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Infojus Noticias

31-8-2014|12:30|Nieta 115 Nacionales
Entrevista exclusiva

Después de 37 años, las tías esperan el encuentro con Ana Libertad

En esta charla íntima, Estela y Soledad de la Cuadra, y Adriana Baratti -tías de Ana Libertad- repasan los 37 años sin su sobrina y cuentan cómo viven desde que recibieron la noticia. Cuando la abracen le entregarán, entre otras cosas, el pañuelo con el que la buscó su abuela Licha, una de las fundadoras de Abuelas.

  • Leo Vaca
Por: Milva Benitez y Laureano Barrera

En la casa de Estela de la Cuadra -una de las tías de Ana Libertad, la nieta 115- hay fotos. Son muchas, y están por todas partes: en los dormitorios, el comedor, la biblioteca. Son en color, en blanco y negro, en sepia. La mayoría son retratos de la familia: algunas antiguas, de marco dorado, en las que las mujeres Zubasnabar / De la Cuadra posan con el pelo recogido y el gesto solemne. Desde que la ausencia signó la vida familiar, las fotografías cobraron otro valor. En el viejo departamento de “Licha”, hubo una galería dispuesta en un pasillo angosto sin muebles: sólo imágenes en dos paredes.

Los documentalistas europeos y canadienses que llegaban hasta ahí a entrevistar a una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, se maravillaban con esa composición que se remontaba a los ancestros llegados de Irlanda. Por el ángulo estrecho, nunca pudieron encuadrarlo en su totalidad. Durante 37 años, entre esas fotos faltó la de Ana Libertad. Ahora sus tres tías se ilusionan esperando el momento de sumarla al álbum.

“Licha hizo que las fotos tuvieran ese valor. Tenía un departamento decorado muy lindo, muy personal”, dice Soledad, una de las hijas de Alicia “Licha” Zubasnabar de la Cuadra. Estela y Soledad de la Cuadra, y Adriana Baratti son las tías de Ana Libertad. Juntas repasaron con Infojus Noticias 37 años de búsqueda y contaron la emoción de un encuentro muy esperado: el que les va a permitir abrazar por primera vez a su sobrina, la hija de Elena (la menor de las hermanas de la Cuadra) y de Héctor Carlos Baratti, desaparecidos desde febrero de 1977.

 

-Conociéndola a Licha (fallecida a los 93 años, en 2008), ¿imaginaron cuál hubiera sido su reacción al saber que había encontrado a la nieta que buscó tanto?

-Soledad: Felicidad. Licha era muy sensible, pero muy fuerte.

-Estela: ¡Y para papá (Roberto de la Cuadra) que nació en 1910, también! Para él la cuestión de Elena fue muy ofensiva, que le hicieran eso a una mujer embarazada, ¡no le cabía en la cabeza!

-Soledad: La última vez que hablé por teléfono con él, una semana antes de morir, me dijo: “en este país, lo grande son las mujeres. Porque la actitud de los milicos hacia ellas, da vergüenza”.

Adriana las escucha en silencio. La hermana menor de Héctor, conoció a Licha en 1977, después del secuestro de los padres de Ana Libertad. “Es más: la última vez que los vi a los chicos yo tenía quince años, y no quedó ni una foto”, se lamenta. La vida cotidiana de la familia De la Cuadra ya estaba condicionada por la clandestinidad, aunque a Adriana intentaran protegerla.

-No podíamos sacar fotos- explica Estela-, militábamos en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) y ya estábamos clandestinos.

Adriana se sorprende. Parece enterarse en este momento cuál fue la verdadera razón.

-A mí me dijeron que no había salido. La versión oficial fue que habían tocado algo en la cámara y se perdieron. Encima, las había sacado mi otro hermano con la cámara de un amigo contra mi voluntad, porque yo quería llamar al fotógrafo que iba a todos los cumpleaños, y pagármelo con la plata que me regalaban mis tíos-sonríe. Después agrega:

-Cuando me enteré que las fotos no habían salido, los chicos ya no estaban.

Las hermanas de la Cuadra, también volvieron sobre los últimos días compartidos. “Unos días antes nos habíamos juntado todos por última vez en la casa de la cuñada de Soledad, en Buenos Aires, clandestinos. Fue el 6 o el 8 de enero de 1977. Ya estaba desaparecido Roberto José (el cuarto de los hermanos de la Cuadra). Ese día Elenita y Héctor hablaron del nombre para el bebé que esperaban. Recuerdo que dijeron: 'si es varón se va a llamar Esteban por el papá de Héctor, y si es mujer se va a llamar Ana por Ana María Villarreal de Santucho, asesinada en la Masacre de Trelew'. Por eso, cuando empezaron a aparecer los mensajes de que había nacido Ana, teníamos un indicio de que era cierto. Y después, cuando ya se pudo hablar más libremente, supimos que también le habían puesto Libertad: porque era el bien más preciado”.

Los padres de Ana Libertad estuvieron secuestrados en la Comisaría Quinta de La Plata, donde Elena dio a luz. Antes de que la llevaran al centro clandestino de detención Pozo de Quilmes, Elena llegó a mandar un mensaje a su familia. “Y fueron muchos los mandó Héctor a través de otras personas que estuvieron en cautiverio con él”, contaron, de a poco, Estela, Adriana y Soledad. Cada tanto las interrumpía el teléfono. Adriana era la encargada de atenderlo. “Es un periodista extranjero, volverá a llamar más tarde”.

-¿Cuántas veces por día está sonando el teléfono?

-No para- dice Estela. Y retoma la historia de cuando Héctor conoció a Elena: “Tuvimos una caída de compañeros de mi organización y le pregunté a Soledad, que acababa de llegar de un año dando vueltas en Inglaterra, si podía guardar en su casa a un compañero mío, el 'Bara' –no sabía que era Héctor Carlos Baratti, que vivía en Ensenada-, un comapañero valioso con quien había compartido volanteadas y experiencias militantes en el Frente Antimperialista por el Socialismo (FAS). Y ella me dice que sí, que venga”.

-Uno de los primeros días, Barattí llega, abre con la llave que tenía y se encuentra con Elena-, dice Soledad. Se miraron así, y fue un flechazo. Y después empiezan a hablar, y ya. Era obvio.

-¿Ella te contó que le gustaba?

-Soledad: Elena cantaba los Olimareños, le gustaba cantar, era muy alegre, pero era muy reservada. Un día vinieron y me dijeron: estamos enamorados.

-¿Dónde militaba Elena?

-Estela: En el Frente Estudiantil. Tenía su propia práctica. Y se reunían en casa de Licha. Mamá les compró una bombilla

-Adriana, vos eras más chica. ¿La conociste a Elena?

Sí, venían casi todos los fines de semana.

El día feliz está llegando

-¿Cómo recibieron la noticia?

-Estela: Al mediodía de ese viernes nos llaman por teléfono desde Tribunales. Estábamos cada una en su casa, sin ninguna expectativa de que pudiera aparecer, de que había un caso que era posible por las fechas, nada.

-Soledad: En realidad yo pensé: apareció el cuerpo de Elena, apareció el cuerpo de Roberto José, o apareció Ana.

-Estela: Era posible, por eso cuando me llamaron yo pregunté: ¿es Ana o es un cadáver? Ya a esta altura no ando con muchas vueltas.

-¿Y vieron fotos, les mostraron una foto de Ana?

-Estela: No, simplemente eso. Como era muy reciente la experiencia con Ignacio Guido Montoya nosotros dijimos: ‘no, aquí se corta’. Primero, porque hay causa penal en curso. Y además, son temas íntimos.

-Ustedes, cuando la buscaban en dictadura, tuvieron la certeza de que había nacido. El coronel Rospide les mandó a decir que la iba a criar una buena familia…

Estela: Con una ‘buena familia’ ellos querían decir una familia católica, a la que no se le cruzara ni una idea progresista. Que un pibe, caminando en patas en la calle, no los conmoviera ni un pelo. Esto es una visión de la dictadura.

-Aquellos indicios se confirmaron…

-Por ahora no se puede hablar. Cuando Ana Libertad venga, se encontrará con ustedes, si ella quiere.

-¿Va a venir pronto?

Se ríen, las tres. Y casi a coro Soledad, Estela y Adriana remantan: “Somos una familia feliz, y punto”. Soledad, retoma para dar una explicación: “Ana tiene 37 años. Piensa por sí misma. Ella va a determinar el momento, por ahora quiere que quede bien reservado. Es una persona grande, toma sus propias decisiones”. “La escuchás y es de la familia”

-¿Tiene personalidad Baratti o De la Cuadra?

-Estela: Zubasnabar, dice taxativa. Y se ríen otra vez.

-Soledad: La genética tiene una memoria increíble. Porque la escuchás, y es de la familia.

-¿Hicieron un pacto de familia?

-Estela: Sabés qué… otra que los Corleone.

-Soledad: Mi madre, Licha, y Elena eran muy reservadas. Mi papá más. Y nosotros también somos un poco así. ¡Y Ana Libertad también!

-Cuando se encuentren, ¿qué les gustaría mostrarle?

-Adriana: Lo que pasa es que uno viene juntando cosas desde hace 37 años. Yo tengo una caja con cosas del padre: los cuadernos del colegio, una camisa, cosas de Héctor guardadas para ella. Unos escarpines que le tejió mi mamá cuando se enteró que había nacido.

-¿Y ustedes los De la Cuadra, que están preparando?

-Estela: Todo lo que haya. Fue tan sorpresivo que tengo un desparramo: un poco en este placard, otro poco en el otro.

-Soledad: Tenemos cosas que eran de la madre, Elena. Los platos y las tacitas que pintaba Licha y las fotos de su lucha: las marchas, las entrevistas. Eso ahora también es parte de su historia: las abuelas y los nietos restituidos son ahora parte de ella.

-Estela: Ahí, en la valija está el último pañuelo de Licha, con el pin de Abuelas. La última vez, cuando velamos a Licha, alguien preguntó que íbamos a hacer con eso, y Adriana intervino rápido y dijo que lo guardáramos para Ana.

-Adriana: Sí, es el símbolo de la búsqueda de ella.

-¿Cuántos tíos, primos y sobrinos esperan a Ana Libertad?

-Las cuentas las hacen entre las tres: nueve primos hermanos (siete de la Cuadra y dos Baratti) con hijos. “De los tíos, nosotras tres y un tío, Luis de la Cuadra. Y un montón más, primos segundos con los que tenemos una relación muy estrecha y, también en Corrientes, donde nacimos todos los hermanos De la Cuadra. Y las amigas de Elena, y todos los nietos, las Abuelas y las Madres que se alegraron cuando conocieron la noticia. Es una familia, grande, muy grande”.

-Soledad: Y Leonardo Fosatti, el nieto que también fue panza en la comisaría Quinta de La Plata, donde nació y que cuando conocimos la noticia, se acercó y me dijo: ‘para mí, Ana es como mi hermana’.

-¿Qué cambió con la llegada de Ana Libertad?

-Estela: Esa tarde me llamó Eduardo Tolosa (el tío de los mellizos Reggiardo Tolosa) y me dijo: “siempre creyeron que este sufrimiento atroz lo íbamos a llevar para siempre. Ahora con la aparición de ellos se corta, hasta aquí llegó. Lo cortamos, logramos cortarlo”.

-Adriana: Yo tengo una postal que me regaló Licha. Es un contorno de la República Argentina, con una foto de Elena, otra de Héctor y un cuadradito en blanco que dice Ana y “¿dónde están?”. Ahora vamos a completar esa silueta.
 

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