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Resistencia, Chaco, 12 diciembre de 2010. La Cámara de Casación Penal, en un fallo muy repudiado, había ordenado dejar en libertad a seis represores de la masacre de Margarita Belén. HIJOS Chaco, junto con otras organizaciones políticas y de derechos humanos, se habían movilizado hasta la vereda de los tribunales federales para exigir que detengan a los torturadores. La protesta incluía una particularidad: muchos de los manifestantes se habían pelado la cabeza. Salió el juez Carlos Skidelsky, y encaró a Renzo Alberto Osuna, uno de los “hijos” más “racionales”.

— Les pido que tengan paciencia, que revean la actitud— sugirió el magistrado.

Renzo se corta in situ un mechón de pelo, y se lo deja en la mano.

— Volvamos a hablar el día que estén presos.

Unos días después, llegaron las detenciones.

Renzo murió esta mañana, después de resistir durante varios días contra una enfermedad repentina, en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires. Había sido un militante del peronismo combativo durante toda su vida, y esa militancia lo había conducido en 1998 a fundar —junto a Emilio Goya, Dafne Zamudio, Patricia Acuña y Martín Peralta— la regional de H.I.J.O.S. en la provincia de Chaco.

 “Fuiste un gran luchador. Gracias por tu compromiso, por tu búsqueda inalcanzable de Memoria, Verdad y Justicia. Seguramente te estarás encontrando con cada uno de los 30.000 compañeros”, escribieron en el  muro de Facebook de la organización que está de luto.

Cuando se viralizó la noticia de su muerte, en las redes sociales hubo un aluvión de muestras de afecto de compañeros de militancia. La propia y la de su padre desparecido. “Se fue un compañerazo, tenés razón.  Una verdadera cagada”, dice uno de  los comentarios del posteo de Facebook en que se lamenta su muerte. Guillermo Amarilla Molfino, uno de los nietos restituidos por Abuelas de Plaza de Mayo, publicó una foto en la que se los ve riendo a carcajadas frente a dos porciones de tortilla y dos copas de vino.“Abrazo fuerte Renzo Alberto Osuna!. Te voy a extrañar mucho hermano”, dice su mensaje de despedida.

El militante

Renzo nació en plena dictadura en la ciudad de Posadas. Sus padres eran militantes de Montoneros; primero una célula de Misiones y después en la localidad de Lanús, al sur del gran Buenos Aires. El 10 de mayo de 1977, Juan Alberto Osuna, su padre, fue secuestrado. Una de las hipótesis es que estuvo cautivo en el Pozo de Banfield. Renzo, al cuidado de su madre, durante muchos años ignoró que a su padre lo habían chupado los militares. A los 16 años, mientras leía el Nunca Más, vio su nombre en una de las páginas. “Antes de saberlo, él ya había mostrado compromiso social”, recuerda en diálogo con Infojus Noticias su mejor amigo —abogado, hijo también de padres desparecidos— Mario Federico Bosch. Renzo y Mario se habían conocido en el acto de recordatorio de José Cabral, uno de los mártires en 1969 del “Correntinazo”.

Renzo dejó su pago chico y partió a estudiar Derecho a la ciudad de Corrientes. Allí fogueó definitivamente su activismo en la esfera universitaria. Ingresó a militar en la Juventud Universitaria Peronista de Derecho, participó de tres congresos de la FUA, fue secretario del Centro de Estudiantes de la facultad. Durante unos meses, militó a nivel partidario en el Peronismo Revolucionario (PR).

En 1989, con la irrupción del neoliberalismo en el peronismo, Renzo dejó el partido y se mudó a Chaco. Había nacido su primer hijo, Pablo Sebastián. Santiago, su segundo hijo, llegaría tres años más tarde. En 1998 fundó la regional de HIJOS. “Cuando estábamos en la lectura del fallo de Margarita Belén, estábamos la mayoría de los familiares, hijos, y él prefirió quedarse en la calle. Yo le pregunté por qué: me dijo que para nosotros la justicia era derrotar la impunidad, que el fallo lo disfrutaran otros, que su lugar estaba ahí, en la calle”, recordó Bosch.

El día que el juez Gabriel Cavallo difundió el fallo del caso Poblete (que estableció por primera vez la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad), Renzo se acercó a Mario Bosch y a Dafne Zamudio.

—Vamos a reabrir Margarita Belén— les dijo. Reía. “Siempre andaba de buen humor”, evocó su amigo.

Renzo Osuna era poeta, cocinero, emprendedor: hacía poco tiempo había formado Actitud Guanaco Producciones, “una productora joven, dinámica con el fin de ser un eslabón más en la lucha del arte independiente”. El 22 de mayo se casó con Daniela Marlene Valdez, en la ciudad de Resistencia. El 10 de julio publicó por primera vez en su muro que necesitaba ocho dadores de sangre. Las reacciones con mensajes de solidaridad fueron inmediatas. “No quiere visitas: la elegancia es lo último que se pierde”, bromeaba en un post Daniela.

—¿Hay algo más que quiera contar de Renzo?- le preguntó esta agencia a Mario Bosch.

—En los momentos más duros, hay que tener claridad, pero también hay que tener alegría. Había una frase de Silvio Rodríguez que es mi favorita, y también era la suya: quedamos los que puedan sonreír.

LB/LC