Lo afirmó Carlos Susevich, padre de una de las 22 vícitmas, durante el acto en homenaje a los fallecidos en el atentado a la Embajada de Israel, en 1992. "La impunidad y el dolor en los ataques se moldearon juntos, como una sola roca", leyó de un comunicado el periodista y sobreviviente, Jorge Cohen.
“Pido que nos acompañen con el minuto de silencio en homenaje a los fallecidos en el atentado a la Embajada de Israel en 1992”, dijo el presentador del acto a las 14:45 en la Plaza de la Memoria de la esquina de Arroyo y Suipacha, donde funcionaba la sede diplomática. A esa misma hora, hace 23 años, una camioneta Ford 100 cargada de explosivos se estrelló contra el edificio y provocó la muerte de 22 personas. “Impunidad es la primera palabra que se me ocurre, pero no es la única”. El periodista y sobreviviente Jorge Cohen leyó un comunicado firmado por los familiares de las víctimas. “La impunidad y el dolor en los ataques se modelaron juntos, como una sola roca”.
Tras el minuto de silencio, los familiares leyeron los nombres de los 22 muertos en la explosión. “Hace unos años decidí dar el paso, dejar de ser una víctima para ser un testigo. Es uno el que tiene que dar el testimonio para mantener viva la memoria. Los muertos no pueden”, dijo Cohen. Lo acompañaba su hija, de poco más de veinte años.
En un tramo del discurso, el hombre frenó la lectura. Abrazó con más fuerza a su hija, tomó aire, se secó las lágrimas y reanudó su discurso. “Lo que ocurrió nos atravesó a los que estuvimos ahí. Lo llevamos puesto como una carga para no olvidar. Para no hacerlo olvidar. Todavía esperamos saber quiénes fueron los responsables materiales y políticos”, dijo.
Vestido con un traje impecable, parado a la izquierda de Cohen, Carlos Susevich siguió atentamente la lectura del documento. En el atentado perdió a su hija Liliana Graciela Susevich de Levinson, empleada administrativa de la Embajada. Su cuerpo fue encontrado entre los escombros 48 horas después de la explosión.
Una batalla judicial para que la causa no prescriba
En el rol de querellante, Susevich encabezó la batalla judicial para que la causa no prescribiera. En 2006, la Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo lugar a su planteo y resolvió “seguir adelante con la investigación”.
“La Corte, a pesar de que se hizo cargo de la investigación, nunca nos comunicó que tenía algún sospechoso o detenido”, contó el hombre, a un día de cumplir 91 años. Criticó los dichos del titular del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti, quien dijo que la causa por el atentado era “cosa juzgada”. “Eso no es real. Nosotros seguiremos exigiendo que haya una verdadera investigación”, dijo.
La tarde del 17 de marzo de 1992, el uruguayo Miguel Ángel Lancieri Lomazzi fue hasta Arroyo al 900 para instalar un aire acondicionado en un departamento del edificio contiguo a la Embajada. Recién acababa de bajar las herramientas cuando se escuchó la explosión. “Su socio vino a mi casa como pudo y me dio la noticia. Recorrimos todos los hospitales donde había heridos. Pensé que los iba a encontrar y lo iba a abrazar. Que iba a ser algo para recordar. Pero lamentablemente no fue así”, contó a Infojus Noticias Nelly Durán Gianetti, viuda de Miguel Ángel.
“Hubo encubrimiento y silencio”, dijo Nelly. Y agregó: “Vamos a luchar de todas las maneras posibles para exigir justicia. Quedarán mis hijos o mis nietos, pero no vamos a dejar de luchar. No descansan los muertos ni descansamos nosotros”.
Leandro Rodrígues tenía apenas un año y diez meses cuando su abuelo materno, el plomero italiano Francisco Mandaradoni, murió en la sede diplomática, donde lo habían contratado para hacer unas refacciones. El joven se crio entre actos y marchas. “Nací con eso. Mi recuerdo más antiguo es estar acá parado en la plaza o preguntándole a mi familia sobre la bomba, si el abuelo murió. Nací con la muerte incorporada”, contó a esta agencia. Para Leandro es importante poder “transformar el dolor en acción”. “La alternativa a la resignación es seguir luchando. Hasta que un día realmente haya justicia”, explicó.
Por la tarde, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió a los familiares de las víctimas en una audiencia privada en la Casa Rosada. La acompañaron el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak. Jorge Cohen, uno de los sobrevivientes del ataque, dijo que la reunión fue "muy cálida y muy amable". "Me sorprendió que la Presidenta se acordaba de cada nombre y de la función de cada uno”, agregó. Mónica de Hernández, cuya madre murió en el ataque, dijo que "es un tema que estuvo parado muchísimos años y recién con este gobierno se empezó a mover un poquito. Pero creo que después de 23 años va a ser difícil llegar a alguna conclusión".
SO/LC