A principios de 1977, el Ejército desapareció a su hija, Adriana María Bianchi, que militaba en Montoneros. Cuando fue a reclamar por ella, la recibieron a punta de pistola y con sus manos buscó el cuerpo en una fosa común. Nunca lo encontró.
Con su bastón y su pañuelo blanco, Herminia Severini fue a muchas de las audiencias de los juicios de lesa humanidad de Rosario. También se metía en los piquetes de obreros despedidos de las fábricas. “¿Para qué me voy a quedar en casa? Tengo que estar acá”, decía. A principios de 1977, el Ejército desapareció a su hija, Adriana María Bianchi, que militaba en Montoneros. Cuando fue a reclamar por ella, la recibieron a punta de pistola y con sus manos buscó el cuerpo en una fosa común. Nunca lo encontró. Herminia fue una de las fundadoras de la agrupación Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Hoy, a los 88 años, murió después de varios días de estar internada en un hospital rosarino.
Herminia nació en 1926 y sus padres eran dos inmigrantes italianos que habían llegado a la Argentina a principios de siglo. Con 14 hermanos mayores, Herminia tuvo una infanciaaustera en el pueblo santafecino de Correa. A los 30 años, se separó de su marido y se quedó con dos hijos. Por esos años, Herminia terminó sus estudios primarios y estudió enfermería. A la vez que criaba a sus hijos, trabajaba en un sanatorio y alternaba militancia en el Partido Comunista y en grupos feministas. En la década del ´60, dejó ese espacio político porque no le gustaba la verticalidad de las organizaciones.
“Siempre se caracterizó por ser una mujer alegre. Ella celebraba la militancia de su hija”, contó a Infojus Noticias Juane Basso de HIJOS Rosario. “Hasta el último día buscó el cuerpo de su hija, siempre fue una persona esperanzadora. Siempre invitaba a los pibes a rebelarse, a incomodar al poder, a militar”, agregó.
Adriana, un cuadro político
Con 21 años, la hija de Herminia estudiaba Sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional de Rosario y era maestra de inglés. Adriana “Paula” era integrante de la secretaría Política en Montoneros y ayudaba a formar a otros compañeros.
El 4 de enero de 1977, el Ejército la descubrió en una casa operativa del centro de Santa Fe capital. Los vecinos se habían quejado por interferencias en sus televisores. Después se comprobó que esos ruidos eran originados por un equipo de comunicaciones montado en el sótano de sea casa. Junto a Adriana, desaparecieron José Pablo Ventura de la conducción de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y María Josefina Mujica.
Sobre su hija, Herminia contó: “Adriana se caracterizaba por esa fuerza de luchar, era emprendedora (...) Equivocados o no, confiados, los jóvenes, lucharon. Creían que iban a producir el cambio, yo, con un poco más de experiencia tenía mis dudas. Le decía que el pueblo no estaba preparado para ese cambio social, pero ellos estaban convencidos”.
Buscar justicia
Cuando Adriana desapareció, Herminia no militaba en ningún lado. La buscó por todos lados, presentó habeas corpus y se enfrentó a policías que a punta de pistola la llevaron al cementerio para que busque el cuerpo de su hija en una fosa común con varios cuerpos. “Por sus conocimientos de enfermería, buscaba a su hija por las uñas y los dientes. Nunca la encontró”, contó la periodista Sofía Alberti a Infojus Noticias. En 2010, Alberti presentó un documental sobre la vida de Herminia.
“Era muy crítica, se metía en la ronda de piqueteros despedidos. Estaba presente en los reclamos de Luciano Arruga, de Julio López y de víctimas de trata. Si era necesario, se peleaba con policías, los careaba o les hacía chistes. Iba a la escuela a dar charlas, empezaba hablando de la dictadura y terminaba con charlas de educación sexual. Los pibes se iban con la cabeza abierta”, contó Sofía.