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“Los militares, presos políticos, deberían estar en su casas”. "Estela de Carlotto  y sus seguidores están sintiendo miedo y eso es un hecho de optimismo”. No son frases extraídas de un discurso de un jefe militar, dicho durante la última dictadura. Se escuchó hoy en el homenaje al juez Jorge Vicente Quiroga, que se realizó en el Colegio de Abogados de la ciudad de Buenos Aires. Quiroga integró la Cámara Federal en lo Penal, que se conoció como “Camarón” o “cámara del terror”. Lo hizo desde 1971 y hasta que fue disuelta el 26 de mayo 1973, un día después de la asunción de Héctor Cámpora a la presidencia de la Nación. Esa cámara había sido creada por la dictadura de Alejandro Lanusse con el objetivo de juzgar especialmente actividades consideradas “subversivas”. Tenía competencia en todo el país y tuvo denuncias de torturas. Persiguió así a organizaciones guerrilleras, pero también a militantes políticos, sindicales y estudiantiles.

Con una fuerte lluvia como telón de fondo, en el hall del Colegio de Abogados, una treintena de hombres vestidos de traje y con pilotos, promedio de 50 años de edad, se juntaron a colocar la cuarta placa de la institución, que este año celebra el centenario. “Esto es un acto reparatorio, de una placa injustamente retirada”, dijo Máximo Fonrouge, presidente de la institución. Subrayó el editorial de hoy del diario La Nación, que describió el acto a Quiroga como un “merecido homenaje”. “La memoria de ciudadanos como el juez Quiroga debe obrar como un recordatorio de que no hay justicia sin ecuanimidad”, se lee en la tribuna de doctrina. Fonrouge agregó: “Nuestro acto no deber ser con motivo de revancha sino de justicia”.

Con la disolución del “Camarón”, en 1973, se cesanteó a los magistrados y funcionarios que la integraron. Pero en 1976 muchos de ellos volvieron a ocupar cargos. Quiroga tuvo a su cargo la causa de la fuga de 19 presos políticos del penal de Rawson, en 1972. Los interrogó y rechazó los hábeas corpus. El 22 de agosto de ese año fueron fusilados. Al año siguiente, Quiroga absolvió a los marinos implicados en la masacre de Trelew. En venganza, militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) lo mataron a Quiroga el 28 de abril de 1974. La muerte se la atribuyó la fracción del ERP-22 de Agosto.

En 1979, el entonces presidente de facto Jorge Rafael Videla homenajeó al ex juez con una placa recordatoria en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional porteña. Esa placa duró más de 30 años. En julio del año pasado, por disposición del camarista Gustavo Bruzzone, la placa se retiró. Diez meses después, el Colegio de Abogados de la ciudad de Buenos Aires prestó sus instalaciones para celebrar la figura del juez y colocar una réplica de la placa. El acto fue organizado por la agrupación Abogados por la Justicia y la Concordia.

Esta organización la integran unos 300 abogados. Han hecho visitas a cárceles para visitar represores y ofrecerles ayuda jurídica. Cuando comenzaron a juntarse, allá por 2009, aseguraron que los “presos políticos”, como definen a los represores, son “sometidos a procesos viciados, en condiciones vejatorias, algunos con años de encierro y sin condena”. Uno de los integrantes más “famosos” es Alberto Solanet. Es hermano de Manuel Solanet, que fue asesor de Adalbert Krieger Vasena durante el onganiato, estuvo con José Alfredo Martínez de Hoz en los primeros años de la dictadura y fue secretario de Hacienda de Roberto Alemann. Alberto también presidió la Corporación de Abogados Católicos.

Otros de los que habló hoy fue Edgardo Frola. Trabajó con Jaime Smart en la vocalía 7, antes de que Smart fuera ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura militar. En 2012, Smart fue condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad junto a Miguel Etchecolatz, ex director de Investigaciones de la policía bonaerense. Frola lamentó el destino de su amigo y dijo que “la justicia federal está destruida”.

“Los que mataron a Quiroga son los mismos que fogonean la política de odio y revancha que hoy afecta al Poder Judicial”, dijo. Sus ojos parecían trasnmitir odio. Frola también disparó contra la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Dijo que “ella y sus seguidores están sintiendo miedo y eso “para mí es un hecho de optimismo”.

Frola fue señalado por el canciller Héctor Timerman en la causa del secuestro de su padre Jacobo Timerman. Y el fallecido secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, pidió su detención por su participación en delitos de lesa humanidad mientras fue subsecretario de Asuntos Institucionales del gobernador bonaerense, Ibérico Saint Jean.

También habló el abogado Oscar Vigliani, que fue auxiliar de Quiroga en la década del ´60. Lo describió como un “hombre bondadoso” que “siempre tenía palabras altruistas”. También destacó su actitud con los procesados, de “saludarlos y darles la mano”. Vigliani también criticó la política de derechos humanos del kirchnerismo.  “La Corte Suprema destruyó la Constitución con los casos de lesa humanidad. El tratado internacional en el que se basan no estaba vigente en los ‘70, cuando se peleaba contra la subversión marxista- leninista”, señaló, en referencia a la gran cantidad de militares presos por haber cometido delitos de lesa humanidad.

“En 2003 se anularon las leyes de amnistía, en una actitud aberrante. Son presos políticos y deberían estar en sus casas. Muchos son abuelos, más allá de cualquier exceso que hayan cometido que nadie exalta. Este panorama de ideologías revanchistas es posible gracias a jueces corruptos”, dijo Vigliani. Lo escuchaba un público de hombres serios y canosos que, al parecer, añoran los días más oscuros de la Argentina.