A partir de la declaración de una testigo, el TOF de esa provincia habilitó una inspección ocular para determinar si hubo enterramientos clandestinos.
El aporte de una testigo ante el Tribunal Oral Federal, que juzga en esta capital a 29 acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar, habilitó una inspección ocular en un cementerio local, señalado como posible lugar de enterramiento de desaparecidos. María Magdalena Alvarez, hermana de Graciela Fiochetti -de 21 años, estudiante de medicina y militante de la Juventud Peronista-, brindó estas precisiones en medio de un testimonio desgarrador sobre la búsqueda de su hermana secuestrada.
"Encontré a mi hermana sobre una bandeja con las vísceras afuera, el brazo izquierdo levantado, la masa encefálica a un costado, quemada desde el pecho hasta la frente y con su mano izquierda amputada", declaró la mujer. "Pude reconocerla porque le vi una cicatriz que se había provocado cuando jugábamos en la niñez a andar en zancos sobre latas de durazno y por su ropa que estaba tirada en un tacho de basura al lado de una puerta donde había una bombacha de algodón, a la que yo le había tejido puntillas para hacerla más linda porque ella era alérgica y sólo podía usar esas prendas que eran feas", continuó entre sollozos.
María Magdalena relató el hallazgo del cuerpo torturado de su hermana, luego de buscarla intensamente en la policía de la provincia y las sedes del ejército puntano, inmediatamente luego de su secuestro. En esa búsqueda se entrevistó con el capitán Esteban Plá, imputado en esta causa, quien le afirmó que "fue un tribunal de guerra que le hicieron los montoneros porque habrán pensado que habló de más".
De su captura a las 3 de la mañana participaron alrededor de 30 soldados, oficiales del Ejército uniformados y policía provincial y la trasladaron a la comisaría del pueblo, donde una radio operadora afirmó haberla visto entrar y haber sido además testigo de sus gritos y de las torturas a las que fue sometida y que incluyeron la práctica del denominado "submarino".
Luego fue trasladada a San Luis capital. Según surgió en el primer juicio realizado durante 2008, fue ultimada con un balazo en la nuca por el mismo Plá, junto a otro detenido, en la localidad de Salinas del Bebedero.
La hermana de la víctima afirmó que el acta de reconocimiento que debió firmar luego de reconocer a Graciela "estaba redactada de manera que no quedara claro que el cuerpo era el de su hermana porque su rostro esta desfigurado por las quemaduras".
Ante tanta irregularidad, María Magdalena decidió "espiar" la morgue provincial, desde donde vio como sacaban los cuerpos y los trasladaban a un cementerio local. "Había tres tumbas -dijo-, dos cercanas y otra alejada con tierra removida recientemente, en una de ellas pusieron a mi hermana", dijo.
Su persistencia y valentía permitió que en 1985 un juez de la democracia autorizara la exhumación del cadáver y se lo "entregara a mi madre para una cristiana sepultura el 18 de setiembre de 1987". María Magdalena describió a Graciela como una persona de mucho carácter, muy solidaria que asistía a tuberculosos y a cancerosos y había aprendido a cocer y a tejer para arreglar ropa para los más necesitados".
Finalmente, María Magdalena Alvarez brindó detalles sobre los posibles enterramientos que existen en un cementerio de esta capital lo que motivo la habilitación por parte del tribunal de una visita ocular al lugar.