“La calle ocupa el tercer orden entre los lugares en los que con mayor frecuencia ocurren los ataques”, informaron desde el Programa de las Víctimas contra las Violencias y dijeron que siempre las denuncias deben ser tomadas por las comisarías que deben dar aviso al Programa.
Un hombre que agredió sexualmente a una pasajera en el subte A quedó detenido después que la mujer advirtiera que se había masturbado y eyaculó sobre ella. Fue acusado por el delito de abuso sexual simple, una figura contenida en el Código Penal, paradójicamente muchas veces silenciada, aunque con frecuencia ocurre en lugares donde hay mucha gente. “La calle ocupa el tercer orden entre los lugares en los que con mayor frecuencia ocurren los ataques”, informaron a Infojus Noticias desde el equipo de estadísticas del Programa de las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia que, ante una denuncia, asiste a las víctimas.
Las violencias verbales o físicas de las que son víctimas, principalmente, las mujeres en el espacio público, son siempre un delito. Ya sea que alguien las tocó en un vagón repleto de gente, en un recital o cuando caminaba por la vereda, o si desconocidos la acosaron con comentarios sobre su apariencia y sexualidad o un hombre le muestra sus genitales: “La denuncia debe ser tomada”, explicó Karina Rago, una de las operadoras de la Brigada Móvil del programa que, en la ciudad de Buenos Aires, acompañan y asisten a las víctimas donde se encuentren.
Puntualmente, ayer trabajaron en la asistencia a la mujer que señaló a su agresor en el subte. “Cuando cualquier comisaría toma intervención, nos tiene que dar aviso”, dijo Rago. Y aclaró que para evitar la “revictimización” son la psicóloga y trabajadora social que integran cada uno de estos equipos las encargadas de tomar el testimonio de la persona agredida. En caso de que las autoridades policiales no se comuniquen, las mismas víctimas podrán comunicarse llamando el 137.
Creado en 2006, de las 1171 víctimas asistidas en CABA, durante este año, por la Brigada Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Sexual, más del 27% (322) sufrieron abuso en lugares públicos: en plazas, o en la calles, durante un viaje en subte, tren o colectivo, en un taxi o cuando fueron a un bar, un club o un boliche bailable. Aunque, la cantidad de agresiones puede ser mayor, ya que son pocas la veces que las mujeres lo denuncian.
A nivel regional, el programa de ciudades sin violencia hacia las mujeres, ciudades seguras para todas y todos, de UNIFEM (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer), señala que a diario en los espacios públicos, dentro y alrededor de escuelas y lugares de trabajo, en baños públicos o en sus propios vecindarios las mujeres y niñas sufren y temen varios tipos de violencia sexual—desde el acoso sexual a agresiones sexuales, que incluyen la violación y el femicidio.
“Acompañamos a la víctima para fortalecerla, para que pueda acceder y sostener la denuncia y arme una red”, dijo Rago. Y remarcó, que muchas veces estas agresiones “suelen contarse como una osadía de los varones, se suele justificar al agresor, o se encubre como un ‘loquito’”. Por estos y otros dispositivos asociados al patriarcado que están fuertemente arraigados, muchas veces las víctimas, aun en lugares donde hay mucha gente, se ven impedidas de pedir ayuda. “Lo importante es saber que estamos ante delitos contra la integridad sexual -Ley 25.087-”, dijo Rago.
Condenas
Hay antecedentes de condenas por abuso sexual en transportes. En 2007, por ejemplo, un hombre recibió una condena de un año por tocarle los glúteos a una mujer en una plaza porteña; como tenía una condena por otro delito la pena fue de cumplimiento efectivo. En 2001, otro hombre fue condenado por tocar a una mujer en la fila de un teléfono público. Hace dos años, un hombre enfrentó un juicio oral porque, al igual que el agresor que atacó a la mujer en el subte A, le tocó la cola una pasajera en un vagón de la línea B de subte.
MB/LC