Fuentes del Ministerio de Seguridad provincial confirmaron que “las demoras fueron preventivas, como cualquier partido, por averiguación de antecedentes, pero no fueron por ningún delito”.
En las inmediaciones del estadio Libertadores de América, en la antesala del partido que jugó Independiente de Avellaneda con Instituto de Córdoba , la policía llevó a la comisaría a una quincena de hinchas del Rojo, aparentemente por averiguación de antecedentes. “Le puedo confirmar que hay de quince a dieciocho demorados en este momento”, informaron a Infojus Noticias desde la comisaría Primera de Avellaneda, que tiene jurisdicción sobre las estribaciones del estadio y termina por intervenir cuando hay fricciones con aquel telón de fondo.
Sin embargo, la fuente policial no confirmó las identidades de los “demorados”, no informó del cargo que se les atribuye, y dijo creer que no se les estaba tomando declaración. Fuentes del Ministerio de Seguridad provincial confirmaron las “demoras” –técnicamente no hay detenciones porque no hay sospecha de ningún delito-: “fueron preventivas, como cualquier partido, por averiguación de antecedentes, pero no fueron por ningún delito”, dijeron. “Hasta que el jefe de la Departamental no baje, después del partido, no se puede decir si son de la barra o no”, completó la fuente.
Una parte de la hinchada de Independiente llegó en tren, como de costumbre. Dos vagones copados por los bravos y un cordón de la federal entre medio. En la cancha, el clima no era demasiado diferente al habitual. Tal vez algo más de policías apostados en los puntos neurálgicos: un cordón en los accesos, en el supermercado Carrefour, en los Monoblocks cercanos.
El resto de la tarde transcurrió con serenidad. En los sectores de molinetes, incluso, agentes de seguridad del club y uniformados no se dieron por enterado de las demoras. “La verdad no tengo idea”, dijo un hombre que picaba las entradas ante la consulta de Infojus Noticias. Un uniformado se comunicó con un camarada, en otro punto del estadio para preguntarle. Tampoco. Los más de quince detenidos pasaron sin pena ni gloria.
La interna que se vive hace dos años en la hinchada de Independiente entre Pablo “Bebote” Álvarez y “Loquillo” Rodríguez –su antiguo lugarteniente y líder actual de la facción “oficial” de la barra-, ya es de público conocimiento. Los chispazos empezaron en Facebook y Twitter, donde hubo acusaciones de traición y promesas de tomar la hinchada norte (donde históricamente se ubicó la barra brava del Rojo y donde están los trapos más antiguos) por la fuerza.
La semana pasada, tres hombres –uno caracterizado como un empleado de correo postal- entraron a la casa del secretario administrativo del club, Claudio Ciancio, y le dieron un culatazo en la cabeza. El dirigente había recibido llamados intimidatorios y un mensaje del propio Bebote, que en medio de la calle, le había dicho que sus compañeros se la querían “dar”, y que ya no podía pararlos. “Estaba entre la barra y la cana, controlando que los policía no fueran a cobrarle diez veces en los operativos de seguridad. Un lugar álgido”, dijo una fuente muy cercana al dirigente. “Yo creo que este tipo de detenciones las hacen para justificar los operativos cargados que les exigen”, concluyó.
Sin embargo, es un misterio aún la identidad de quienes están demorados ahora en la seccional de Avellaneda. “No me llamaron, asique supongo que no debe ser su gente”, dijo a Infojus Noticias Rodrigo González, el abogado que suele defender a Loquillo de sus entuertos con la ley. “Debe ser gente de Álvarez”, agregó. Débora Hambo, abogada de Bebote, también negó que los detenidos pertenecieran a su entorno. “Me acabo de comunicar con él, a raíz de sus inquietudes, y me confirmó que él y su gente están bien”, repuso. Bebote no entró a la cancha, ya que pesa sobre sus espaldas el derecho de admisión, pero sus seguidores pudieron entrar sin problemas, según la letrada.