Cinco condenas y dos absoluciones por el secuestro y desaparición del dirigente montonero Roberto Quieto y la apropiación de dos niños. De los apropiadores, Aída Blandina Pizzoni recibió una pena de 5 años y seis meses de prisión; Roberto Duarte y Margarita Noemí Fernández, 5 años. Los civiles Liliana Àlvarez, Alicia Rodríguez y Jorge Buffe fueron absueltos.
El Tribunal Oral Federal N° 1 de San Martín condenó por delitos de lesa humanidad al ex comandante de Institutos Militares, Santiago Omar Riveros, a 25 años y seis meses de prisión; al ex presidente de facto Reynaldo Bignone, a 23 años de prisión por el secuestro y desaparición del dirigente montonero Roberto Quieto y la apropiación de dos niños, Gabriel Matías Cevasco y Martín Amarilla, hoy nietos restituidos. También fueron condenados los apropiadores Aída Blandina Pizzoni a 5 años y seis meses de prisión; Roberto Duarte a 5 años y Margarita Noemí Fernández a 5 años. Los civiles Liliana Àlvarez, Alicia Rodríguez y Jorge Buffe fueron absueltos.
El debate comenzó el 17 de octubre, a cargo de los jueces Héctor Sagretti, Marta Milloc y Daniel Petrone. Por la parte acusatoria, además del fiscal Marcelo García Berro, actuaron las querellas de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y Guido Quieto, hijo del dirigente desaparecido.
"Estoy conforme con la decisión del tribunal, que dio lo que habíamos pedido para Riveros y también satisfecho por cómo se desarrolló el juicio", dijo a Infojus Noticias Guido Quieto, después de la sentencia. "Lamentablemente, el juicio tardó mucho. Pasaron muchas cosas en el medio y el ministro del Interior, Albano Harguindeguy se murió antes del juicio oral", agregó. Por testimonios de su familia, se sabe que Quieto fue secuestrado por una patota militar el anochecer del 28 de diciembre de 1975 en una playa de Martínez. Después fue visto en el centro clandestino El Campito, que funcionó en la guarnición Militar de Campo de Mayo. Tras la negativa de Riveros de prestar declaración en este juicio, el primer testimonio que recibió el TOF fue el de Martín Gras, amigo de Quieto y sobreviviente del centro clandestino de detención que funcionó en la ex ESMA, quien relató que durante su cautiverio, un represor que lo interrogaba, cuyo alias era "Cortes", y que después reconoció como Miguel Conde, le había asegurado que había interrogado a Quieto en Campo de Mayo.
Pasadas las diez de la mañana, el dictador Reynaldo Bignone entró a la sala de audiencia con bastón y camisa cuadrillé. El ex comandante de Institutos Militares Santiago Omar Riveros, entró y se sentó a su lado. Ninguno de los dos aceptó decir últimas palabras antes del veredicto, que se conoció después del mediodía.
El juicio también investigó la apropiación de Gabriel, que tenía tres meses cuando fue secuestrado por una patota militar junto a su mamá, el 11 de enero de 1977 en San Martín. A los siete años, las personas que lo criaron le contaron que era adoptado. Cevasco declaró que durante su adolescencia sospechó que podía ser hijo de desaparecidos. En el año 2000 se hizo un examen de ADN y por el resultado se supo que era hijo de Enrique Horacio Cevasco y María Delia Leiva. Su madre era psicóloga, trabajaba en una fábrica textil de San Martín cuando fue secuestrada. Desde ese entonces continúa desaparecida. Su padre sobrevivió a la dictadura y pudo conocerlo cuando el ADN dio positivo.
"Se esperó mucho para este juicio y se resuelve en un mes y medio. Hay críticas a funcionarios judiciales por la instrucción y seguiremos buscando la verdad", dijo a Infojus Noticias Adriana Mercedes, hermana de María Delia Leiva.
El otro nieto recuperado, Martín, hijo de Guillermo Amarilla y Marcela Molfino, dos militantes montoneros secuestrados durante la contraofensiva que permanecen desaparecidos. Fue apropiado por un agente de inteligencia del Ejército y recuperó su identidad en 2009.
Éste es el noveno proceso del megajuicio de Campo de Mayo. El primero, en 2009 fue por la causa del secuestro y asesinato de Floreal Avellaneda, de 14 años. La última sentencia, en agosto pasado, fue por el caso de los sobrevivientes de la zona de Zárate, Campana y Escobar. Campo de Mayo fue uno de los centros clandestinos más grandes del país. Se estima que por ahí pasaron más de cinco mil personas. A esa guarnición eran llevados secuestrados de la zona 4 del Ejército que abarcaba las ciudades bonaerenses de San Miguel, Vicente López, Tres de Febrero, Pilar, Escobar, Tigre, San Fernando, General San Martín, Exaltación de la Cruz, Zárate, Campana y San Isidro.