se aprovecharon de esa situación”, agregó Palazzani.
El representante del Ministerio Público Fiscal también hizo referencia al trabajo de Aldo Clemente Chiappe, el médico militar que les entregó a Florencia. Chiappe, que ya falleció, trabajaba en la guardia del Sanatorio de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) con Lavia. Y según aseguró Lavia fue en ese contexto en el que él le comentó que no podían tener hijos con su esposa y Chiappe le dijo que podían darle “una criatura que habían dejado en el hospital Naval de La Plata”. Y “a los pocos días me entregó a la nena de menos de un mes”, declaró en la instrucción.
Marchese, que desde la etapa de instrucción de la causa adhiere a los hechos de su esposo, hoy se desesperó cuando él se descompuso en plena audiencia por un pico de glucemia, del que se reestableció rápidamente. Los jueces le ofrecieron que saliera, pero el hombre insistió en seguir en la audiencia. Ambos son considerados por la querella como coautores de los delitos de sustracción, retención y ocultamiento de una niña así como de la alteración de su estado civil. A Lavia también se lo considera coautor de falsificación ideológica de documento público. A Marchese la consideran partícipe necesaria. Por eso para él pidieron 10 años de cárcel y para ella ocho.
A De Luca, que en la etapa de instrucción reconoció haber firmado el acta por su amistad con Lavia, lo consideraron partícipe necesario en la sustracción, retención, ocultamiento y alteración del estado civil y autor de la falsificación ideológica de su certificado y partida de nacimiento, así como de su documento de identidad. Tanto para él como para Lavia pidieron la inhabilitación como médicos.
Los tres acusados son defendidos por el mismo abogado, Luis Antonio Sasso, que mañana desde las 10.30 dará su alegato en el caso.
CD/RA