Infojus Noticias

La muerte de dos niños en un taller clandestino del porteño barrio de Flores y el desalojo de miles de puestos ilegales ubicados en el Camino de la Ribera, en el partido de Lomas de Zamora, al costado del predio ferial de La Salada, volvieron a poner en la agenda mediática al trabajo esclavo, el mercado textil y la inmigración, temas tratados en  las películas de los noveles Pablo Stigliani y Juan Martín Hsu, cineastas a los que estas problemáticas no les son ajenas. Uno se crió en un barrio donde los talleres textiles clandestinos son parte  del paisaje urbano, mientras que el otro es hijo de inmigrantes que se radicaron en Argentina.

Desde este jueves podrán verse en los cines argentinos dos películas que desde diferentes ópticas abordan el tema de la inmigración y los vínculos con el trabajo textil en nuestro país. Por un lado llega Bolishopping, ópera prima de Pablo Stigliani, que se centra en una familia de bolivianos hacinados en un taller clandestino y victimas del trabajo esclavo, mientras que por el otro se estrena La Salada, film coral de Juan Martín Hsu cuyos personajes deambulan por la mega feria homónima ubicada en el conurbano bonaerense.

Los esclavos de hoy

Interpretada por el actor boliviano Juan Carlos Aduviri, Olivia Sandy Tórrez, Rafael Ferro y el fallecido Arturo Goetz, entre otros, Bolishopping gira en torno a Marcos,  un hombre tosco y apático, dueño de un taller textil  clandestino que se sostiene gracias a tranzas con la policía y  los inspectores municipales. Marcos trabaja a la vez para un empresario vinculado a las grandes marcas de ropa. Su taller clandestino funciona a la perfección hasta que contrata a dos inmigrantes recién llegados de Bolivia que alterarán los eslabones de una cadena de ilegalidades que funcionaba a la perfección.  

En su primera película, Pablo Stigliani recurre a una estructura narrativa fragmentada a partir del uso de dos temporalidades diferentes. La primera mostrando lo que sucede a diario en el taller, como son manipulados los obreros, los vínculos con la policía y los empleados municipales, y la presión de los grandes empresarios para lograr una mayor producción a un costo menor. Mientras que en paralelo se mostrará a una mujer (la esposa del protagonista) relatando a cámara el derrotero sufrido desde que ingresó ilegalmente al país hasta poder escapar de las mafias que la tenían esclavizada.

“La historia nace de las vivencias de mi infancia”, dice el realizador en diálogo con Infojus Noticias. “Yo nací en el sur de la ciudad, en un barrio donde existen estos talleres y de chico tenía muchos compañeros bolivianos. Me imaginé que tal vez ellos podrían estar en esa situación”. Pero agrega que la película no refleja ningún hecho particular sino que son historias generales recopiladas a lo largo de una investigación en la que se entrevistó con personas que fueron víctimas del trabajo esclavo, la trata o tuvieron alguna relación, además de contar con el asesoramiento de algunas ONGs como La Alameda.

Con una imagen sucia de cámara en mano que acrecienta el realismo jugando  con la ficción y el documental apócrifo, Bolishopping se filmó en un taller textil verdadero,  que si bien no era clandestino si se utilizaba para la confesión  de ropa. “Para mí era importante poder mostrar la problemática del trabajo esclavo en la Argentina, contar una historia a través de personajes  que reflejaran  cómo funciona la maquinaria del trabajo esclavo, que empieza en la frontera y termina cuando la ropa llega a los negocios. Retratar la complejidad de esta problemática desde un caso testigo, evitando el reduccionismo de explotado y explotador y la victimización de los involucrados”, agrega Stigliani.

Historias de feria

Por otra parte, también llega a los cines La Salada, primera película de Juan Martín Hsu, hijo de inmigrantes taiwaneses que se basó en vivencias propias para realizar la película, dividida en tres historias.  “La Salada me ayudó a contener a estos personajes para que no se vayan para cualquier lado. Además, para mí la feria tiene que ver con el puente y el riachuelo que delimita lo que es Capital del conurbano y de cómo la feria y sus puesteros están corridos del centro”, dice el realizador que ya presentó el film en festivales como San Sebastián, Toronto, BAFICI, Pantalla Pinamar, Tres Fronteras  y Biarritz.

La película se plantea como un mosaico de la experiencia del nuevo inmigrante en Argentina, enlazado a través de tres historias que transcurren en la feria de La Salada. Personajes de diferentes razas que luchan contra la soledad y el desarraigo de su tierra: un padre y su hija coreana que se preparan para un casamiento concertado, un joven boliviano que acaba de llegar al país en busca de trabajo y un solitario vendedor de DVD’s taiwanés en busca de una novia que le haga compañía.

 “Cuando empecé a pensar la idea de hacer una película el primer tema que salió fue sobre la inmigración en Argentina, esto fue en el 2006. En ese momento la elección fue porque me parecía que era un mundo que ya conocía bien y me parecía que en mi condición de hijo de una primera generación de taiwaneses nacidos en Argentina era propicia para contar esta historia. Hoy pienso que no es sólo el tema de esta película sino que también es el tema de mi vida y que siempre estará presente en mí”, confiesa el joven cineasta aInfojus Noticias.

Con un elenco eclético y multicultural que incluye nombres como los de Ignacio Huang,  Yunseon Kim,  Chang Sun Kim, Nicolás Mateo, Mimí Ardú,  Paloma Contreras, Limbert Ticona, Lizeth Villaroel y Percy Jiménez, en La Salada la feria es el marco para que Hsu hable sobre los temas que le interesan pero sin ubicarla como una protagonista más. “Para lograr lo que quería contar tenía que sacarle esa fuerza al espacio y concentrarme más en los personajes, porque a través de ellos iba a lograr narrar esos sentimientos sobre la inmigración. La Salada es una locación muy particular, muy heterogénea donde la mayoría de sus puesteros son inmigrantes. Estas condiciones resultan a primera vista las ideales para contar historias sobre la inmigración y la interculturalidad”.

El  tema de la  inmigración no es exclusivo del ámbito de La Salada sino que es algo que se puede ver en toda la ciudad, aunque sí es cierto que la inmigración está en estrecha relación con el mundo textil y es ahí donde hay una cercanía. “La Salada toca una de las aristas del tema inmigratorio, más que nada por el marco textil donde muchos inmigrantes trabajan en este rubro y donde es muy interesante el aspecto de cómo se relacionan entre sí las diferentes colectividades bolivianas, coreanas y judías”, dice Hsu para finalizar.

Bolishopping podrá verse exclusivamente desde el próximo jueves en BAMA Cine Arte (Av Presidente  Roque Sáenz Peña 1145), mientras que La Salada se estrena en varias salas de la CABA e interior del país.

JPR/AF