El 7 de febrero pasado, el adolescente falleció producto de un disparo en la nuca que realizó el oficial Sebastián Ezequiel Torres con su arma reglamentaria. Según confirmó Infojus Noticias, será citado a declarar el 21 de octubre como imputado por el delito de “homicidio agravado por haber sido cometido por un funcionario público”.
Hace exactamente una semana, los pibes y pibas de la escuela Isauro Arancibia se concentraron frente a Tribunales para pedirle a la jueza Silvia Ramond que llamara a declaración indagatoria al agente de la Policía Metropolitana acusado de matar, por la espalda, a Roberto Autero, de 16 años. Sus voces se hicieron escuchar: según confirmaron a Infojus Noticias desde la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) y desde la Defensoría General de la Nación –que representa al padre de Autero como querellante–, el viernes pasado la jueza citó a Sebastián Ezequiel Torres para que el 21 de octubre declare como imputado por “homicidio agravado por haber sido cometido por un funcionario público”.
El crimen de Autero fue perpetrado el 7 de febrero a la madrugada, en la esquina de las calles Rosario y Viel, pleno Parque Rivadavia. El adolescente estaba con un amigo, también menor de edad, cuando se cruzaron con Torres, que viajaba en su auto. Según la acusación de la Procuvin, el chico golpeó con una pistola de juguete la ventanilla del auto de Torres, funcionario de la Dirección de Vigilancia y Prevención de la Policía Metropolitana. Testigos del hecho declararon que Torres se bajó del auto y Autero, asustado, salió corriendo.
Los peritajes revelaron que el chico no llegó a correr más de 50 metros. Una bala disparada por el agente de la Metropolitana con su arma reglamentaria le entró por la nuca y le salió por la frente. Su muerte fue inmediata.
El hermano de Roberto le contó a Infojus Noticias que, esa noche, el chico “se fue a la casa de un amigo a comer, a jugar a la play; después, iban a salir a patear”. Fue lo último que supo de él hasta que la Policía le tocó la puerta de su casa, en Lugano, para avisarle que su hermano –el menor de los cuatro Autero– había muerto.
En un principio, la causa tramitó en el fuero de menores, en el Juzgado 7, y se caratuló como “Robo con arma en tentativa”: la imputación recaía sobre el chico que iba con Autero aquella noche y sobre él que, fallecido, dejaba de ser un blanco para la Justicia. El proceso avanzó y el chico fue absuelto.
El resultado de la autopsia demostró que a Roberto Autero lo mataron por la espalda. Y desmoronó los intentos de explicaciones de Torres, quien aseguraba que disparó porque el adolescente lo apuntaba de frente. Con ese resultado, el juez Enrique Velázquez pidió a la Cámara Nacional de Apelaciones que decidiera quién investigaría el supuesto homicidio de Autero: la decisión fue que continuara en el Juzgado de Menores.
Poco después, la causa cayó en manos del Juzgado de Instrucción N° 37, a cargo de Ramond. En este caso, el imputado fue Torres. La Defensoría, como parte querellante, pidió que fuera citado a indagatoria en tres oportunidades. La última tuvo lugar el 17 de septiembre pasado. A estos pedidos, se sumaron los del fiscal Fernando Fiszer con el respaldo de la Procuvin. En uno de los pedidos, los representantes del Ministerio Público resaltaron: “Resulta contrario al sentido común suponer que la víctima, con pleno conocimiento de que la réplica que tenía era un juguete, pudiera llegar a apuntarle a una persona con uniforme de una fuerza de seguridad que, como también es conocido, habitualmente se encuentran armados, incluso cuando se encuentran fuera de servicio”.
Además, Fiszer y Miguel Ángel Palazzani, titular de la Procuvin, agregaron: “En base a estos elementos, entendemos que se encuentra acreditado el grado de sospecha requerido por el ritual a los fines de que el imputado sea convocado a prestar declaración indagatoria, ya que la prueba reunida indica que Torres disparó contra el adolescente Roberto Autero cuando éste corría de espaldas, se encontraba absolutamente indefenso y no mediaba ningún tipo de agresión que pudiera eventualmente justificar la conducta que se imputa”.
Según explicó Palazzani a Infojus Noticias, las dilaciones en el juzgado para citar a indagatoria al policía tuvieron que ver con un pedido de nuevos peritajes para que se determinara cómo había sido la mecánica del hecho. La idea de la jueza es volver sobre la distancia de disparo, trayectoria de la bala y otros elementos objetivos al momento del hecho. Sin embargo, la Procuvin entendió que existen elementos suficientes en la instrucción para el llamado a indagatoria y que, en todo caso, esos peritajes se realizaran luego de que Torres declarase como imputado. Mientras tanto, el agente sigue en libertad y vinculado a la Policía Metropolitana, con pedido de carpeta psiquiátrica. El 21 deberá presentarse declarar y, entonces se verá cómo sigue su situación procesal.
JC/LL