Esta semana entró en la etapa final el juicio por las coimas en el Senado. La fiscalía pidió seis años de prisión para el ex presidente Fernando De la Rúa. También para otros funcionarios y ex senadores. Qué cambió en los diez años que pasaron desde que Mario Pontaquarto denunció los sobornos. Cómo cambió la vida de todos los involucrados.
En la etapa final del juicio por las coimas en el Senado que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 3 de Capital Federal, la fiscalía pidió seis años de prisión para el ex presidente Fernando De la Rúa y el ex jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes. El juicio empezó en agosto del año pasado y los imputados son, además de De la Rúa y Santibañes: el ex ministro de Trabajo, Alberto Flamarique; los ex senadores justicialistas Alberto Tell, Augusto Alasino, Remo Costanzo y Ricardo Branda; y el "arrepentido" Mario Pontaquarto. Dos que no llegaron al juicio fueron el ex senador radical José Genoud, que se suicidó en 2008 y el ex senador del PJ Emilio Cantarero, al que se declaró inimputable porque padece mal de Parkinson.
Para Tell, Constanzo y Alasino la fiscal Sabrina Namer pidió también seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Para Pontaquarto, en cambio, reclamó tres años de prisión en suspenso.
En una entrevista publicada en revista TXT, en 2003, Pontaquarto confesó que él había pagado las coimas para que se aprobasela Reforma Laboral, en abril de 2000, por órdenes de De la Rúa y con dinero de la SIDE. Pasaron diez años en los que cambió la vida de todos los involucrados en ese supuesto acto de corrupción. La carrera política de todos quedó trunca: la mayoría se dedica hoy a la actividad privada. Y ahora estarían a un paso de ser condenados. Cómo enfrentan el proceso judicial y cómo impactó en sus vidas.
MARIO PONTAQUARTO. Problemas económicos, trabajos precarios y hoy empleado de una empresa de la que prefiere no decir el nombre por seguridad. Todo eso sufrió “El arrepentido” Mario Pontaquarto después de confesar a fines de 2003 que él entregó el dinero de los sobornos para que se aprobase la Ley de Reforma Laboral en el Senado en 2001. A partir de ese momento, empezaron a circular nombres de funcionarios y senadores supuestamente involucrados. Los diarios publicaban hipótesis y teorías, notas hablaban del affaire de los sobornos millonarias. A Pontaquarto nadie le contó que los sobornos existieron: él fue uno de los protagonistas. Declaró que el 26 de abril de 2000 fue hasta la casa de Cantarero en Barrio Norte y le dejó las valijas con poco más de cuatro millones de pesos. El resto de la plata que completaron los cinco millones de pesos fueron para Genoud. "Fue la equivocación más grande de mi vida”, dijo tiempo después Pontaquarto.
FERNANDO DE LA RÚA.Es el que siempre llega más temprano a las audiencias y junto con sus abogados escucha atentamente y toma nota de lo que dicen testigos y fiscales. A partir de su caída en Casa de Gobierno en 2001, se dedicó a trabajar en su defensa y limpiar su imagen pública. De la Rúa escribió un libro contando su versión de los hechos: Operación política. Ahí defiende el proceso de aprobación de la Ley de Reforma Laboral y arremete contra “la creencia colectiva del pago de sobornos alimentada por la prensa”.
FERNANDO DE SANTIBAÑES. El ex funcionario fue uno de los más castigados por la fiscalía: no solo lo acusaron de haberle entregado el dinero a Pontaquarto con fondos públicos, sino también de mentir en reiteradas oportunidades. Llegó a su cargo de la SIDE por ser amigo del presidente de la Alianza. En los ‘70 se recibió de economista en la Universidad de El Salvador, fue director del CEMA y un banquero de mente liberal. Es dueño de una pequeña fortuna que le permite disfrutar sus caballos y viajes reiterados a Estados Unidos. Después del escándalo por los sobornos se refugió en los negocios inmobiliarios y financieros.
AUGUSTO ALASINO. "Me preocupa más la inhabilitación que la pena de prisión", confesó a Infojus Noticias Alasino, que nunca abandonó la política desde que comenzó a militar con la laica o libre en la década del 60. Después de su paso por el Senado, fue constituyente del espacio del puntano Rodríguez Saa. Alasino lo detesta a Pontaquarto y lo responsabiliza por tantos años de estar atrapado en los pasillos judiciales. "Si la política nos metió en esto, que la política nos saque", dice.
ALBERTO TELL.Uno que siempre parece estar enojado es el jujeño Tell. "Es una locura esto. Un arrepentido a sueldo y recortes de diarios dirigidos. Es terrible lo que han hecho con nosotros”, dice siempre que tiene oportunidad. Cuando saltó el tema mediáticamente escribió una carta pública a su pueblo. "Voy a seguir en la política hasta que un juez me diga lo contrario", afirmó a Infojus Noticias. En la actualidad, Tell es secretario gremial en el sindicato Foeesitra (de telecomunicaciones) de Jujuy.
REMO COSTANZO.El rionegrino Costanzo se jacta de sus doce años como senador y que -según él- perdió la gobernación de su provincia por 500 votos. Después de su paso por el Congreso, se dedicó al negocio de la construcción. Cuando se le pregunta a qué dedicó estos años, dice que a escribir sobre temas patagónicos. Entre los varios libros que publicó hay uno sobre las fiestas populares de su provincia. También escribió Viedma, donde describe la ciudad con asentamiento más antiguo de la Patagonia y La escuela, una recopilación histórica de las escuelas de la capital rionegrina. Hace poco, le regaló uno de sus libros a De Santibañes, que salió de Comodoro Py con el ejemplar en la mano.
ALBERTO FLAMARIQUE. Desde el Ministerio Público pidieron la absolución de dos imputados: Flamarique y Branda. El ex ministro de Trabajo estuvo en el cargo desde que asumió De la Rúa en diciembre de 1999 hasta octubre de 2000. Cuando se fue de la Casa Rosada, regresó a su provincia natal, Mendoza. Ahí ayudó a sus hijos en un emprendimiento de exportaciones y desde entonces se dedica a la actividad privada. Ahora está a cargo de una planta de hormigón en Neuquén.
RICARDO BRANDA. Siempre elegante, Branda llegó a ser vicepresidente segundo del Banco Central, pero fue destituido en 2005 por Néstor Kirchner, a pedido del Congreso. Quince días antes, había sido acusado formalmente de haber recibido coimas millonarias para aprobar la Ley de Reforma Laboral.