La desaparición, tortura y apropiación de tres hijos de la familia Ruíz Dameri fue uno de los últimos casos que expuso la Fiscalía en el marco del alegato en el juicio por delitos de lesa humanidad en la Escuela de Mecánica de la Armada. El ex secretario de Hacienda está acusado de presenciar las torturas a Orlando Ruiz en una visita al centro clandestino.
Con la exposición de los últimos casos de los 789 que se juzgan en la causa denominada “ESMA unificada” y la lectura del encuadre penal para cada una de los tramos del expediente que se ventilan, la Fiscalía entró en la última etapa de sus alegatos. De esta manera, quedó todo listo para que a partir de hoy se realice el pedido de pena para cada uno de los 56 imputados. Los alegatos de las querellas continuarán en febrero, después de la feria judicial de verano.
En la audiencia del lunes pasado, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de la Capital –integrado por los jueces Daniel Obligado, Adriana Palliotti y Leopoldo Bruglia– escuchó de boca de la fiscal Mercedes Soiza Reilly las últimas historias de las víctimas. Entre ellas, la del líder de la organización Montoneros Ricardo René Haidar sobreviviente de la “Masacre de Trelew” y desaparecido, posteriormente, el 18 de diciembre de 1982. Pero hubo un caso que resaltó en la exposición quizás porque representa de forma acabada la frase con la que el represor Ramón Camps, jefe de Policía de provincia de Buenos Aires, justificó el plan sistemático de robo de bebés: “Los subversivos educan a sus hijos en la subversión. Por ello esto debía detenerse”.
La familia Ruiz Dameri fue blanco de esa idea atroz. Orlando Antonio Ruiz y su esposa Silvia Beatriz Dameri, ambos militantes montoneros, salieron del país un año después del golpe cívico militar. Brasil fue el primer destino de su exilio. Junto a Orlando y a Silvia viajaba el primero de sus hijos: Marcelo. En 1978, ya en Suiza, nació María de las Victorias. El siguiente embarazo de Silvia también sería una nena: Laura fue el nombre que le puso, aunque casi no pudo tenerla en brazos porque le fue arrebatada en las mazmorras de la ESMA.
Unos meses antes de eso, Orlando y Silvia decidieron volver a la Argentina. Con ellos iban sus dos hijos mayores y la panza con Laura en camino. La decisión de volver tenía que ver con el deseo y la convicción de sumarse a la lucha contra la dictadura en el país. Pero no llegaron, el Grupo de Tareas 3.3.2 de Armada los interceptó en la frontera y se los llevó al centro clandestino de detención que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada. Era el 4 de junio de 1980, Silvia tenía 28 años y un embarazo de cinco meses; Orlando, 26; Marcelo, 4 y María de las Victorias, 2.
Correr por los pasillos de la ESMA
El sobreviviente Víctor Melchor Basterra es uno de los que afirmó haber visto a Orlando y a Silvia en la ESMA. Para él, Carlos y Victoria, los nombres de con los que el matrimonio Ruíz Dameri se movían en la militancia. Basterra no tiene dudas de que estuvo con Orlando cautivo en el sótano y que) Silvia también estuvo allí hasta que fue llevada a la “huevera” para dar a luz a su hija. También, declaró que una vez nacida Laura, se la arrebataron. El médico Carlos “Tomy” Capdevila fue quien se la llevó y se la entregó al suboficial de la Prefectura Juan Antonio “Piraña” Azic. Desde ese día, Laura fue apropiada y criada por Azic y su mujer junto a otra hija de desaparecidos: Victoria Donda Pérez. “El 26 de mayo de 2008, Laura recuperó su verdadera identidad, estableciéndose mediante pericia de ADN, su pertenencia a la familia biológica Ruiz Dameri”, recordó la fiscal durante el alegato.
Antes de nacer Laura, Orlando y Silvia fueron sometidos a extensas sesiones de torturas. Baterra contó en su declaración que pudo ver a Marcelo y a María de las Victorias correr por los pasillos del sótano mientras sus padres era presa del sadismo de los torturadores. En diciembre de 1980 los dos niños abandonaron la ESMA. Marcelo fue llevado por los miembros del GT a la Casa Cuna de Córdoba y ahí fue adoptado. En 1990 recupero su identidad. Su hermana, María de las Victorias, fue abandonada en un Hospital Pediátrico y fue adoptada. Su restitución llegó con el cambio de milenio.
Un civil en la sala de tortura
En 1979 el secretario de Hacienda de la dictadura, Juan Ernesto Alemann, fue blanco de un atentado organizado por Montoneros. Por ese hecho se lo culpó a Orlando Ruíz. Según el testimonio del sobreviviente Carlos Gregorio Lordkipanidse, el propio Orlando le contó que “que sus captores pretendían que se haga cargo del atentado que sufriera Alemann”.
Lordkipanidse también dijo haber visto a Alemann dentro del centro clandestino. Basterra, otro sobreviviente “refirió que se enteró de la llegada del nombrado (Alemann) por el comentario de un guardia quien le refirió que había estado allí porque Orlando Ruiz era uno de los responsables de un grupo que lo atacó. El testigo confirmó la presencia de la familia Ruiz en el centro clandestino, para esa época. Y destacó que el guardia le refirió, además, que Alemann estaba vinculado al Ministerio de Economía”, dijo la Soiza Reilly en su Alegato.
El propio Alemann, en su declaración ante los jueces en 2013, admitió haber recorrido la ESMA. El diario Página 12 consigna en una nota del 7 de febrero de ese año: “‘A raíz de un atentado, me invitaron a la ESMA para conocer las armas. Ahí conocí cómo funcionaba el arma con la que me atacaron’, dijo, y aseguró no haber formulado denuncia tras los atentados. ‘Jamás torturaría ni mataría, soy muy cobarde’, agregó, sin ocultar su particular concepto de la valentía”.
Este caso es el que tiene al ex secretario de Hacienda contra las cuerdas en la causa “ESMA unificada”. La fiscal en su alegato dijo al respecto: “No podemos pasar por alto que, Orlando Antonio Ruiz, como hemos mencionado oportunamente, fue interrogado dentro de la ESMA, por Juan Alemann, valiéndose de sus relaciones de poder. Para ese entonces el imputado cumplía funciones en el Ministerio de Economía, como Secretario de Hacienda. La presencia de Aleman frente al cautivo prueba una vez más como el engranaje represivo funcionaba también con la complicidad civil”. En la audiencia de hoy cuando el Ministerio Público Fiscal pida las penas correspondientes, se sabrá qué pena podría caberle al ex funcionario que ya cuenta 88 años.
JC/LC