La trata de personas y la violencia de género no son temas atractivos para el teatro actual. La obra “En el fondo”, que está en la cartelera del circuito independiente, centra la acción en Flora y Pedro, dos jóvenes que pasaron la mayor parte de su corta vida atrapados en un entorno de abuso y prostitución.
¿Por qué la ausencia de obras teatrales que aborden el tema de la trata de personas y la violencia de género en la dramaturgia argentina? Tal vez la respuesta que nadie sabe dar surja del miedo por el rechazo del público ante la dureza del tema, la ausencia de productores interesados, o solamente en que a nadie se le ocurrió que un conflicto así podría ser un buen disparador. A diferencia de esta carencia en la cartelera teatral, el cine ofreció en los últimos años films como “La mosca en la ceniza” (Gabriela David, 2009), “Nina” (Sofía Vaccaro, 2009),“María” (Mónica Lairana, 2012), “Bajo el cielo azul” (Martín Salinas, 2012), “La Guayaba” (Maximiliano González, 2013), “Fantasmas de la ruta” (José Celestino Campusano, 2013) o la aún inédita nueva película de Ulises de la Orden. Pese a las grandes campañas públicas, las repercusiones mediáticas de algunos casos y la tarea que lleva adelante Susana Trimarco, apenas un puñado de autores ha logrado instalar en la escena teatral una problemática que afecta a millones de víctimas en todo el mundo.
La incursión teatral en el tema de la trata de personas y la violencia de género solo ha dado unos pocos títulos como “La Varsovia” (también estrenada con el título “El desván”), de Patricia Suárez, o MIKA, sobre el caso de Marita Verón, de Jimena Duca. Y si bien la oferta es casi nula en un circuito con cerca de 300 obras mensuales, hoy son al menos algunos los dramaturgos que se interesan por el tema, con obras que permanecen en cartel con considerable éxito de público dentro del llamado off porteño.
Pero sí una obra se destaca por la forma de cómo abordar el tema es “En el fondo”, que regresó a los escenarios después de una exitosa primera temporada y ahora se presenta todos los domingos a las 21.00 hs en Timbre 4 (Boedo 640-CABA).
Con dramaturgia y dirección de Pilar Ruíz, “En el fondo” centra la acción en Flora y Pedro, dos jóvenes que pasaron la mayor parte de su corta vida atrapados en un entorno de abuso y prostitución. Pedro y Flora crecieron juntos. Ella fue captada por una red de trata y él, que nació en ese ambiente, es quien se encargó de su cuidado y “protección”. Ellos solo se tienen el uno al otro y en cierto modo se aman. Aunque ese amor esté teñido de una violencia y manipulación permanente.
Flora cometió un error y Pedro deberá cumplir una orden de la que ya no hay retorno. Es a partir de esa situación -que pondrá a Pedro entre la espada y la pared- que ambos personajes son llevados hasta los límites, tanto en lo físico como en lo psicológico. Una construcción interpretativa producto de las notables actuaciones de Verónica Cognioul Hanicq y Fabricio Mercado, quienes logran generar un vínculo de amor-odio que se expande por el aire para crear un estado de tensión que traspasa el escenario y coloca al espectador en un punto de inflexión sin retorno frente a lo que está viendo.
“Teníamos que construir un vínculo personal entre nosotros para poder entender que les pasaba a los personajes. Dos personas que se conocen desde chicos, que estuvieron juntas toda la vida, que tienen sus miedos y sus códigos a pesar de lo que les toca vivir”, dice Cognioul Hanicq en diálogo con Infojus Noticias.
Mercado sostiene que para él fue muy difícil hacer el personaje de Pedro sin juzgarlo. “El tipo es un cretino pero yo tenía que ponerme en la cabeza que todo lo que hace es normal. Al principio yo no podía dejar de juzgarlo por la forma en que actuaba, hasta que comprendí que hacía lo que hacía porque era lo que le habían inculcado desde que nació. Su normalidad era eso. De la misma manera que para Flora es que Pedro la trate violentamente”.
Cuando uno se enfrenta al tema de la trata de personas hay situaciones difíciles de entender. Una de ellas es la falta de reacción de las victimas ante ciertos estímulos que pueden devolverlos a la libertad. A los actores les pasaba algo similar con esas contradicciones carentes de lógica. “Estuvimos leyendo mucho sobre el tema y vimos muchas películas, pero nunca hablamos con nadie que haya pasado por esto. También vimos muchos discursos de Susana Trimarco y seguíamos casos de trata en la tele para poder entender situaciones que para nosotros eran raras”, cuentan ambos a Infojus Noticias. “Por ejemplo en la obra hay una situación en la que Flora no sale afuera porque dice que el piso le quema, y esa situación no podíamos entender por qué sucedía. De repente vimos una película brasileña sobre unas nenas que las tenían prisioneras en un lugar abierto pero les habían inculcado de que afuera había unos bichos que las iban a picar. Entonces no querían salir por ese miedo. Hay una especie de lavado de cerebro que hace que actúen así”.
Mercado recuerda que cuando vio la película argentina “La mosca en la ceniza” había una escena en la que un tipo dejaba un celular y las chicas no lo agarraban. “Acá el personaje de Pedro deja el arma y ella nunca la agarra. Hay códigos entre ambos donde estás midiendo todo el tiempo hasta donde podés ir”, agrega.
“En el fondo” le escapa a los clisés y lugares comunes a los que habitualmente se relacionan las problemáticas sociales para contar una historia de amor que nace a partir del llamado “Síndrome de Estocolmo”. Tema similar sucedía en Garage Olimpo (1999), de Marco Bechis, donde una desaparecida por la dictadura militar y su torturador terminaban enamorados.
Uno de los grandes logros que tiene “En el fondo” es el de no juzgar a sus personajes ni victimizarlos sino entender por qué actúan de esa manera. Sin explicaciones innecesarias ni subrayados, Pilar Ruíz ofrece un texto capaz de poetizar el horror sin por eso convertir en bello lo trágico.
“Una vez nos preguntaron por qué hacíamos este tipo de obras. Y la respuesta fue porqué es la realidad. Todos sabemos que existe el tema pero lo que pasa es que por ahí no lo queremos ver. Parte del teatro es generar conciencia sobre un montón de cosas. Pilar (Ruíz) lo que hace es mandar un mensaje de forma poética porque en realidad lo que está haciendo es no hablar de prostitución, ni de trata, ni de nada. Te está contando una historia muy particular. Donde uno está viendo lo que está pasando. Es uno el que se va pensando en eso. En el fondo es una historia de amor, muy particular sí, pero es eso. Son seres humanos muy específicos y eso hace que uno se enganche. No es una mina en tanga, no es un chabón malo con un arma. Son personajes formados tanto en la dramaturgia como en la composición. Al hacerlo tan humanos es donde uno se engancha”, agrega Mercado para finalizar.
El tema está instalado pero ¿lo queremos ver? Y por ahí esa es la la respuesta a nuestra pregunta inicial, aunque contradictoria si tenemos en cuenta el éxito que viene teniendo “En el fondo”, aunque certera si vemos que sólo son unas pocas obras las que indagan sobre el tema de la trata de personas y la violencia de género.