Infojus Noticias

El asesinato a sangre fría de la estudiante chilena de 21 años Nicole Teresa Sessarego Bórquez, sumó un nuevo capítulo a su historia judicial: esta madrugada, después de algunos meses de investigación silenciosa, una brigada de la División Homicidios de la Policía Federal detuvo a joven turco de 31 años en su casa de San Telmo. La abogada de Nicole, Patricia Anzoategui, dijo que el posible femicida había sido un ex novio de Nicole. Fue ella quien introdujo su nombre en el expediente, luego de que una de las amigas de la víctima reveló que unos días antes del crimen lo había visto merodeando por el barrio. Según la investigación de la fiscalía de Ana Yacobucci y el juzgado nacional de Instrucción Nº13 de Luis Alberto Zelaya, ahora es el principal sospechoso de haberle asestado las once cuchilladas que la dejaron muerta en el hall de su edificio de Almagro, una madrugada de julio pasado, cuando volvía de una noche de entretenimiento en el Nigth club Severino del microcentro porteño.

“Tienen que hacer el ADN, que es una prueba clave”, le dijo a Infojus Noticias una fuente con acceso a la investigación. Hasta hoy al mediodía, todavía no se había hecho la pericia. “Lo van a cotejar con el ADN que tiene en las uñas”, agregó la misma fuente. Ese sería el dato clave para saber si el joven detenido es la misma persona que la apuñaló.

Tobías, un estudiante alemán que comparte el departamento con el detenido desde los primeros días agosto, contó en C5N que “se llevaron todos los dispositivos electrónicos, su tarjeta SUBE, una remera, un jean y una campera”. Detalló que “trabaja como traductor freelance”, que “también pinta” y que “no le cuesta mucho conocer gente”. Hace tres semanas volvió de un viaje a Turquía.

Las fuentes judiciales dijeron que los rasgos fisonómicos del detenido eran similares a una fotografía que estaba en el expediente y que había sido obtenida de las filmaciones de cámaras de seguridad, en la secuencia del asesinato.

Un crimen, muchas dudas

Nicole había nacido en cerro Cordillera, Valparaíso, Chile, donde cursaba cuarto año de periodismo en la Universidad de Playa Ancha. Siempre había tenido inquietudes sociales: daba talleres populares para chicos. En febrero de este año, le surgió la posibilidad de viajar a Buenos Aires para un intercambio estudiantil. Se instaló en un hostel donde hizo dos amigas brasileñas. Durante el primer cuatrimestre del año, cursó en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Le había ido muy bien, contaron sus amigos cuando fueron interrogados por los investigadores judiciales. Al poco tiempo, se mudó con las garotas al edificio de la calle Don Bosco 4109 donde encontraría su final.

La madrugada del martes 15 de julio, un niño que salía para la escuela a las 7.10 de la mañana encontró su cadáver con once heridas de arma blanca. La madre del niño –dijo al declarar ante la policía- escuchó un grito una hora antes, cerca de las seis. Ese mediodía, la fiscal y el juez se reunieron con los familiares de la chica que llegaron desde Chile, y con el cónsul chileno en Buenos Aires, Raúl Andrés Sanhueza Carvajal.

Una de sus amigas brasileras que convivía con ella, declaró en la fiscalía que se fue más temprano del boliche y que Nicole se quedó en el lugar con una amiga mexicana. Luego se habría puesto a hablar con el joven desconocido.

Aún no se sabe si era el turco que la policía apresó hoy. Ésa –la del vínculo afectivo- era la hipótesis que siempre manejaron los investigadores. Que alguien la había esperado a Nicole cerca del palier del edificio y la abordó cuando llegó del boliche. Las versiones diferían en el lugar del ataque: algunas decían que la había herido en la vereda, otras que había alcanzado a entrar al lobby de la planta baja. Sí se sabía que se había defendido de su atacante, porque la autopsia de su cadáver había dado un dato valioso: la primera cuchillada había sido en su antebrazo, un lugar común para quienes quieren protegerse de un ataque cuerpo a cuerpo.

Durante un tiempo, la investigación desapareció de las páginas de diarios y agencias de noticias, pero siguió acumulando pistas y evidencias en los despachos de Yacobucci y Zelaya. El desenlace llegó esta madrugada. Ahora sólo resta esperar si el asesinato tiene un culpable.