El hecho ocurrió el sábado y fue detectado y denunciado por las autoridades del casino "Trillenium" de Tigre. La estafa consistía en colocar la bola a dedo y engañar al sensor de la máquina que debe contar las veces que la pelota gira en la ruleta antes de caer. Así, hizo ganar a una pareja, que también terminó apresada. Una estafa de más de 40 mil pesos.
Un crupier del casino de la localidad bonaerense de Tigre fue detenido tras ser acusado de haber cometido un fraude con una ruleta electrónica para hacer ganar a una pareja que también terminó apresada por la presunta maniobra en la que habían conseguido ganar más de 40.000 pesos.
Fuentes judiciales y policiales informaron hoy que el hecho ocurrió el sábado y fue detectado y denunciado por las autoridades del casino "Trillenium" de Tigre. Según lo que advirtieron los encargados de seguridad del casino, el crupier hizo ganar a la pareja en las primeras jugadas del turno mañana, cuando no había otros jugadores que detectaran la artimaña.
Fuentes de la investigación indicaron que el ardid consistía en colocar la bola a dedo y engañar al sensor de la máquina que debe contar las veces que la pelota gira en la ruleta antes de caer.
"Este crupier hacía girar la ruleta, pero en vez de arrojar la bola, pasaba el dedo por el sensor para que parezca que la pelota giraba y luego colocaba a mano la bolilla en los números en los que sus cómplices habían colocado las fichas", explicó a la agencia Télam uno de los investigadores.
Al detectar la maniobra, el casino formuló la denuncia y los tres fueron detenidos por personal de la subcomisaría del Delta de Tigre, con jurisdicción en la casa de juegos.
En poder de la pareja que había jugado en la ruleta del crupier sospechoso, fueron secuestrados dos tickets con el crédito de lo que habían ganado: uno por 21.400 pesos y el otro por 20.380. El crupier detenido es Leandro Nespral, quien hacía poco había sido trasladado desde el casino de Mar del Plata, ciudad de donde es oriundo.
Los otros apresados fueron identificados como Daniel Alejandro Pereyra y Marina Beliz. Los tres quedaron aprehendidos a disposición del fiscal Mariano Magaz, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de Rincón de Milberg, quien los imputó por "defraudación", un delito excarcelable que se castiga con una pena de entre un mes y seis años de prisión.