Lo afirmó Felix López Amaya, secretario de Extensión y Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, en la Jornada de Actualización sobre el nuevo Código Civil y Comercial que entrará en vigencia el 1° de agosto. “Estas capacitaciones son fundamentales para los abogados y estudiantes de todo el país”, agregó.
“El Código de Vélez Sarsfield, aunque monumental, fue hecho en un país centralista y para pocos. Y la modificación más importante había sido durante la dictadura militar. Por eso decimos que este Código Civil es de la democracia”, dijo el subsecretario de Planificación Estratégica del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Diego Segovia, ante un auditorio colmado. Fue durante la apertura de las Jornadas de Actualización sobre el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación que se realizaron hoy en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). “Estas capacitaciones son fundamentales para los abogados y estudiantes de Derecho de todo el país”, agregó.
La jornada fue organizada por la Subsecretaria de Acceso a la Justicia, en conjunto con la Subsecretaria de Planificación Estratégica del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, y contó con la organización del Foro de Abogados de Córdoba por la Justicia Social (FAJUS).
El Código Civil y Comercial, que entrará en vigencia el 1 de agosto de este año, comenzó a gestarse hace cuatro años y logró la sanción del Congreso el 1 de octubre, y la promulgación seis días después, con la firma de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El nuevo Código contiene 2671 artículos que reemplazarán a los 4500 que están actualmente.
Dos horas antes de la mesa de apertura, más de media cuadra de hombres y mujeres de todas las edades engrosaban la fila para ingresar por la avenida Vélez Sarsfield, curiosamente el autor del primer Código Civil en el año 1869. Con una cantidad de 500 preinscriptos vía mail era esperable que algunos quedaran parados. Entre el dress code de los asistentes se destacaba el saco riguroso y trajecito ceñido, varios pantalones rectos, y tramas animal print. Entre lo más sport, el jean al cuerpo y las camperas de cuero. Eran abogados litigantes, estudiantes avanzados de Derecho, miembros del sindicato de abogados y empleados y funcionarios del Poder Judicial provincial.
En la antesala de la puesta en vigencia del nuevo Código unos y otros agotaron el cupo por los mismos motivos y necesidades: “Hay que actualizarse”, dijo Guadalupe a Infojus Noticias. Tiene 26 años y trabaja en un estudio particular, después de graduarse en la Universidad hace menos de cinco años. “Esta jornada sirve como de guía para saber qué es lo que luego tenemos que estudiar”, detalló la joven. Y recaló sobre uno de los puntos claves a los que había hecho referencia Segovia: la gratuidad de la jornada. “Lo que pasa es que otros cursos son caros”, contó. “Hay que actualizarse” coincidió Mariana, cordobesa y recién recibida, mientras degustaba el almuerzo de sánguches de peceto, empanadas y fatay.
"El Derecho es y debe ser una herramienta para el bien común"
La apertura fue corta y contundente. Federico Corteletti, del gremio de empleados judiciales de Córdoba, destacó la formación de los abogados y sobre todo de los afiliados al sindicato, y celebró la presencia de Luis Pauloni, el presidente de la asociación de Magistrados de Córdoba. Ornella Serra, representante de FAJUS, tuvo el discurso más encendido: “El derecho es y debe ser una herramienta para el bien común y de transformación social, y romper con la visión elitista”, dijo en la presentación y luego agregó: “Si el sistema no ayuda a la vida y a la dignidad de las personas, el sistema no sirve”.
Después tomó la palabra Félix López Amaya, secretario de Extensión y Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho, que leyó la declaración de interés general de las mesas que hizo la casa de altos estudios, y habló de uno de los puntos más importantes de la nueva norma: el fin de la distinción entre la esfera pública y la esfera privada. “Esto nos va a inspirar y dejar plasmado hacia los años siguientes una nueva realidad social y normativa, porque el destinatario de la reforma es el pueblo, la sociedad”, dijo.
Segovia recordó lo que la presidenta Cristina Fernández le había dicho al presidente de la Suprema Corte, Ricardo Lorenzetti, en el origen de todo: “Quiero un Código hecho por académicos pero para que lo entienda la gente, no hecho por académicos para que lo entiendan ellos”.
“De los laberintos se sale por arriba”
Un rato después, en la primera mesa, ya se hablaba sobre bienes, derechos individuales y colectivos y derechos del consumidor. Federico Álvarez Larrondo, especialista en esta última rama, docente de la Universidad de Mar del Plata y de la Universidad de Cantabria, hizo una alocución llana y apasionada. Habló sobre la importancia de la incorporación de la Constitución Nacional como árbitro final de los conflictos: “De los laberintos se sale por arriba”, dijo. “Eso quiere decir que cuando haya un choque de derechos en el Código Civil, va a resolverse por el artículo 42 de la Constitución, que regula los derechos del consumidor”.
Álvarez Larrondo destacó el espíritu de la nueva norma. “Es un Código desde la cultura legal latinoamericana. En Latinoamérica, el derecho del consumo es mucho más avanzado que en Europa”, dijo. “El consumidor no es más que el trabajador fuera de las horas de trabajo. Es el débil. Y este es el Código de los débiles”.
María del Carmen Cerutti, doctora en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, repleta de cargos docentes en distintas facultades, se centró en la cuestión de quiénes eran los titulares de los bienes en relación a las personas y los derechos de incidencia colectiva (como al medioambiente y el de los pueblos originarios). En algunos puntos, marcó un tibio avance. “Se hizo una generalización importante de los titulares de los derechos de los bienes, y eso es saludable”, dijo.
Aunque aclaró que no iba a dar juicios de valor concluyentes. “Si tuvimos 143 años de doctrina del anterior Código, no podemos pretender que en tres o cuatro meses llegar a conclusiones”, dijo. Luego dijo que quizás había sido desacertada algunos puntos entre el anteproyecto y el texto que finalmente se aprobó. “Por ejemplo, el acceso fundamental de todos los habitantes al agua potable”. Y aclaró que para algunos estaba cubierto en un artículo (el 240) del viejo Código
José Fernando Márquez habló sobre la responsabilidad civil en la norma que regirá a partir de agosto. “Consolida los criterios vigentes del viejo Código Civil, pero repone el derecho de daños, que había quedado muy atrasado”, dijo. E hizo hincapié en la función preventiva del Código, al que consideró la “gran apuesta”: “cuando el daño está hecho, no se arregla con el más perfecto sistema reparatorio. Ahora los jueces podrán dictar acciones preventivas”, concluyó.
En la segunda mesa, sus oradores profundizaron sobre la responsabilidad civil y el derecho de daños. Gustavo Alejandro Bono habló sobre los llamados “derechos reales”: los de condomino y los de divorcio. Aldo Novak, juez de primera instancia del fuero civil y comercial de la ciudad de Córdoba, magister y capacitador, habló de los derechos de incidencia colectiva, como el derecho ambiental. “Preserva y refuerza toda la normativa ambiental ”, dijo el magistrado, que llegó a los diarios cordobeses cuando aplicó el artículo 14 bis de la Constitución y declaró inconstitucional la ley provincial que le prohibía a los agentes del Servicio Penitenciario sindicalizarse.
Después destacó la importancia de la “tutela preventiva” del ambiente, que le da a los jueces capacidad de dictar medidas preventivas que antes eran canalizadas a través del famoso amparo. “Se ha avanzado mucho, pero aún falta mucho compromiso de las personas de los Estados y las personas para cuidarlo. No se protege al ambiente teniendo leyes para cuidarlo”, concluyó.
“Es un Código de Mafaldas y no de Susanitas”
La tercera y última mesa, después del cofee break y antes de la entrega de 600 Códigos gratuitos, abordó un tema que ha sido materia de infinidad de obras de la literatura y el cine: el Derecho de Familia. En su intervención anterior a los letrados Sebastián Monjo y Gabriel Tavip, Marisa Herrera -investigadora de Concet e integrante de la comisión que en 2011 comenzó a elaborar el proyecto-, en una intervención histriónica, pedagógica y muy aplaudida, condensó el debate sobre el tema. “El derecho de familia es lo más retrógrado. El Código Civil toca muchas estructuras conservadoras”, dijo a modo de resumen. Y luego comenzó a enumerar los aspectos en los que el Código trastoca la vida familiar. “Las leyes son política, el Código Civil también. No hay que tener miedo de decirlo. La Iglesia siempre se ha opuesto siempre al derecho de familia. Pero las leyes no multiplican conductas humanas. La ley de matrimonio igualitario no produce más gays. No hay que tenerle miedo a las leyes. En este mundo entramos todos: el tema es que el derecho nos deje entrar”, dijo.
Después habló de lenguaje. “No es inocente, el lenguaje: ya no decimos concubino, decimos conviviente. Ya no decimos patria potestad, decimos responsabilidad parental”, apuntó. “Este Código tiene cara de mujer: ¿por qué tienen que llevar el apellido del padre?”, se preguntó. Y después sentenció, refiriéndose a las preguntas de Mafalda a su madre sobre el feminismo: “Este es un Código más de Mafaldas que de Susanitas”.