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El trámite fue muy breve: Jorge Mangeri, el encargado del edificio donde vivía Ángeles Rawson, se negó hoy a declarar. Había sido trasladado esta tarde desde la celda de la alcaidía de los tribunales porteños hasta el Juzgado Criminal de Instrucción número 17 de la ciudad de Buenos Aires. Pero haciendo uso de su derecho a defensa, se negó a brindar declaración indagatoria ante el juez subrogante Roberto Ponce, y seguirá detenido. Hasta ahora es el único en esa situación por el crimen de la adolescente, cuyo cuerpo apareció el martes en un predio del Ceamse en José León Suárez.

Había entrado a los tribunales como testigo y salió como imputado con pedido de declaración indagatoria. Mangeri (45) había quedado detenido hoy a a pedido de la fiscal Paula Asaro, que lleva el caso. La detención se produjo después de  una extensa ronda de declaraciones testimoniales. El encargado tuvo que dar explicaciones, entre otras cosas, por los rasguños que presentaban algunas zonas de su cuerpo.  

Después de una declaración de casi 14 horas los familiares de Ángeles dejaron la fiscalía. Pero Mangeri debió permanecer hasta cerca de las 6 de la mañana, cuando fue trasladado a la sede de la División Homicidios de la Policía Federal, en Chacabuco 465. Allí le tomaron sus datos personales y lo trasladaron a la Alcaidía de los Tribunales porteños. Mangeri fue indagado esta tarde por el delito de "homicidio", pero se negó a declarar en el juzgado Criminal de Instrucción porteño número 17. La Justicia le asignó un defensor oficial.

El juzgado a cargo del juez Javier Feliciano Ríos está siendo subrogado por el juez Roberto Ponce, que se ocupó de la indagatoria, con la presencia de la fiscal Asaro. Infojus Noticias pudo saber que hoy el personal de ese juzgado trabajó intensamente en el caso, en estricto silencio.

Mientras Mangeri declaraba, su mujer, Diana Saettone, habló primero con el canal de televisión C5N y después con los medios que estaban en el edificio de Ravignani. Dijo que su marido “es inocente” y relató que Mangeri habría sufrido dos intimidaciones en los últimos días.

Mangeri estaba con licencia médica desde el día que desapareció Ángeles. Esta madrugada su auto fue secuestrado y peritado. El vehículo, un Renault Megane color gris, modelo 1999, fue revisado en detalle por peritos de la Policía Científica y luego trasladado a una dependencia policial.

Ayer declararon todos los integrantes de la familia de Ángeles, menos su padre y su hermanastro. Tanto la madre de Ángeles, JImena Aduriz, como sus hermanos Juan Cruz y Jerónimo, su abuela María Inés y su padrastro Sergio Opatowski, se retiraron de la fiscalía pasadas las 2 de la mañana. Durante toda la madrugada se especuló con la posibilidad de que la fiscal también ordenara alguna medida contra algún miembro del círculo íntimo de Ángeles, pero nada de esto ocurrió.

En simultáneo, mientras la fiscal tomaba las declaraciones testimoniales, detectives de la División Homicidios volvieron al edificio en el que vivía Angeles con su madre, su padrastro y sus hermanos.

Esta vez, los policías se dirigieron al departamento de Mangeri y a un sótano donde el encargado guardaba sus herramientas y útiles de trabajo en el edificio.

De allí la policía se llevó elementos de prueba para la causa, dijeron las fuentes.

Las últimas novedades variaron las hipótesis que se venían trabajando en la investigación. Las declaraciones testimoniales que terminaron de madrugada también arrojaron algunas contradicciones entre sí.

Mangeri trabajó hasta el último lunes, día en que desapareció Ángeles y fue asesinada. Ese mismo día, Mangeri llamó al consorcio del edificio y dio parte de enfermo por unas anginas y, desde entonces, se lo había dejado de ver en el edificio, en el cual vivía junto a su esposa en un departamento del último piso.

Los investigadores de la División Homicidios ya venían siguiendo los pasos del encargado y las sospechas sobre él crecieron cuando ayer no se presentó a trabajar, a pesar de que ya tenía el alta médica.

Según le dijeron a Télam fuentes de la investigación, el encargado llegó anoche a la sede policial como testigo y comenzó a declarar bajo juramento ante la fiscal, pero en cierto momento del relato, todo cambió.