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Infojus Noticias

26-4-2013|12:21|Reforma judicial Nacionales
Sesión en diputados

Botellazo, ronquidos y el anuncio de una boda

El debate duró 21 horas y pasó de todo: un diputado le tiró un botellazo a Rossi, otros se durmieron en sus bancas y hasta hubo tiempo para que una legisladora anunciara su casamiento con un periodista.

  • Camaño, Bullrich y Amadeo se quejan ante Julián Domínguez Soledad Vázquez
  • Agustín Rossi en una sesión maratónica Soledad Vázquez
  • Agustín Rossi y Ricardo Gil Lavedra Soledad Vázquez
  • Julián Domínguez se acercó a la banca de Ricardo Alfonsín Soledad Vázquez
  • Jorge Rivas también estuvo presente Soledad Vázquez
Por: Franco Lucatini y Sebastián Ortega

“Tomen, hijos de puta”, gritó el diputado radical Ricardo Buryaile parado en su banca. En la votación en particular de uno de los artículos de la ley de reforma del Concejo de la Magistratura al oficialismo le faltaba un voto y la oposición celebró enardecida. Dos diputados (Alicia Comelli y Juan Carlos Forconi) dijeron que el tablero no había computado sus votos y el kirchnerismo pidió que se contaran como válidos. Graciela Caamaño se le fue encima al presidente de la Cámara. Mientras tironeaba del cable del micrófono le gritó a Julián Domínguez que invalidara la votación. En la confusión, Sergio Pansa, del Frente Peronista de San Luis, revoleó una botellita de agua que le pasó cerca a Agustín Rossi. Después se escondió. El jefe del bloque del FPV se levantó y amagó con irse contra los diputados opositores. Lo alcanzaron a frenar dos compañeros de bancada. En el impulso tumbó los papeles y un vaso que había en su mesa. Fue el momento más tenso de un debate que duró 21 horas y al que no le faltaron emociones: discusiones, insultos, festejos y hasta el anuncio de un casamiento entre un periodista y una diputada.

A las seis de la tarde había solo 83 diputados sentados en sus bancas. El oficialista Carlos Kunkel cebaba mates a los pocos compañeros de bloque que quedaban en el recinto. Charlaban entre ellos ajenos al discurso de Carlos Heller. La acción pasaba por otro lado. En los despachos, los jefes de los bloques calculaban los votos y buscaban nuevos apoyos.

Afuera, en el escenario montado por la oposición en la Plaza de los Dos Congresos, Hugo Moyano acusó de traidor a su ex aliado Héctor Recalde por apoyar la reforma del gobierno. Facundo, el hijo del secretario de la CGT opositora, anunció que con Omar Plaini y Jorge Yoma iban a votar en contra del proyecto.

El jefe del bloque oficialista, Agustín Rossi, entró al recinto y se sentó en una de las bancas de la UCR. Conversó unos minutos con Ricardo Gil Lavedra, jefe del bloque radical, y volvió a su lugar. En uno de los pasillos laterales Moyano hablaba con Plaini. Yoma, vestido con un jean gastado, traje blanco de pana y zapatos con punta, se acercó y la conversación siguió entre risas y abrazos. En primera fila, Elisa Carrió leía en su netbook una nota del diario Clarín.

Al caer la noche en una sala pegada a la cafetería del primer piso empezaron a preparar la cena para los diputados: bandejas de sanguchitos y platos calientes en pequeñas compoteras. “Armale otra bandeja para Alfonsín”, le gritó uno a su compañero. En la cafetería tres mozos entraban y salían con bandejas llenas de pocillos. Entre ellos, una decena de personas -periodistas, asesores y empleados de la Cámara- se acodaban contra el mostrador para tomarse un café. En la sala de presidencia, Diana Conti -que unas horas antes le había dicho a Carrió que “la lengua filosa que tiene se la meta donde va a quedar cajoneada la cuestión de privilegio”- apuraba una empanada mientras charlaba con su compañero de bloque Leonardo Grosso. En el segundo piso, camarógrafos y periodistas armaron un breve picnic en el pasillo que da a los palcos: sánguches, gaseosas, y de vuelta al trabajo. Otros, como la diputada del PRO Paula Bertol, eligieron alguno de los bares de calle Riobamba para cenar con sus asesores.

En el Salón de los Pasos Perdidos los periodistas esperaban a los legisladores, que de a ratos salían y conversaban con la prensa. En una de esas entrevistas, Victoria Donda, del Frente Amplio Progresista, y el periodista Pablo Marchetti, anunciaron su casamiento. Será el próximo 9 de noviembre en Santa Fe. "Nos casamos en la república socialista", dijo la diputada.

Entrada la madrugada empezaron los bostezos en el recinto. El mendocino Juan González, del Frente Para la Victoria, no aguantó y se tiró sobre su asiento con las piernas en la banca de al lado.

A las 5.30, en el discurso de cierre, Rossi calificó de “profetas del odio” y “borregos del desánimo” a los diputados opositores. Cinco minutos después tras 17 horas de debate llegó el momento de la votación: 130 votos a favor, apenas uno más de lo que exige la Constitución. En el bloque oficialista estallaron los festejos. Kunkel se dio vuelta y de frente a sus compañeros entonó la marcha peronista. Lo siguió todo el bloque del FPV.

Tres minutos después Rossi retomó la palabra y pidió que se voten todos los artículos en general. El presidente de la Cámara, Julián Domínguez, aceptó. “Fraude, fraude”, gritaron los diputados opositores. Gil Lavedra, con la voz entrecortada, dijo: “están violando la Constitución, porque no tienen la mayoría necesaria para sacar la ley y por eso recurren a estos procedimientos”.

Rossi salió al cruce: “A pesar de haber ganado la votación, a pesar de tener la posibilidad de que se vote por única vez, le pido que votemos artículo por artículo, voto por voto, cada uno de los temas”.

La mayoría de los diputados opositores abandonó el recinto y el oficialismo terminó de votar las leyes a las 9 de la mañana. Entre abrazos y palmadas en la espalda, los diputados del Frente Para la Victoria se retiraron de la Cámara después de 21 horas de debates, chicanas, gritos y abrazos. 

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