La Justicia investiga las causas de muerte del represor Oscar Rubén Lanzón. Una de sus víctimas, Víctor Basterra lo recuerda como el hombre que “hizo desaparecer a sus compañeros de cautiverio”. Si bien todo indica que el deceso fue una asfixia accidental, aún no hay confirmación oficial.
La Fiscalía 32 de la Justicia Nacional investiga la muerte del represor Oscar Rubén Lanzón que apareció sin vida en el departamento donde cumplía prisión domiciliaria. Las primeras informaciones indican que la causa del fallecimiento más probable es un cuadro de asfixia provocada por el humo de un incendio. Desde la Fiscalía explicaron a Infojus Noticias que aún no están los peritajes oficiales que permitirán concluir fehacientemente cuál fue la causa de muerte del hombre que atormentó a cientos de detenidos desaparecidos en las mazmorras de la Escuela de Mecánica de la Armada. La Fiscalía a cargo de Ana Yacobucci está a la espera de que Bomberos presente el informe sobre el origen del humo que le causó la asfixia.
Lanzón murió sin haber tenido una condena. Faltó poco para eso. La causa por delitos de lesa humanidad contra 170 personas -parte de la mega causa ESMA- está en su etapa de alegatos. El Tribunal Oral Federal 5 lo estaba juzgando y recibió la notificación del fallecimiento por parte del hijo. Sin embargo, aún no se ha presentado en mesa de entrada la partida de defunción del imputado.
Según publicó el diario Página 12 después de la ESMA, Lanzón fue enviado a la Escuela de Guerra Naval en España, destino de cobertura para tareas de inteligencia. Con la llegada de la democracia, nadie supo de él, hasta que en 2003 una investigación periodística lo descubrió escondido en México.
El ex marino también es uno de los imputados en la causa por la apropiación de la hija de los desaparecidos Beatriz María Dameri y Orlando Antonio Ruíz. Junto a él están acusados Juan Antonio Azic, Carlos Octavio Capdevilla, Jorge Manuel Smith y Edgardo Otero. “Él estuvo presente en ese parto”, recordó Basterra.
Lanzón inició su carrera en la Armada en 1966 con el grado de guardiamarina y llegó a ser el segundo comandante de la Fragata Libertad. Por testimonios de sobrevivientes se lo acusaba de ser el responsable de centenares de desapariciones entre las que están las de Elsa Barreiro de Villaflor, Josefina Villaflor, José Hassan, Fernando Brodsky, Enrique Ernesto Ardetti, Juan Carlos Anzorena.
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