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Cecilio Saettone, el primo de la mujer de Jorge Mangeri, fue otra falsa alarma para quienes esperaban que su testimonio le imprimiera un giro brusco a la investigación judicial. Este mediodía, en una declaración de dos horas y media, confirmó que el encuentro con el encargado del viernes 14 de junio existió. Mangeri, destacó el testigo, se mostraba muy nervioso y le dijo en el punto más álgido de la charla, que se quería suicidar. El motivo: las amenazas de la policía para que se incriminara como como el responsable del asesinato de Ángeles Rawson. El relato del relato, como es costumbre, estuvo a cargo de uno de sus abogados defensores, Marcelo Biondi, que habló con la prensa al finalizar la audicencia.

Saettone, un policía bonaerense en actividad, dijo ante el juez Javier Ríos que no veía a Mangeri desde hacía “cuatro o cinco años”. Esa tarde, unas horas antes de autoincriminarse ante la fiscal Paula Asaro y quedar detenido por el crimen de Ángeles, Mangeri fue a visitarlo. En ese momento, aún no había declarado ni estaba en el ojo de la prensa. Sin embargo, le habría dicho a Saettone que se quería matar. “Es la primera vez que está involucrado en una causa judicial, está muy mal”, ensayó Biondi como explicación. Saettone agregó además que, cuando le pidió un consejo, le dijo que denunciara lo que le había pasado en “la justicia o en la policía”. El testimonio, por sí mismo, no cambia gran cosa la situación procesal del encargado.

Esta mañana, además, la defensa del encargado presentó ante la Cámara del Crimen un pedido de nulidad de la causa. Lo fundan en un supuesto error procesal del juez a la hora de convocar a testimoniar a Mangeri: fue convocado como testigo –alegan los letrados- cuando el juez tenía suficientes elementos para que fuera indagado como imputado. “Fue un imputado encubierto”, dice el escrito. Si el argumento prosperara, anularía las medidas procesales que le siguieron –el informe médico, la declaración indagatoria y el procesamiento- y Mangeri quedaría en libertad.

La estrategia de los defensores se sostiene en varios elementos: cuando lo convocaron como testigo, ya se había autoincriminado ante la fiscal Asaro; le hicieron preguntas como a un sospechoso –el escrito enumera cuarenta puntos-; le extrajeron sangre sin asistencia de su abogado; antes de que se le tomara declaración, al resto de los testigos se les preguntaba por Mangeri; el juez Ríos contaba con un mail en el que se lo mencionaba como el asesino. “Si el pedido es rechazado por la Cámara del Crimen, vamos a seguir apelando  y mediante el agravio federal vamos a llegar hasta la Corte Suprema”, anunció el abogado. Y agregó que están elaborando hipótesis y recibiendo “investigaciones” propias, las cuales podrían presentar en una rueda de prensa.

Otra de los casilleros blancos es la declaración indagatoria del portero. Excepto aquella autoincriminación en la fiscalía, como testigo, y una declaración corta ante el juez en la que se limitó a detallar los supuestos apremios de policía durante su detención. “Había una pericia psicológica que aconsejaba que no lo hiciera. Y además le sugerimos el doctor Pierri y yo que no lo hiciera”, dijo sobre ese punto Biondi. “Desde la instrucción, con lo que respecta al auto, se desprende que ellos entienden que hay una sola persona, aunque el proceso es dinámico”, concluyó el letrado.