Las iniciativas promueven campañas de concientización y sanciones que van desde multas hasta diez días de trabajo de utilidad pública e incluso arresto. Una iniciativa fue presentada en la Cámara de Diputados y las otras dos ante la Legislatura porteña.
Tres proyectos de ley, uno presentado en la Cámara de Diputados y otros dos en la Legislatura porteña, buscan sancionar el acoso verbal en las calles, una forma de violencia que sufren a diario las mujeres. Las iniciativas promueven campañas de concientización y sanciones que van “desde multas hasta diez días de trabajo de utilidad pública e incluso arresto”, informó Página/12.
El proyecto de la legisladora porteña Gabriela Alegre (FpV) propone incorporar el acoso -verbal o no verbal- con connotación sexual en lugares públicos como un agravante de las conductas de hostigamiento, maltrato o intimidación, ya sancionadas en el Código Contravencional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Como agravante el Código eleva al doble las sanciones previstas, que van desde multas hasta días de arresto o la obligación de realizar trabajos de utilidad pública
“Creemos que es deber del Estado contribuir a la sensibilización y concientización sobre una práctica que genera en sus víctimas miedo, humillación y ofensa”, señaló la legisladora porteña en los fundamentos del proyecto. La propuesta de Alegre además promueve que la Policía Metropolitana elabore un protocolo de actuación para evitar que en las comisarías desestimen las denuncias.
“Se trata de situaciones que pueden generar consecuencias traumáticas en las personas que la sufren y que no deben minimizarse, a pesar que estén instaladas como algo común en nuestra sociedad”, agregó Alegre. Hace unas semanas, el pavor que provocan estas situaciones fue descripto por una joven del barrio de Caballito que cansada del acoso del que era víctima a diario, a una cuadra de su casa, se defendió usando gas pimienta y realizó una denuncia formal en una fiscalía.
La chica lo contó en un video que subió a Youtube que ya tiene más de 500.000 visitas. Allí relató el temor que sintió cuando dos hombres, que a diario trabajaban para una obra de la empresa Edenor, a metros de su casa, la siguieron mientras se preguntaban “¿a esta dónde la llevamos?”. Cuando ella se defendió, la insultaron y, como suele ocurrir, intentaron minimizar el hecho. "Empezaron a insultarme diciéndome que no era para tanto y que era una loca de mierda. Me fui y tomé el primer taxi que vi”, contó la joven.
Cuando quiso hacer la denuncia, “por supuesto al principio no me la quisieron tomar”, lamentó. “Al principio hablé con un hombre que me decía ‘bueno por un piropo no podés hacer una denuncia’, hasta que me preguntó que te dijeron. Cuando le conté lo que me venían diciendo, cosas como por ejemplo "te vamos a romper el orto", se sintió un poco más sensibilizado y tomó la denuncia".
Además de Alegre, en la Legislatura porteña, también el legislador Pablo Ferreyra, del bloque Seamos Libres, elaboró un proyecto para prevenir y sancionar esta conducta. A nivel nacional, la diputada Victoria Donda es la autora junto a Humberto Tumini, de Libres del Sur, del proyecto que presentó ante la Cámara de Diputados, para castigar el acoso sexual callejero con una multa de 100 a 7000 pesos.
Antecedentes en otros países
Alegre considera que el acoso sexual callejero es una variante de la inseguridad que hace patente “la necesidad de pensar las políticas de seguridad ciudadana también desde la perspectiva de género”. La iniciativa define el acoso sexual en lugares públicos como la conducta verbal o no verbal con connotación sexual, no consentida por la persona a la que está dirigida, que afecte su dignidad, derechos fundamentales como la libertad, integridad y libre tránsito, generando en ella intimidación, humillación u ofensa, realizada en el espacio público o espacios privados de acceso público.
El Programa regional de ciudades sin violencia hacia las mujeres, ciudades seguras para todas y todos, de UNIFEM (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer), señala que a diario en las calles, en el transporte público y en parques, dentro y alrededor de escuelas y lugares de trabajo, en baños públicos o en sus propios vecindarios las mujeres y niñas sufren y temen varios tipos de violencia sexual—desde el acoso sexual a agresiones sexuales, que incluyen la violación y el femicidio.
A estas iniciativas se suman las impulsadas por organizaciones de la sociedad civil, como la Stop Street Harrasement, que nació en 2008 y promueve la Semana Internacional contra el Acoso Callejero, del 12 al 18 de abril de cada año. En Argentina, la campaña fue tomada por la organización Acción Respeto, que realiza intervenciones públicas y a través de las redes sociales para concientizar a la población sobre el acoso en lugares públicos. En 2014, una campaña con el lema “Si te incomoda leerlo, imaginate escucharlo todos los días, cada vez que salís a la calle”.
Cifras y testimonios
En otros países de la región, como Perú, Chile y Colombia, se han creado en los últimos años observatorios dirigidos a recopilar testimonios sobre el acoso sexual callejero. Según una encuesta realizada por el Observatorio contra el Acoso Callejero de Chile, tres de cada cuatro personas sufrieron acoso sexual callejero durante el 2014. El 55% de los varones y el 85% de las mujeres entrevistadas dijeron haber sido víctimas del acoso sexual callejero al menos una vez en el último año. En un 93% de los casos, el acoso fue perpetrado por uno o más varones.
Según una encuesta realizada en Estados Unidos en 2014 por Stop Street Harrasement, el 65% de las mujeres que participaron habían sido víctimas de acoso. De ellas, un 23% fue tocada, un 20% fue perseguida y un 9% fue forzada a hacer algún acto sexual. El 25% de los hombres dijo haber vivido una situación de acoso. En Francia, el Alto Consejo por la Igualdad entre Mujeres y Hombres advirtió que, de acuerdo a un estudio, el 100% de los usuarios de transporte público fueron víctimas, al menos en una ocasión, de acoso sexista o agresiones sexuales
Argentina no cuenta con encuestas y estadísticas que den cuenta de la magnitud de este fenómeno, pero los testimonios volcados en el sitio de Internet http://buenosaires.ihollaback.org dan cuenta de un fenómeno que afecta principalmente a niñas, mujeres y adolescentes. Allí las agredidas cuentan que sienten vergüenza, se sienten nerviosas, incómodas o tienen miedo, cuando los hombres, entre otras formas de acoso, las agreden verbalmente, se acercan y las tocan, o se desabrochan los pantalones y muestran sus penes.
Desde la organización advierten que no hay una “única mejor forma de contestarle a un acosador”, pero ante la duda aseguran: “la decisión la tomás vos, y tu seguridad es lo que prima” y sugieren una serie de ideas para “hacer al acosador responsable de su conducta”. Entre otras, puntualmente sugieren no conversar con el acosador, ni intentar razonar con él” y mantener “un lenguaje corporal que denote firmeza” y “mostrar calma, seriedad y seguridad”.
MB/AF