Florencia Pennacchi tenía 25 años cuando se la vio por última vez al salir del departamento que compartía con su hermano Pedro en el barrio porteño de Palermo. Familiares y amigos realizarán actividades a diez años de su desaparición. Siguen reclamando que la justicia avance en la investigación y que se profundice la hipótesis de la trata de mujeres.
Familiares y amigas de Florencia Pennacchi realizarán actividades a diez años de su desaparición. Será desde el miércoles hasta el 16 de marzo, fecha en que la vieron por última vez, reclamando por el avance de la investigación judicial y concientizando contra la trata de mujeres. "A nivel judicial no se avanzó nada porque el fiscal Marcelo Retes, de la Fiscalía 23, investiga una desaparición, pero no en contexto de trata, a lo que se suma la mala investigación policial que se hizo al principio, donde se revictimizó a Florencia y su familia en muchos medios", dijo a Télam Silvina Bergmann, amiga de la joven desaparecida desde que tenían siete años.
Por eso, quienes la aman y siguen buscando, tomarán el espacio público para recordar que Florencia sigue faltando.El miércoles próximo a las 19 se inaugurará la muestra plástica "10 años sin Flor", la deuda interna' en el Museo de la Deuda Externa ubicado en Uriburu 763. En tanto el jueves, en el aula 212 de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, de avenida Córdoba 2122, donde la joven estudiaba, se realizará, a partir de las 18, una performance artística y se proyectará la película "La Mosca en la Ceniza" que muestra la explotación sexual de dos mujeres.
Las actividades seguirán el lunes 16, fecha en que en el año 2005 desapareció Florencia, con una intervención urbana al mediodía en la puerta del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC), donde ella trabajaba y un recital, a partir de las 20, frente al Palacio de Tribunales.
"A Florencia se la mató socialmente", aseveró su amiga, ya que para ella la falta de avance judicial "y la mala investigación" de Jorge Cipolla, por entonces jefe de la División Antisecuestros de la Policía Federal "impidieron e impiden que se la encuentre".
Cipolla tuvo a su cargo durante los primeros cuatro años la investigación hasta que fue desplazado de la fuerza cuando fue denunciado por el cobro de supuestas coimas a tratantes, por Nancy Miño Velázquez, auxiliar de segunda de la Policía Federal en la División de Trata de Personas, que trabajaba como agente encubierta en redes de explotación sexual de mujeres.
El policía era pareja de la entonces legisladora del PRO, María Eugenia Rodríguez Araya, que terminó su mandato en el año 2011, y que presentó varios proyectos relacionados con la prevención de la trata de personas.
Bergmann recordó que "en los primeros años de la desaparición de Flor, Cipolla hizo declaraciones a los medios diciendo que había un diario íntimo donde ella decía que se había ido al interior con su novio. Ese diario nunca existió".
En el año 2007, Bergmann habló con Susana Trimarco, mamá de la también desaparecida por redes de trata Marita Verón, quien le acercó el testimonio de dos chicas rescatadas de tratantes que "reconocieron a Florencia en dos prostíbulos de la provincia de Buenos Aires y en Córdoba".
Cuando debían presentarse a la justicia "una de ellas volvió a ser secuestrada y la otra fue intimidada". A partir de la desaparición de su amiga, ella se convirtió en militante de género: "Soy feminista. Me costó seguir con mi vida luego de la desaparición de Florencia, pero no me puedo desligar, por eso mi militancia", compartió.
Para ella, en estos 10 años "se avanzó muchísimo para visibilizar la trata, pero aún se sigue culpabilizando a la mujer desaparecida y a su familia. Eso hicieron muchos con mi amiga", afirmó.
Florencia Pennacchi tenía 25 años cuando se la vio por última vez al salir del departamento que compartía con su hermano Pedro en el barrio porteño de Palermo. Llegó desde Neuquén a estudiar Economía en Buenos Aires y trabajaba en el IVC.
El último contacto que se tuvo con ella fue el miércoles 16 de marzo de 2005: a las 11.55, una llamada a su hermano Pedro desde la calle para preguntarle si alguien la había llamado, y otra, pasadas las 13, al Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) para avisar que esa tarde no iría a trabajar porque se sentía mal. Nada más. De todas maneras, la preocupación llegó recién dos días después, cuando Pedro encontró en un rincón del departamento que ambos compartían en Palermo el bolso de ella con el documento, plata, tarjeta de crédito y fotocopias de la facultad.
En ese momento se cristalizó en ellos una nueva teoría: Florencia, que tenía 25 años, no había desaparecido por voluntad propia. "Nos lleva a eso que todo era absolutamente normal: tanto yo como los compañeros del trabajo y la facultad la veíamos bien. No tenía novio desde hacía tres meses. No estaba deprimida ni nada de esas cosas. Había un consumo, sí. Consumía cocaína fines de semana de por medio, tal vez dos fines de semana seguidos. Pero si ella estaba entrando en un tren de consumo autodestructivo, no se notaba", dijo Pedro.
A raíz de las investigaciones, el abogado de la familia presume que ese mediodía Florencia se encontró con su dealer en Palermo, en un boliche que se denominaba Confusión Bailable. "El tráfico de personas y el de droga están conectados. Es la conexión más esencial para esta historia de la red de tratas. Flopi se juntaba con gente que estaba en el asunto de drogas y desaparece sin dejar un rastro. ¿Y el cuerpo? Un cuerpo no desaparece porque sí. Se hizo búsqueda de NN, pero no apareció. No hay cuerpo, no se fue por voluntad propia. entonces alguien la secuestró. Y si hay alguien que «chupa» gente, que la traga la tierra, es gente de trata de blancas. Y por el lado del consumo. capaz vieron la fragilidad de ella", razonó Pedro, su hermano.
Este año, Florencia cumple 35 y sus familiares y amigas la siguen buscando.